Hassan González
Ilusionados, entusiasmados, impacientes, entregados. Así vivieron los niños y niñas de La Puebla del Río su encuentro con Diego Ventura convocados para que éste les hiciera entrega de las 150 entradas que les ha regalado para que le acompañen este próximo domingo en su única comparecencia en la Feria de Abril de Sevilla. Todos ellos equipados con la camiseta que el propio rejoneador les ha regalado también con un lema que los pequeños hicieron irremisiblemente suyo:La Puebla con Ventura. Y es que justo fue el sentir de un acto que si algo puso de manifiesto es la implicación de esta localidad sevillana y de sus vecinos con quien es su torero y su ídolo.
Dos
citas preparó Diego. De vivencias diferentes la una de la otra, pero
con un nexo común: la pasión de los niños y niñas de La Puebla del Río
por el jinete. La primera de ellas fue en uno de esos lugares que hacen
grande al ser humano: la sede de la Asociación de Niños hacia el Futuro
(Anfe), de la que Ventura es padrino desde su fundación. Allí le
aguardaban emocionados los pequeños acogidos en esta entidad que tienen
en Diego a un protector y a un cómplice. Pero, sobre todo, a un amigo. Y
eso se nota en cómo se les enciende la mirada a uno y a otros: al
rejoneador y a los niños. Se conocen y se quieren. Se llaman por su
nombre y se esperan siempre. En Anfe tiene Ventura su casa. A esta
asociación entregó medio centenar de entradas para que quienes le dan
sentido (los niños, los padres y los cuidadores) también estén el
domingo en la Maestranza. Y ellos le devolvieron a Ventura su gesto con
un sencillo y emotivo vídeo cargado de gratitud y un mensaje final de
los que llenan a un hombre: “Nunca podremos devolverte lo que haces por nosotros… ¡Gracias, padrino!”. Y
un pellizco más. El de Paco, uno de los jóvenes acogidos en Anfe, que
ha pasado más de diez años sin articular palabra alguna y que se dirigió
a Ventura para decirle un claro “Mucha suerte, Diego. El domingo voy a verte”…
Llegó
luego la segunda cita de una tarde tan especial. En el Ayuntamiento de
La Puebla del Río, donde aguardaban al rejoneador más de cien niños y
niñas a partir de seis años prestos a recoger de su propia mano las
localidades que también les regala para que le acompañen en el
compromiso de Sevilla. Nerviosos, encendidos, apasionados… Y así
recibieron al ídolo cuando éste entró en el patio central del
consistorio. Se avalanzaron sobre él para hacerle suyo y darle un
abrumador e inmenso abrazo común que se prolongó durante muchos minutos.
No querían soltarle. Le estaban diciendo a Diego Ventura que es su
torero. Y se lo gritaron, incluso, coreando su nombre para sorpresa del
propio rejoneador, feliz con tal acogida. Fotos, firmas de camisetas,
besos, abrazos, deseos sinceros de suerte… El torero y el toreo en las
manos del pueblo. Como siempre fue. Como de verdad le da sentido. Y para
constatar algo que el propio Ventura se adelantó a advertir: “Y quién dice que los niños no tienen afición a los toros…”.
Sin duda que con gestos e iniciativas de promoción como la que otra vez
pone en marcha el jinete de La Puebla, ésta, la afición, tiene su
futuro seguro.
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