domingo, 7 de junio de 2015

Rafaelillo, jabato y torero con un miura en el cierre de San Isidro

Con la corrida de Miura concluye la Feria, que comenzó el 8 de mayo: 31 días seguidos de festejos taurinos, a los que han asistido 650.000 personas, se ha puesto el cartel de «No hay billetes» una docena de veces y se ha rozado, de media, el 90% de ocupación. ¿En qué otro espectáculo se da algo semejante? Para que digan que la Fiesta se muere por falta de interés del público...

La corrida parece empezar con mal fario: el primer Miura es muy flojo, no se devuelve y estalla la bronca. Lo peor es la psicosis que se crea, cuando también flaquean los dos siguientes. En el cuarto, noble, Rafaelillo logra una gran faena, valiente y torera, no culminada con la espada. La nota triste la da Marco Galán, herido en el escroto, de pronóstico reservado, al banderillear al quinto.

El primer toro, abierto de pitones, flaquea en varas, lo cuidan; aún así, se derrumba al final de la primera tanda de muletazos. Para aumentar el enfado del público, la estocada produce derrame. La bronca al presidente es épica.

Sigo el orden de la lidia. El segundo hace un extraño de salida y Castaño ha de salir por pies. Se luce Tito Sandoval, como de costumbre. Embiste fuerte en banderillas: lidia bien Marco Galán, se muestran valentísimos Ángel Otero y Fernando Sánchez, que saludan. En la muleta, tardea, queda algo corto pero no embiste mal, por la izquierda; por la derecha, le pone los pitones en el pecho. El diestro no acaba de dar el paso adelante. Lo mejor, la estocada, a la segunda.

Aunque el tercero también flaquea, le pegan mucho, en varas. Embiste con cierta nobleza pero soso, paradito, y se cae dos veces: no hay nada que hacer. Serafín Marín mata mal.

Todo cambia en el cuarto, «Injuriado», cárdeno bragado, de 606 kilos, espectacular de salida. Lo recibe Rafaelillo con larga de rodillas y buenas verónicas. También de hinojos, comienza la faena. El toro mete la cabeza muy bien. Dándole sitio, el diestro logra buenos derechazos, bonitos cambios de mano, algún natural muy lento: se coloca bien, liga y se adorna. Una faena de buena técnica, gran decisión y notable gusto. Con el público entregado, mata a la tercera. Le obligan a dar una vuelta clamorosa de verdad. Si hubiera acertado con la espada, ¿le hubieran dado una oreja o dos? No estoy seguro...

La gente ya está contenta. El quinto corta en banderillas, hiere a Marco Galán: con gran serenidad, pasa por su pie a la enfermería. Sufre una cornada en el escroto, con evisceración del testículo izquierdo. El toro se defiende, da cabezazos, pero Castaño hace el esfuerzo; con oficio y valor, le saca algún muletazo estimable, se justifica pero tarda en matar.

El último se va del caballo pero mejora en la muleta, le deja a Serafín Marín trazar templados muletazos; luego, se enreda un poco, prolonga y falla con la espada.
Rafaelillo, con el cuarto toro, nos ha hecho sentir la emoción que buscamos, en una corrida de Miura. Ha estado hecho un auténtico jabato y también ha toreado con gusto. Sus lágrimas, al dar la vuelta al ruedo, son lágrimas de hombre y de torero. 

Postdata. Casi desde el comienzo de ese mes, la pregunta tópica era: «¿Cómo lo llevas?» Y la respuesta obligada: «Perfectamente. Un aficionado no se cansa de ver toros». Podemos añadir, ahora, la frase que se atribuye –como tantas– al genial Rafael el Gallo: «¿Qué hacen los ingleses los domingos por la tarde, si no tienen toros?» A partir de este lunes, muchos madrileños, sin poder acudir a Las Ventas, nos vamos a sentir como esos «pobres» ingleses. Felizmente, la temporada taurina no acaba...

Ficha de la corrida

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