miércoles, 15 de abril de 2015

Oreja al buen oficio de Joselito Adame en la Feria de Abril

Comienza la serie ininterrumpida de festejos, que durará hasta el día 26. Los toros de Cayetano Muñoz resultan manejables pero justos de fuerzas y se apagan pronto. La lluvia cae solamente durante la lidia del primero. Para los tres espadas, ésta es su única corrida, en la Feria. El mexicano Joselito Adame, con buen oficio, corta el primer trofeo de este ciclo. Oliva Soto y Esaú Fernández (los dos, de Camas) muestran su voluntad. Oliva vive el detalle sentimental de la tarde: torea pocas horas después de haber enterrado a su abuelo, el picador Alfonsillo de Camas, con el que vivía. En su segundo toro, sufre dos contusiones de pronóstico leve.

El primer toro tiene muy poca fuerza; además, muy pronto se raja. Se luce en verónicas Oliva Soto y replica Joselito Adame por gaoneras. Lo empapa en la muleta, se le nota muy puesto, pero el toro se desentiende. Mata con decisión pero falla con el descabello. Una faena de oficio sin relieve. El cuarto, un bonito jabonero, es manejable. Lo llama de lejos, adelantando el engaño; al natural, le coge bien el ritmo. Suena la música por primera vez en la tarde. Faena de torero maduro, bien medida. Repite la estocada del primero, trazando mucho arco, hasta la mano: justa oreja.

Sin hacer melodramas, tiene mérito que Oliva Soto toree en esta situación. El público lo recibe con la lógica simpatía. En el segundo, dibuja verónicas con gracia. En la muleta, el toro vuelve rápido, con peligro. Además de su conocida estética, el diestro demuestra valor, no se amilana, pero tiene problemas a la hora de matar. En el quinto, saluda Alcalareño después de dos grandes pares. Dibuja Oliva naturales con clase; después de varios sustos, resulta volteado. Como otras veces, falla con los aceros.

El espigado Esaú Fernández recibe a portagayola a los dos. Brinda a El Cid el tercero, muy flojo. Se le ve puesto, poderoso, pero el toro flaquea demasiado. En el último, saluda Curro Robles. Esaú logra naturales, deslucidos por las caídas del toro.

Al final, el sol ilumina los arcos del coso: se ha cortado ya un trofeo y hemos visto cosas estimables. Queda abierta la esperanza.

FERIA DE ABRIL

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