La llegada al poder,
después de las últimas elecciones municipales y autonómicas, de grupos
populistas, apoyados por el PSOE (o al revés: igual da), ha
desencadenado una serie de ocurrencias estrafalarias, propias de la
España esperpéntica que pintó don Ramón María del Valle-Inclán.
Entre ellas destacan varios ataques a la Tauromaquia. Por el momento,
la mayor parte se ha quedado en brindis al sol; después de las
elecciones generales, si llegan a tocar poder, ya vendrá lo que es
bueno, que está perfectamente previsto, para temas mucho más graves que la Fiesta.
¿Por qué, de momento, muchos ataques se centran en ella? Porque eso supone un guiño «progre»
a los movimientos animalistas, espontáneos o no. Porque los toros
siguen siendo seña cultural de esa España que muchos odian. La afición a
los toros no ha sido nunca patrimonio de ningún sector político,
ideológico ni estético. El número y la relevancia de los izquierdistasque
han amado los toros son innegables. Pero el PSOE se lo calla porque
cree que eso le favorece. (Eso resulta especialmente grave en el caso
del PSOE andaluz, tan taurino, porque los toros forman parte decisiva de
la cultura y la economía andaluza). Es justo añadir que los enemigos de los toros
se están aprovechando, también, de la inacción y la falta de unidad de
los profesionales taurinos para defender lo que constituye su pasión y
su medio de vida.
CATALUÑA
Todo empezó, hace años. El Parlamento catalán aprobó una
ley para prohibir los toros. Pecaron de ingenuos los aficionados
catalanes que creyeron en las promesas de apoyo que les hizo el
socialismo catalán: al final, dieron libertad de voto y
muchos se unieron a los independentistas. La realidad es que la Fiesta
había decaído mucho en Cataluña, por la mala gestión empresarial y por
el bombardeo de una propaganda continua. Pero la causa estaba clarísima:
se prohibían los toros porque «olían a España». La prueba: la defensa de los «correbous».
Después de la prohibición, una iniciativa ejemplar de Luis María Gibert (de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña) logró reunir más de quinientas mil firmas en una Iniciativa Legislativa Popular que llegó al Parlamento y logró que la Fiesta de los Toros fuera declarada Patrimonio Cultural Inmaterial,
con la protección que eso supone. Lo consiguió gracias exclusivamente a
los votos del PP; en este tema, el PSOE nunca se ha mojado. Tampoco se
ha mostrado demasiado diligente el Ministerio de Cultura para intentar,
con la ayuda de otros países taurinos, que la Unesco eleve esa declaración a nivel universal.
A la vez, el PP promovió un recurso contra la decisión del Parlamento
catalán que duerme, desde hace años, en el Tribunal Constitucional.
HUESCA
Los compromisos electorales han obligado a pintorescas declaraciones. El nuevo alcalde de Huesca, del PSOE,
dijo que pretendía eliminar la Fiesta, en su ciudad, «paulatinamente».
Lo que está claro es que el empresario de Huesca tiene un contrato en
vigor y que, para San Lorenzo, está anunciada una feria con grandes
carteles. Ayer mismo, el portavoz de Ciudadanos
en el ayuntamiento criticó al gobierno municipal por programar un
festejo alternativo a las corridas que califican de «evento
antitaurino». «Nos gustaría saber –subrayaron– cómo va a justificar ante
los oscenses y ante la empresa de la plaza que sea el propio
ayuntamiento el que promueve, con dinero público, suprimir una actividad
que cuenta con el apoyo mayoritario de la ciudad».
MALLORCA
Sí ha habido tradición taurina en Baleares, aunque menor
que en otras regiones españolas; en los últimos años, las corridas
suponían un atractivo turístico más. A pesar de eso, la alcaldesa de Palma ha propuesto declarar a la ciudad antitaurina. Los antis han presentado 130.000 firmas.
COMUNIDAD VALENCIANA
Algunos Ayuntamientos de la Comunidad Valenciana –Gandía, Játiva–
han intentado prohibir la celebración de corridas. Hay que tener en
cuenta el profundo arraigo que tienen los festejos taurinos populares;
incluso en este momento de ataque, su número ha crecido, el último año.
LA CORUÑA
Aunque Galicia no sea tierra muy taurina, en La Coruña y Pontevedra sí existe una larga tradición de afición a los toros. En Pontevedra, la mantienen con habilidad los Lozano, empresarios de la Plaza: la Feria de la Peregrina,
con excelentes carteles, goza de muy buena salud. En La Coruña fue el
gran alcalde Francisco Vázquez –del PSOE, patriota español y católico–
el que dotó a la ciudad de un nuevo Coliseo. En vísperas de la Feria, el
nuevo alcalde, de Marea Atlántica,
anunció que no habría corridas, aunque eso le supusiera al Ayuntamiento
un desembolso, por incumplir el contrato en vigor con el actual
empresario. La jugada tiene trampa. En realidad, el Coliseo no está
preparado permanentemente para que haya corridas, es preciso que el
Ayuntamiento realice ciertas tareas de adecuación; si no las hace, los festejos taurinos resultan imposibles.
Parece claro que habrá pleito por incumplimiento de contrato:
una pura opción ideológica del alcalde les costará a todos los
coruñeses una cantidad de dinero, además de privarles de un atractivo
turístico. El empresario, Tomás Entero,
ha dejado abierta la posibilidad de realizar corridas –si las figuras
apoyan el proyecto– en alguna ciudad cercana a la capital.
ALMERÍA
En la localidad almeriense de Níjar,
el Ayutamiento ha hecho amagos de que podría prohibir las corridas de
toros mañana, si el pleno aprueba la moción presentada por el grupo
municipal de IU. La alcaldesa, del PSOE, se ha visto obligada a
rectificar y aclarar que no se prohibirán los toros. Ya veremos qué
sucede...
SAN SEBASTIÁN
El viejo Chofre fue una de las Plazas más importantes de España y el centro de la Semana Grande donostiarra.
Derribado por motivos urbanísticos, la ciudad se quedó sin toros
durante 25 años y muchos turistas dejaron de acudir a una Semana Grande
devaluada. El empeño de un gran empresario vasco, Chopera, ayudado por Gregorio Ordóñez (asesinado por ETA), consiguió que se construyera el nuevo coso de Illumbe, inaugurado en 1998.
La falta de acuerdo entre el PNV, el PSOE y el PP propició que ocupara alcaldía de San Sebastián Bildu, que prohibió los toros (no en Azpeitia). Su derrota electoral ha permitido la vuelta de los toros a la ciudad. El día 13 de agosto, con un cartel que evoca al del día de la inauguración, se abrirá de nuevo Illumbe. Y Televisión Española
ha tenido el acierto de retransmitir en directo ese acontecimiento.
Además, está previsto que asista el Rey Don Juan Carlos, un nuevo gran
gesto de quien siempre ha mostrado su apoyo a la Fiesta.
ALICANTE
La muy peculiar –como dicen los ingleses– concejala que se
llama a sí misma «la roja» se ha opuesto a los toros, además de proponer
tirar una bomba a los mozos de Pamplona y
atacar a muchas instituciones (incluidos sus socios). El alcalde, del
PSOE, dice lamentar estos «excesos» pero no hace nada; incluso, asistió a
la Plaza de Toros la pasada feria... La fuerza de la afición parece que
evitará un ataque directo a la Fiesta. Otra cosa son los indirectos,
negando cualquier apoyo a la Escuela Taurina y el Museo.
MADRID
Algo semejante se ha planteado en varios pueblos madrileños, de fuerte tradición taurina: San Sebastián de los Reyes (nada menos que «la Tercera» plaza madrileña), Pinto, Ciempozuelos, Villalba...
De momento, los aficionados se han movilizado y han logrado que esas
amenazas no prosperaran. Otra forma de ataque: negar la yuda que recibe
la Escuela Taurina.
El Ayuntamiento de Madrid apuntó ya lo primero (luego, se ha vuelto
atrás, como en tantos temas), sin tener en cuenta que su aportación
económica es mínima, en comparación con el canon que paga la empresa a
la Comunidad de Madrid.
LAS SUBVENCIONES
Más allá de la prohibición directa de la Fiesta, el método
habitual para oponerse a ella es decir que se niegan a subvencionarla.
Algún actor, incluso, ha dicho que, en vez de subvencionar los toros, se
subvencione al cine. Se trata de una falacia.
Subvenciones, en sentido estricto, son las que otorga anualmente el
Ministerio de Cultura (o su correspondiente autonómico o local), en
concurso público; su importe consta en los presupuestos oficiales. La
Tauromaquia no recibe ninguna de estas subvenciones, que sí se otorgan
al teatro, al cine...
Otra cosa muy distinta es que muchos Ayuntamientos de España disponen
de una partida para su fiesta anual, con la que ayudan a la
contratación de orquestas de baile, fuegos artificiales, verbenas o
corridas de toros. Lo razonable es que el Ayuntamiento reparta su
presupuesto de fiestas de acuerdo con las preferencias de sus vecinos,
no por una posición ideológica previa. En algunos sitios, sería
artificial llevar una corrida de toros; en otros, sería absurdo
suprimirla.
La conclusión es clara: si, por un prejuicio ideológico o
una moda «progre», muchos Ayuntamientos suprimen cualquier ayuda a la
celebración de una corrida o novillada, su número disminuirá y la Fiesta
sufrirá un duro golpe.
Una sola prohibición, en definitiva, la de Barcelona; una
recuperación, la de San Sebastián; muchas amenazas, en un clima de lucha
contra algo que se moteja de atraso y barbarie... Mientras tanto, los profesionales taurinos siguen
sin reaccionar adecuadamente: con unidad, con abogados que los
defiendan y con un servicio de comunicación para desmontar falsedades.
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