sábado, 5 de septiembre de 2015

CRÓNICA RONDA (MÁLAGA): Hasta Antonio Ordóñez se emocionó

Manzanares cortó tres orejas en una tarde muy meritoria. Morante se llevó el peor lote de la tarde.

Hasta Antonio Ordóñez se emocionó
EMILIO TRIGO

José Antonio ‘Morante de la Puebla’, José María Manzanares –que reaparecía- y Cayetano Rivera hacían el paseíllo en la Maestranza de Ronda, esta tarde, en su tradicional corrida goyesca. Se lidiaban para la ocasión tres toros de Juan Pedro Domecq y tres toros de Núñez del Cuvillo.
La tarde tuvo un nombre propio Cayetano Rivera Ordóñez. Un torero que ha dado una gran tarde de toros. Venía Cayetano dando señales durante la temporada de ser un torero renovado. Posiblemente el parón en su profesión, le ha hecho sacar del interior al Cayetano que asombró a todos en sus inicios. Hoy ha cuajado una enorme tarde en el escenario que mamó desde niño de la mano de su abuelo D. Antonio Ordoñez. Sus dos faenas han sido totalmente diferentes, aunque con el mismo concepto de elegancia. La primera, de más raza, se acercaba a la sangre Rivera. La segunda, de empaque, recordaba a la dinastía Ordoñez. 


La dimensión que alcanzó Cayetano fue la de un torero sincero, roto, sin parámetros ni ataduras. Toreo natural, sin técnica, ofreciendo el pecho y dando ventaja a sus oponentes. Un matador abandonado, desmadejado pero elegante y con prestancia en su torería. Valiente y parsimonioso, rotundo y entregado, iluminado y sorprendente. Un Cayetano Rivera Ordóñez, absorbido por su propia obra que traspasó cualquier parámetro.

Sublime Cayetano al que el presidente sin ningún motivo le robó cortar el rabo del gran toro de Juan Pedro Domecq, premiado con la vuelta al ruedo. Incomprensible actitud de un palco que fue en contra de la mayoría democrática de la plaza. Lamentable porque el faenón de Cayetano mereció tal honor. Un torero que sufrió un susto al principio al resbalar en la cara del toro en su recibo capotero. Sus verónicas tuvieron empaque y buen son. Joselito Rus zampó dos buenos pares y saludo por ello. Cayetano cuidó a un toro que mostraba calidad pero bastante blandura. Hasta por dos veces claudicó, además de castigarse en un balancín durante la lidia.Pero el fondo de bravura del Juanpedro era inagotable. Brindó a su hermano Francisco. Labor magistral y siempre a más del menor de los Rivera. Se entregó por completo olvidando cualquier técnica. Todo lo hizo a favor del toro y siempre con elegancia, de esas que marcan diferencias. Cayetano mostró un temple exquisito con naturales interminables y pases de pecho infinitos. Se olvidó del cuerpo tanto que a punto estuvo el buen cierraplaza de llevárselo por delante. Toreo sincero, humilde y de quilates profundos que ahormaron y crearon una inolvidable obra donde el regusto y la torería siempre estuvieron presentes. Quietud, valor, raza e inspiración se aliaron en las muñecas del matador. El espadazo en los medios de auténtico ejemplo para cualquier escuela. Dos orejas con fuerte petición de rabo. Cumbre e histórica actuación de Rivera Ordoñez, por nombre Cayetano.

Otras dos orejas cortó Cayetano ante el tercero. Un toro de Cuvillo más terciado que los anteriores pero que tuvo un pitón derecho muy descarado. Por ahí, se tapaba algo. Tuvo chispa y también obediencia pero no fue un toro fácil, ni tampoco complicado pero hubo que hacerlo.

Cayetano mostró raza desde la portagayola y también otros parámetros taurómacos más fluidos y naturales. En ningún momento se le vio obligado, ni encorsetado. Su toreo fue inspirado e inesperado por momentos, -como un cambio de manos que se sacó de la manga y que duró un mundo- acompañado de estética elegante. Desde el principio se le vio muy metido, en vibrante recibo de hinojos en chiqueros y posteriormente enjaretó un precioso quite rondeño. Brindó su triunfo al respetable que refrendó con sincero espadazo. Muy buena versión del menor de los Ordóñez ante el primero de su lote…después la historia del sexto.


También es resaltable la buena y esforzada tarde de Manzanares, al que se le observaron muestras de dolor en la espalda. Dos orejas cortó Manzanares ante un buen ejemplar de Juan Pedro Domecq que hizo segundo. El alicantino lo lució en todos los tercios y le dio tiempo para oxigenar y dosificar su fortaleza. Toro con un tranco alegre y mejor pitón derecho que izquierdo. Faena de Josemari muy en su línea donde la ligazón y la estética fueron principales. Además el planteamiento fue en los medios y cambiando de pitón en su justa medida. Las tandas por el diestro fueron muy compactadas y al natural, la segunda, tras tragar mucho en la primera, tuvo más hondura y ritmo. La estocada contundente y como un misil. Espadazo. Antes lo saludó a la verónica con expresión y también dosificó en varas sin apretar. La cuadrilla de dulce, con Rafael Rosa lidiando con gran pulcritud, Curro Javier y Luis Blázquez saludaron tras grandes pares. Hubo momento para la emotividad con el primer brindis a Francisco Rivera.



El quinto fue un toro medio de Cuvillo que se coló dos veces por el pitón derecho de fea forma. La primera con el capote, a la verónica rozando a su matador y la segunda con la muleta, en el inicio de labor. Un astado que le faltó fijeza en banderillas y que medio se dejó torear en la franela. Manzanares puso estética e imprimió varios naturales muy acompasados. Con la diestra las tandas resultaron cortas pero armónicas en elegancia y temple. Lo que le faltó al toro lo puso al diestro. Espadazo de libro y oreja trabajada con mucho ahínco.
Morantepechó con el lote más deslucido y vistió de forma original que homenajeaba a su compañero Rivera Ordoñez ‘Paquirri’. Chaquetilla de su propiedad y taleguilla de ‘Paquirri’, que simbolizaba la presencia de Francisco en el ruedo.

Sorprendió por ello Morante con esa vestimenta goyesca. Un terno, conjugado con dos trajes de colores distintos. Algo que sólo es capaz de hacer un genio como el de La Puebla del Río. Saludó al abreplaza con varias verónicas personales pero sin poder apretar a su oponente porque enseñó escasez de fuerzas. La media inesperada en el centro del ruedo fue un chispazo de arte universal. Lo cuidó en varas y destacó Carretero en banderillas. Faena de cositas y pinceladas aisladas del artista sevillano ante un animal de gran docilidad y calidad, pero sin nada de fuerzas. Mató fácil. Silencio.
Deslucido y soso toro de Juan Pedro Domecq que saltó en cuarto lugar. Un astado que no ayudó al triunfo de Morante y que empujaba hacia dentro en el segundo muletazo de cada tanda a diestras y siempre embistiendo con la cara arriba. Faena que brindó al público y que fue afanada, muy persistente pero sin recompensa artística. Algún momento conjuntado emanó pero fue mínimo dentro de un esfuerzo voluntarioso. Mal con la espada con varios pinchazos. Escuchó ovación a su tenacidad. A esté, lo recibió con algunos lances expresivos y buenas chicuelinas en el quite. Fue lo mejor del sevillano artísticamente.

FICHA DEL FESTEJO
Real Maestranza de Caballería de Ronda. Segunda de la Feria de Pedro Romero. Corrida de toros de carácter goyesco.

Tres toros de Juan Pedro Domecq y tres toros de Núñez del Cuvillo. Desigual presentación y juego. Destacó el sexto, Nº 113, ‘Señorito’ , del 2010, castaño (Juan Pedro Domecq).

José Antonio ‘Morante de la Puebla’, silencio y ovación.

José María Manzanares, dos orejas y oreja.
Cayetano Rivera, dos orejas y dos orejas.
Incidencias: Mención especial a las cuadrillas por su buen hacer.

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