martes, 22 de septiembre de 2015

Roca Rey, otro que viene a mover la silla

Roca Rey, un jovencísimo peruano con la alternativa todavía caliente del pasado sábado en la plaza francesa de Nimes, va a poner a cavilar a lo más alto de escalafón. Si en esta feria ya ha despuntado otro joven, José Garrido, y un veterano, Diego Urdiales, dispuesto a decir su última palabra, ayer Roca Rey vino a convenir que esto no solo puede cambiar, sino que va a cambiar. Que está decidido a mover la silla a quien sea y al precio que sea. Y se lo dijo a Morante y a El Juli, para que lo vayan contando, y lo dijo con mayúsculas.

Tarde de mucho compromiso, no perdonó un quite, siempre la planta firme, los pies clavados en la arena y muy variado, queriendo hacer cosas que sorprendan al público. Con esa disposición y pese a la paupérrima corrida de Zalduendo, se puso desde el minuto uno a los aficionados de su parte. En su primero, que no se entregó nunca, ya puso la plaza a hervir con un quite de alto voltaje por gaoneras. Se la jugó en banderillas su peón Iván García, que acaba de dejar la lucha como matador de toros y se ha hecho subalterno.

Con la muleta, Roca Rey derrochó disposición y valentía, una forma de estar que transmite aire fresco. No fue una labor en la que predominara la limpieza en los muletazos, pues el toro cabeceaba mucho, pero sí tuvo emoción. Y ahí una de las virtudes del joven diestro, conseguir llegar con fuerza al tendido con lo poco que tenía delante. Pisa unos terrenos que le hacen encontrar toro en todos los sitios. Enormes los pases de pecho que abrochaban las series, y enorme la estocada. Primera oreja, con fuerte petición de la segunda.

Otro trofeo cortó al sexto en una faena más pausada, dándole al toro sus tiempos para sacarle todo lo que llevaba dentro. Todo se desarrolló en los medios. El comienzo por estatuarios y las series con ambas manos de trazo largo y mano baja. Airoso y torerísimo en los finales, ora un molinete, ora por alto. El final, con la muleta sin armar, jugando con el toro y los pitones muy cerca, acabó por poner la intensidad que le faltó al de Zalduendo. Otra estocada y otra oreja, y otro aviso a los de arriba de que quiere estar ahí.

La tarde comenzó muy mal con dos primeros toros impresentables. Morante al primero se lo quitó de encima sin historia que contar, y El Juli, con la otra birria que hizo segundo, anduvo deslavazado.
Se espolearon las dos figuras por el empujón del jovenzano y así el de La Puebla con el cuarto, más aparente por delante, dejó buenos momentos. Comenzó la faena de muleta por alto, y aunque el toro se empeñaba en besar la arena, su docilidad le permitió lucirse. Una serie con la derecha de muletazos tan cortitos como con regusto a Morante caló fuerte en los tendidos, y unos naturales sueltos tuvieron su sello. Pinchó antes de cobrar una estocada corta, se pidió la oreja y dio una aclamada vuelta al ruedo.

También El Juli pareció motivado por el peruano. Variado y airoso con el quinto y muy decidido en el inicio del muleteo, pero el zalduendito dijo que ni uno más y ni uno más le dio el madrileño en inútil porfía.

Que no se descuiden, que hay toreros con ganas de moverles la silla.

FICHA DE LA CORRIDA

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