lunes, 21 de septiembre de 2015

La apariencias engañan

Marcos sale a hombros con una buena novillada de Pedro Jovani



La apariencias engañan
Marcos Pérez, en imagen de archivo
José Manuel Lomas


Algemesí, Tercera de feria. Erales de Pedro Jovani, bien presentados y de gran juego, destacando el cuarto. Jorge Rico, de morado y azabache, tres pinchazos, media, silencio con dos avisos; tres pinchazos, media y nueve descabellos, silencio con aviso.

Marcos, de verde botella y oro, entera y dos descabellos, oreja; entera y descabello, oreja. Lleno. De las cuadrillas destacaron Antonio Puchol y José Casanova.

Una vez más se puso de manifiesto que no hay que fiarse de las apariencias y que hay que esperar a ver cómo salen las cosas para cantarlas y contarlas.

Comenzó, dentro de la Feria de las Novilladas, la tercera edición del concurso Naranja de Plata para novilleros sin caballos y en esta primera cita se lidió un encierro del ganadero castellonense Pedro Jovani muy bien presentado, lustroso y con su cuajo, algo falto de fuerza pero, en conjunto, de excelente comportamiento, destacando el eral que cerró el festejo.

Y si en el paseíllo destacó la figura airosa y vistosa del alicantino, aunque matriculado en la Escuela de Tauromaquia de Valencia, Jorge Rico, con el de los rizos delante ya varió el panorama. Claro que es pronto para emitir juicios definitivos, pero en Algemesí s ele vio mucho más pendiente de componer la figura, de ponerse bonito que de torear. Se lució al veroniquear a sus dos oponentes y con la muleta dejó dos faenas muy largas y de similar corte, procurando mucho más acompañar las embestidas que de conducirlas, abusando de desplazar a los novillos hacia afuera y sin mostrar gran compromiso. Además mató muy mal y su labor fue silenciada.

Su compañero de cartel, Marcos, anunciado anteriormente como pata Negra, e hijo del empresario de la plaza de Cuenca, desfiló más desgarbado, alto y triste. También el inicio de su primera faena fue soso y sin terminar de acoplarse . Pero, poco a poco, fue cogiendo confianza, las cosas empezaron a salirse y se fue yendo arriba hasta completar un estimable trasteo.

Mucho más entonado estuvo con el cuarto, un eral de gran calidad e incansable, siempre pronto y codiciosos con el que toreó muy despacio por momentos, bajando la mano y corriendo con gusto y temple las telas, paseando una oreja en cada turno y siendo ya un serio aspirante a ganar este trofeo.
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