martes, 26 de abril de 2016

5 historias en la larga espera para conseguir entradas de San Isidro

Centenares de personas en el inicio de la venta de localidades

Público heterogéneo, de ambos sexos y todas las edades analizan el estado de salud de la Fiesta de los toros


El inicio de la venta de entradas sueltas para la Feria de San Isidro ha vuelto a llenar de aficionados la explanada de la plaza de toros de Las Ventas. Centenares de personas esperaban a las 10 de la mañana de este lunes la apertura de las taquillas y no pocos pasaron la noche junto a las mismas para asegurarse alguna de las cotizadas localidades de las tardes punteras del ciclo, que se celebrará desde el viernes 6 de mayo al 5 de junio.

La ausencia de grandes figuras como José Tomás o Morante de la Puebla no ha reducido la afluencia de público. Es más, en los corrillos que se forman durante tantas horas de espera los nombres de Roca Rey o López Simón ya se mezclan con los de Talavante, Juli o Perera, toreros más que consagrados que saben lo que es salir a hombros por la Puerta Grande de Madrid y ven ahora peligrar su posición de privilegio.

Las tres tardes en las que está anunciado Talavante (13, 15 y 18 de mayo), las dos de El Juli (20 y 25 de mayo) o la tradicional corrida de Beneficencia (1 de junio, con Sebastian Castella, José María Manzanares y López Simón en el cartel) estaban en las 'chuletas' de los aficionados más madrugadores.

En 2016 la oferta de entradas es ligeramente superior a 2015 ya que han quedado liberadas 599 localidades al no haber sido renovados esos de abonos. En el próximo San Isidro alrededor de dos tercios de la plaza corresponderá a abonados: 13.175 normales más 2.040 para mayores de 65 años y 530 de menores de 25, que hacen un total de 15.745 asientos.

Ante las taquillas se concentran hombres y mujeres de todas las edades, de varias nacionalidades y distintos niveles económicos. Los hay que comprarán entradas para casi todos los días, otros sólo acudirán a las tardes fuertes. Esta concentración heterogénea de aficionados -que viven la los toros de maneras muy distintas- es un buen termómetro para evaluar el estado de la Fiesta.

Joseph

A este francés del sur pero criado en París la afición le vino casi desde la cuna. Tanto le gustaban los toros que llegó a apuntarse a la Escuela Taurina de Arles, una de las ciudades del país vecino con mayor tradición.

"Quiero entradas para 15 días, vendré solo a cinco y a las otras diez con amigos franceses que me han pedido que les explique cómo es una corrida", afirma este joven investigador que se encuentra en Madrid realizando una tesis sobre Literatura española y portuguesa. Aunque dice que es la primera vez que hace cola en Las Ventas, la silla de plástico que le acompaña denota que sabe lo que es esperar ante un despacho de billetes.

Dos amigas le hacen más amena la espera. Una de ellas, que apenas habla español, es artista -como todo el grupo de amigos de Joseph- y se dedica a hacer grabados. Quieren aprender, y él está encantado de mostrar a los escépticos la profundidad de la Fiesta de los toros.

"Vivimos un momento en que hay quien quiere prohibir pero también noto que los aficionados se están abriendo. Hay conciencia de que hay que defender la tauromaquia. Lo que me preocupa de verdad son los motivos de los 'antis'. Asocian los toros con política, con los antiguo y lo moderno y no es así, aquí hay gente de todo tipo, burgueses, proletarios...", finaliza.

Alejandra y Teresa

Justo detrás de Joseph dos chicas madrileñas charlan con un jubilado sobre toros. A pesar de su edad, 24 y 22 años, Alejandra y Teresa saben de lo que hablan. Comenzaron viendo toros en casa y ahora madrugan para comprar las entradas que luego disfrutarán, siempre juntas.

"Somos las inseparables", comentan, aunque hay tardes en que se les "acoplan" o acuden acompañadas por sus padres. ¿Se sienten bichos raros en su círculo? "Hay quien te mira raro pero tenemos muchos amigos aficionados también".

Es el segundo año que van a las taquillas, dicen que les "compensa" pasar varias horas en la cola: "Por internet son más caras". Hicieron bien en ponerse el despertador, a la hora de la entrevista el servicio de venta on-line estaba, como todos los años, caído.

Eugenio

El jubilado que hablaba con estas dos estudiantes universitarias es otro caso curioso de aficionado. Tiene 73 años y vive en Pozuelo aunque es natural de Soria. Dispone de dos abonos -"sobre todo por mi mujer, que le encanta venir"- pero además compra localidades "para compromisos, devolver favores o tener un detalle con amigos o conocidos".

Eugenio es optimista sobre el futuro de la Fiesta aunque cree que "hace falta más promoción entre la gente joven" y pone al fútbol como ejemplo a seguir.

"Yo cada vez que vengo veo siempre mucho turista -señala a los autobuses que traen a centenares de personas cada día al Tour de Las Ventas-, esto mueve muchísimo dinero y vive mucha gente de ellos. No sólo son los toreros o los ganaderos, también se benefician restaurantes, hoteles... y además es que es cultura".

Susana

También de familia le viene el 'veneno' a Susana (48 años) y a su hermana. Se han turnado en la fila y juntas irán a cinco tardes en San Isidro. Un día, como es tradicional, irán acompañadas por sus padres.

"Talavante, Castella y el Manzanares de hace unos años" son los toreros favoritos de esta administrativa del barrio de Tetuán, que también renuncia a jugársela con la venta por internet: "Cuando te deja acceder ya se han acabado los días que queremos".

Susana cree que los toros siguen teniendo "tirón" en la sociedad española aunque "a veces parece que pueden más lo contrarios a la Fiesta". "Soy muy tolerante y respeto a quien no le guste venir pero también ellos deben respetarnos a los que sí".

Carlos

Hay que ser un tipo duro para estar a las 6 de la mañana -con 6 grados de temperatura- ante Las Ventas sin cazadora. Manos en los bolsillos y a aguantar. Todo sea por un tío: "Vengo por él, yo tengo un abono".

Carlos tiene 20 años, estudia Hostelería y lleva cuatro años acudiendo solo a Las Ventas. Cuando sus familiares dejaron de llevarle a los toros empezó a ir él: "Fue gracias a Iván Fandiño; le vi ante un toro que le cogió varias veces y él seguía ahí delante. Me volví a aficionar y me dije que tenía que estar aquí".

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