Saben de sobra los aficionados que Antonio Nazaré torea con clase. En el primero, encastado, se luce el picador José Antonio Flor. Brinda a su banderillero Joselito Ballesteros. Logra derechazos de buen trazo. En el segundo natural, sufre una fea voltereta. Todavía le saca notables muletazos y mata bien. Sin triunfo, ha realizado una digna faena. En la enfermería, lo atienden de contusión costal y varetazo en
la región occipital. Consigue templar al excelente cuarto, arrastrando
la muleta por la arena y ligando. La proximidad del triunfo le hace
acelerarse. Por eso, se queda en una oreja, después de la estocada. Algunos piden la vuelta al ruedo para el toro, que nos ha dejado como su nombre, «turulatos».
Muy encastado
El segundo toro es muy encastado. Arturo Saldívar
no se aflige pero no lo domina. Y ya se sabe: «O mandas tú...» El toro
ha estado por encima. Recibe a portagayola al quinto, se libra por pelos
del percance. El toro, bien picado por Almodóvar, flaquea pero galopa. El diestro muestra voluntad y soltura pero dice muy poco. No ha conectado con el público.
En el tercero, otro buen toro, saluda Lipi en banderillas. Javier Jiménez
brinda al público y, sin una duda, lo embarca bien, liga los muletazos.
No es exquisito pero manda y emociona. Se presiente el triunfo pero dos
desarmes lo impiden. Nos ha dejado con la miel en los labios.
El sexto también es noble pero flaquea. Con soltura y facilidad, lo
mete en la muleta. La faena es desigual y falla al matar pero ha dejado
el buen recuerdo de un joven matador con posibilidades.
La bravura de los toros de Fuente Ymbro y la clase del toreo de Nazaré se han unido en una tarde de sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario