Nuestro corresponsal en México, Hassan González, director del portal taurino "Capotes, Muletas y Rejones", a iniciado la publicación por capítulos del Libro "El Rejoneo: Origen, Evolución y normas de José Santos Alonso, todos los capítulos serán reproducidos por "Notiferias Toros en Venezuela y el Mundo". Hoy iniciamos la publicación para todos nuestros lectores
Por: Hassan González
EL AUTOR
José Santos- Alonso, nació
en la ciudad de México el año de 1934, sin embargo es del más puro
linaje Huasteco-Potosino, siempre ha sido hombre de a caballo,
incursionó en el rejoneo profesional en los años 1960 a 1962 y ahora se
dedica a criar y entrenar caballos de raza lusitana para rejoneo y es
maestro de equitación en la modalidad de adiestramiento.
-Fue
fundador y primer presidente de la Asociación de Charros “Marqués de
Guadalupe, A.C.” de Cd. Valles, S.L.P., en el año de 1954.
-Miembro de la “Asociación de Matadores de Toros, Novillos y similares”, sección rejoneadores, de 1960 a 1962.
-Presidente y miembro del equipo de salto del “Club Hípico de Valles”, Cd. Valles, S.L.P., de 1966 a 1969.
-Miembro civil del equipo ecuestre del 5° Regimiento de Caballería con sede en Cd. Valles, S.L.P., de 1967 a 1969.
-Miembro de la “Asociación Portuguesa de Racas Selectas”, desde 1977, hasta el cambio de razón social a, “A.P.S.L.” en 1990.
-Delegado en México de la “Associacao Portuguesa de Racas Selectas”, desde el año de 1987.
-Miembro
No.172 de la “Associacao Portuguesa de Criadores do Cavalo Puro Sangue
Lusitano”, (A.P.S.L.) desde su fundación, en el año 1991.
-Miembro de la “Asociación Mexicana de Criadores del Caballo Lusitano a.c.” desde 1977.
-Vicepresidente de la “Asociación Mexicana de Criadores del Caballo Lusitano a.c.” el año de 1999.
-Secretario
del comité ejecutivo y, secretario técnico del comité de registro de la
“Asociación Mexicana del Caballo Lusitano, a.c.” los años 2001 y 2002.
-Asesor del “Instituto Mexicano del Rejoneo, A.C.” el año 2002.
-Autor del libro, “Lo Válido y lo Inválido en el Rejoneo” 1ª. Y 2ª. Edición, 1990 y 1991 respectivamente.
-Autor
del folleto “Filosofía del Toreo a Caballo y otras Consideraciones”,
editado por los “Bibliófilos Taurinos de México, a.c.” en 1995.
Autor del “Instructivo para el Adiestramiento de Caballos de Rejoneo” año 2000.
-Titular de la cápsula taurina semanal del noticiero matutino del Canal 7 de T.V. Nacional Potosina, 2001 y 2002.
-Autor y director del video didáctico del rejoneo para el II Seminario para los medios de comunicación, organizado por el “INtituto Mexicano de Rejoneo, A.C.” en Octubre de 2003.
EL REJONEO: ORIGEN, EVOLUCIÓN Y NORMAS
Capítulo 1
Origen del toreo a caballo
“Es la fiesta de Toros escuela de guerreros y yunque donde se forjan los más valerosos caballeros”
Mucho
antes de que Portugal surgiera como nación, Estrabón, historiador
griego nacido en el año 58 a.C., se refería a Lusitania escribiendo de
esta manera: “Los pueblos del litoral de la península acostumbran
combatir a caballo a los toros, que en Iberia, tienen furia”.
Sin
embargo, el toreo medieval, que consistía en el alanceamiento de toros a
caballo, es por su continuidad hasta nuestros días, la verdadera raíz
del rejoneo, su práctica va del año 732 a 1492, cuando la caballería se
torna relevante en España y Portugal durante la guerra de reconquista y
fue concebida para el adiestramiento de la caballería la cual tenía un
rol preponderante en la sociedad feudal, para posteriormente convertirse
en práctica cortesana para el solaz esparcimiento de la aristocracia y
en espectáculo palaciego para conmemorar eventos cívicos y sociales, en
los cuales los aristócratas eran los únicos protagonistas y el pueblo
simple espectador.
En
1567, por la muerte de un sin número de caballeros cristianos, que el
papado consideraba defensores de la fe, El Papa Pío V prohibió los
alanceamientos, sin embargo esta proscripción fue prontamente abolida
por su sucesor, el Papa Gregorio XIII en el año de 1575, y después de
varios alegatos en pro y en contra entre el papado y la corona de
España, prevaleció el criterio de esta última y los alanceamientos
continuaron y no fue sino hasta el año de 1700 cuando en España
desapareció el rejoneo, por el arribo a la corona Ibérica de Felipe de
Anjou, nieto de Luis XIV, que recibió el trono de España por herencia de
Carlos II “El Hechizado” y que reinó bajo el nombre de Felipe V, este
soberano que pertenecía a la dinastía de los Borbones detestaba las
fiestas taurinas por se ajenas a sus costumbres, lo que motivó que la
aristocracia española se apartara de la práctica del toreo a caballo,
propiciando no obstante el toreo a pie, al que patrocinó la monarquía
por razones políticas y con el deliberado propósito de ganarse la buena
voluntad del pueblo español, que era y es muy amante de la tauromaquia.
La lida a pie era hasta entonces meramente complementaria de la lidia a
caballo en la cual los caballeros eran los únicos protagonistas de
importancia. Sin embargo la modalidad pedreste solía practicarse en
fiestas patronales de las regiones de Aragón, Navarra y posteriormente
en Andalucía.
Unos
de los mejor razonados estudios para cimentar esta tesis, es que el que
hace el erudito escritor Carlos Fernández Valdemoro, mejor conocido
como “Pepe Alameda” en un análisis muy bien sustentado sobre este
particular, en su libro “El Hilo del Toreo”, en el que establece lo
siguiente:
“Sin
en caballo no se hubiera producido el toreo; en el orden de lo
determinante, el caballo es primero, la necesidad creada por la guerra
de adiestrar y mantener a punto la caballería, dio nacimiento al toreo”.
Paradójicamente el arribo de FelipeV, de Anjou a la corona de España fue celebrada con corridas de toros que se celebraron en la Plaza Mayor de Madrid |
Esta
particularidad de los toros alentó a los caballeros a procurarlos y
conservarlos para su entrenamiento en los reducidos tiempos de paz, lo
que inició, de paso, la cría y selección del toro bravo.
Estos
ejercicios o simulacros de guerra originaron el perfeccionamiento de la
técnica ecuestre que sirvió a los caballeros para el éxito de las
batallas y desde luego les di la habilidad para matar toros bravos sin
arriesgar tanto su vida ni las de sus valiosas monturas, pues es sabido
que un jinete adiestrado a la alta escuela puede vencer a cinco jinetes o
más que carezcan de este adiestramiento, y no se diga de los que sepan
torear a caballo.
Habiendo
depurado la técnica ecuestre y teniendo a la mano suficientes toros
bravos, los caballeros de antaño, que prácticamente no hacían otra cosa
que la guerra, se aficionaron al alanceamiento de toros, práctica que
pulieron hasta modificar su carácter bélico, lo que consiguieron
trocando la lanza, arma castrense, por los rejones y banderillas,
instrumentos civiles, transformando de esta manera el alanceamiento
guerrero, en un espectáculo civil para su solaz esparcimiento.
La
metamorfosis que dio origen al rejoneo y posteriormente al toreo a
caballo, hubo de haberse originado a principios del siglo XVII. Y aunque
la fecha de transición entre al alanceamiento y el rejoneo, es decir el
momento del cambio entre el alanceamiento con fines de entrenamiento
castrense y el rejoneo por motivos esparcimiento y reconocimiento
cortesano no está definido con exactitud cronológica, se cuenta con
innumerables relatos de los acontecimientos reales y religiosos, además
de documentos gráficos en los que se describen los festejos taurinos que
se celebraron para tales conmemoraciones y que todavía en el último
tercio del siglo XVI consignaban la práctica del alanceo de toros por
caballeros alanceadores, como lo fue la crónica de las fiestas
organizadas por Felipe II de España en 1578, en honor del Rey Don
Sebastián de Portugal, monarca aficionadísimo a la tauromaquia, quien
ordenó levantar una plaza de toros, exclusivamente para participar en
estas fiestas, en las que se dio gusto alanceando toros.
Sin
embargo y en el siglo XVII se plasman en los grabados de la época y se
relatan en las crónicas cortesanas el uso del rejón en la práctica del
toreo a caballo durante las conmemoraciones reales y religiosas. Por lo
que se puede aventurar como fecha del cambio, los primeros años del
siglo XVII. Ejemplo de lo anterior son los grabados existentes de la
corrida de la plaza del mercado chico de Ávila, que se celebró con
motivo de la beatificación de Santa Teresa de Jesús, en el año de 1614,
en cuyo festejo los caballeros actuantes portan rejones y no lanzas.
Así como los grabados de las corridas de la Plaza Mayor de Madrid que
datan también del primer tercio del siglo XVII, cuando todavía reinaba
Felipe III, monarca que mandó construir dicha plaza en el año 1617 y en
cuya explanada, hecha para festejos reales, se celebraban las fiestas de
rejoneo que dieron lustre durante todo su reinado a la corte de Felipe
IV, quien ascendió al trono en 1621, como consecuencia de la muerte de
Felipe III.
Así
mismo da constancia del uso del rejón, la crónica de las corridas de
gala que organizó en Portugal En el año de 1619 el Rey Felipe III de
España, que duraron tres días y en la que torearon a caballo, entre
otros caballeros, los lusitanos Don Fernando Mascarehnas (Mascareñas) y
el Conde de Vila Verde, misma que se consigna en varios tratados de la
Época.
A
partir del año 1640, en virtud de la influencia de la dinastía lusitana
de Braganza, quienes fueron grandes aficionados al toreo a caballo, se
generalizó la práctica del rejoneo en Portugal, costumbre que se arraigó
en todo su territorio, sentando sus reales en ese país para prevalecer
hasta nuestros días.
El toreo medieval o alanceamiento de toros es por su continuidad hasta nuestros días, la verdadera raíz del rejoneo |
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