miércoles, 18 de mayo de 2016

Alejandro Talavante y Madrid se juran su amor (eterno, o hasta que dure, ya se verá)

En seis toros tan sólo ha cortado la oreja a dos de ellos. Pero la estadística engaña: Alejandro Talavante sale revalorizado de esta feria de San Isidro 2016. Ha dejado tras de sí la estela de una figura consolidada, que además da la cara. Y eso que sus toros no le han dado facilidades; sin ir más lejos, lo de Fuente Ymbro de este miércoles ha sido una verdadera calamidad de mansedumbre, de falta de la menor clase, para sustituirlas por muchas embestidas descompuestas. Como si fuera por contraste, de esta tónica se salvó el sobrero de "Buenavista" –de sangre hermana a los titulares--, que le permitió a Diego Urdiales dejar claras sus señas de identidad, aunque luego se pasara de faena.

Alejandro Talavante sometiendo al manso 6. (Juan Pelegrín/Las Ventas)  
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MADRID. Duodécima del abono de San Isidro. Lleno de “no hay billetes”. Cinco toros de Fuente Ymbro, de correcta presentación pero mansos, sin clase y deslucidos, y sobrero (1º bis) de Buenavista, de buen juego. Diego Urdiales (de azul cielo y oro), ovación tras dos avisos y silencio. Miguel A. Perera (de verde botella y oro), silencio y silencio tras aviso. Alejandro Talavante (de azul cobalto y oro), ovación y una  oreja tras aviso.

Al concluir el paseíllo, se guardó un respetuoso minuto de recuerdo al novillero peruano Ernesto Motta, muerto el martes como consecuencia de una gravísima cornada.

Alejandro Talavante se va de la feria incluso revalorizado. No ha sido el suyo un paso de apoteosis, pero si lo fue de importancia. En este miércoles lo ha coronado con una faena que se daba por imposible a un mansísimo toro de Fuente Ymbro, en el que nadie creía. Dejándolo ir a su aire, sin desistir porque el animal pusiera tierra de por medio cada vez que la daba dos muletazos seguidos, cuando el toro se asentó algo más en la puerta de toriles le enjaretó unas series con la mano izquierda excelentes, dominando al deslucido fuenteymbro, concediéndole todas las ventajas de su querencia, pero sin darle respiro alguno. Luego lo mató lenta y guapamente, con el sólo desaire de perder el engaño y tener que salir por pies.

Ya en su primero, que como todos sus hermanos no era ningún dechado de virtudes, Talavante se fue imponiendo poco a poco, a base de someter a su enemigo, de pisar terrenos adecuados y incorporar mucho temple a los engaños. No pudo ser una faena rotunda, que el animal no la admitía; pero fue una faena inteligente y, cuando se terciaba, muy lucida, especialmente con la zurda. Lo mató pronto y recibió una fuerte ovación.

Para el extremeño se acabaron los sanisidros, ahora que vienen en legión las figuras, como paso previo a las corridas duras. De seis toros, a dos le ha cortado una oreja; pero a todos les ha podido y ha dejado la estampa de un torero muy cuajado, que ha ordenado sus ideas y que, por tanto, en adelante todo debería ser ir todavía a más. De paso, ha colaborado a colocar los tres “no hay billetes” que hasta la fecha se han puesto en la feria. Y, sobre todo, ha podido comprobar que tiene al público de Madrid con él, diríase que hasta fervorosamente.

Como se ha ido anotando, la corrida de Fuente Ymbro ha dejado mucho que desear. Mansa hasta decir basta, deslucida, sin clase alguna. Con los nervios que se le suben, ¡vaya tarde que habrá pasado don Ricardo!. No le ha salido ni una a derechas. Y para colmo, el que envió doña Clotilde Calvo con el hierro de Buenavista, que se lidió como sobrero, es el que ha salido bueno, noble y repetidor.

Con este sobrero, primo hermano por sangre de los titulares de la tarde, se lució Diego Urdiales, con ese toreo tan reposado, tan por abajo, tan haciendo todo con la verdad por delante, sin buscar el aplauso fácil. Las cinco primeras series, alternado las manos, fueron sobresalientes.  Pero se empeñó en continuar la faena, y a partir de ahí su enemigo ya no podía continuar con ese buen son y el tono general bajó. Entre esa segunda parte y que luego se demoró algo con la espada, dio tiempo para que sonaran dos avisos y, de paso, se enfrió el ambiente, hasta que todo quedara al final en una gran ovación.

Frente al que salió como 4º, de más alzada pero igualmente de embestidas compuestas, tan sólo pudo dejar muletazos sueltos, que no permitía que la faena rompiera. Ahora sí, ahora lo mató con diligencia.

No tuvo lote adecuado Miguel A. Perera, ni siquiera para darse un arrimón. Estuvo por encima de los dos, pero si poder alcanzar eco alguno en la afición. Con sus dos fuenymbros todo quedaba necesariamente desangelado y desvaído. A esperar al día 25 tocan. En cualquier caso, en algunos momentos dio toda la impresión que el enamoramiento de Madrid con Perera ha bajado unos cuantos escalones.

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La realidad de la Tauromaquia

Tanto que hablan unos y otros, la Tauromaquia esa sí que no conoce de clases ni de escalafones; es un conjunto compacto. Que se siente y solidario con sus gentes. Por eso, un joven novillero sin caballos, muerto trágicamente de una cornada en un pueblo de los Andes peruanos, ha recibido el recuerdo de homenaje de la primera plaza del mundo puesta en pie. De seguro que habría tenido sueños de conseguir algún día ese homenaje pero a base de la calidad de su toreo. No ha podido ser, la vida no le ha dado la ocasión. Pero el mundo del toro, que verdaderamente siente a sus gentes como propias, no se ha olvidado de él. Descansa en paz, torero, que ahora por los cielos podrás  ir pregonando que has puesto a Madrid de pie en tu honor.

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