Tres figuras trabajan con la cantera ante la incertidumbre de futuro con Ahora Madrid en el Ayuntamiento
Madrid.
Bote
explica que «la idea principal de esta etapa es seguir el patrón de la enseñanza
que hemos recibido y a partir de ahí, formar, primero al hombre y después al
torero», y añade que «los valores éticos forman parte de una de las esencias de
esta profesión». Valores como la entrega, la responsabilidad, la perseverancia,
la superación y el respeto a la tauromaquia y a los demás enriquecen, y mucho,
la personalidad de estos jóvenes. El plan educativo del centro engloba clases
teóricas y prácticas con preparación física, dirigida por el ex atleta José
Luis Cabrero. Las asignaturas principales son: la lidia; las suertes del toreo;
y la autosuficiencia, es decir, aprender todo lo relacionado con el torero,
desde cómo vestirse hasta la actitud que debe mostrar. Contar con un buen
equipo docente es imprescindible para forjar buenos toreros Joaquín López del
Ramo, antiguo alumno de la escuela, se encarga de explicar los encastes, y el
periodista Paco Aguado, la historia del toreo.
David
Guillén es el psicólogo encargado de conocer a los alumnos más allá de lo que
muestran y liberarles de todos sus problemas. Ésta es una de las novedades
incluidas en esta fase. «Ha sido una gran sorpresa porque son los alumnos
quienes le buscan a él para desahogarse», comenta Rafael de Julia al respecto.
Una tónica habitual en esta escuela es que el alumno tenga y mantenga un buen
expediente académico. En ese sentido, Bote asegura que «si no aprueban, no
torean».
A día de
hoy, el grupo lo forman 38 alumnos y su paso por la escuela dura entre cuatro y
cinco años. «Cuando debutan con caballos nos desvinculamos de su carrera,
aunque pueden seguir viniendo a entrenar», asegura El Fundi. La tauromaquia
está en un momento político crucial, aunque a pesar de las intenciones de
Manuela Carmena de retirar las subvenciones a la escuela, «nadie se ha
manifestado al respecto, nosotros continuamos con nuestra labor, pero de
momento, no sabemos nada» afirma Bote. Y es que el brillo de sus ojos y la
ilusión de cumplir un sueño es lo que hace que estos chicos dejen a un lado
todo lo que infecta la profesión y luchen por ser figuras del toreo.
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