Paco Ureña y El Payo desperdician triunfos claros mientras César Jiménez pecha con los dos peores del buen encierro de Fuente Ymbro

MARCO A. HIERRO
Como el cocido de la abuela. Así fue la corrida de Fuente Ymbro en el segundo día de feria. Meses esperando degustar las viandas, noches de baba en la comisura de los labios mientras sueñas con la sopa, los garbanzos, el chorizo y el morcillo. Qué bueno está el cocido de la abuela... Cuando no se pone del revés la mesa del banquete y se nos indigestan hasta los rellenos por querer pegarnos el atracón.
Le repetirá el chorizo de la abuela esta noche a Paco Ureña, que se soñará mucho tiempo con la llegada galopona y brava de Agitador rebozándole el lomo blanco por el punto de la talega. Chorizo picante y sabroso, de perfecta estampa para la mejor mesa, y esa se servía hoy. Pero ya le había entrado por los ojos a los comensales el bravo toro en el tremendo puyazo con que lo saludó Pedro Iturralde, reduciendo la arrancada de raza con una vara en la yema que levantó a la plaza entera. Precioso tercio el de varas, con uno bravo de verdad... y otro muy bravo a caballo. Había entrado por el ojo el cocido de la abuela, pero se le fue indigestando a Ureña cuando le faltó el resuello.


A César Jiménez le tocó pringar primero en el cocido de marras. Educado él, limpio y pulcro en formas y fondos, se sirvió poco de inicio para que no le faltase a los demás, y el reparto en cuestión lo dejó con hambre donde a otros le repitió el condumio. Pechó el de Fuenlabrada con el rajado primero de calidad intuida y con el aplomado cuarto de imposible transmisión. Con ambos anduvo perfecto en estructura y ejecución, pero se fue en silencio. Tal vez se arrepienta ahora de no haberse servido una tajada más.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, segunda de abono. Tres cuartos de entrada en los tendidos.
Siete toros de Fuente Ymbro, serios de presencia, distintos en el tipo y disparejos de comportamiento. Soso y sin transmisión, el rajado primero; enclasado y fijo el bravo y buen segundo, ovacionado en el arrastre; devuelto el tercero por flojo; fijo y bueno el castaño tercero bis; aplomado y sin vida el cuarto; con calidad sin ritmo el humillado quinto; con calidad muy a menos el maltratado sexto.
César Jiménez (esmeralda y oro): silencio tras aviso y silencio.
Paco Ureña (ciruela y oro): silencio tras aviso y silencio.
Octavio García El Payo (caña y oro): silencio y silencio.
FOTOS: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
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