viernes, 27 de mayo de 2016

Mala suerte para la corrida de El Pilar

López Simón sortea el mejor toro del sexteto de Moisés Fraile en una tarde marcada por el viento, las lesiones de un par de toros -uno de buenas condiciones de David Mora y otro devuelto- y un ambiente de indiferencia

López Simón por naturales con el tercero de la tarde. ANTONIO HEREDIA

La facilidad con que Fandi se quitó de en medio al toro con más pies de todo San Isidro no causó asombro. El manso tan sacudido de carnes de El Pilar no paró. Se escupía del caballo, volvía por dentro o se cruzaba en los capotes: Fandi se escapó porque tiró el suyo a la cara y el cuerpo, a tierra. Exigió a Fandi todas sus facultades en banderillas para ganarle la cara a galope tendido. Si a sus movimientos eléctricos se suman la falta de fijeza, cierta guasa y el viento, la capacidad del granadino para andar con él y despacharlo sube enteros.

David Mora no se encontró nunca cómodo con un colorao -los seis fueron de tal pinta- que enseñaba las palas desde su altura de cruz. Cambiante la embestida. Simón quitó por chicuelinas entre vara y vara sin exceso de castigo. Y Mora ya con la muleta y entre las rayas -en otros terrenos sin viento quizá...- trató de encontrar una continuidad que no halló. Cuando propuso la izquierda, surgió una voltereta incruenta: el toro le sorprendió y lo colgó de la taleguilla. Recuperado del susto, David lo pasaportó.

López Simón sorteó una verdadera pintura. Guapo, hechurado, bajo, muy sevillano. Simón planteó faena en los terrenos del "1", donde se reunían los papelillos. El principio le echó un pulso de poco temple al viento. Respondió "Deslumbrero" con su nobleza y humillación cuando el torero de Barajas dio el pasito al frente y pisó la colocación debida. Entonces el toro repitió con sones de importancia en una tanda. Pero solo volvió a ocurrir en otros tres derechazos más. Cuando no se lo sacaba del carril. Hubo como dos partes de faena: una en la que LS debió estar mejor y más acompasado y otra en la que LS se arrimó a toro gastado y más asentado. Y en esta última zona abundó más. Incluso hasta el aviso.

A Fandi nadie le prestó atención con un toro en cuesta arriba que anunciaba un segundo acto de la corrida de El Pilar más fuerte. El acaballado toro salmantino se prestó al espectáculo en banderillas y embistió como era en la muleta: David Fandila le pegaría pases a un Land Rover, si fuese el caso.

Protestaron no poco a un quinto cinqueño y montado por sus contadas fuerzas. O por una mano lesionada. A saber. Otero con el capote estuvo todo lo eficaz que en el anterior con los palos. A pesar de su supuesta condición limitada, el ejemplar de El Pilar hacía cosas buenas. Pedía templanza, claro. 
 Y un trazo de muletazo distinto al de David Mora. Un acompañamiento, no sé. Digamos que el toro claudicaba. Mora lo mató con rectitud.

Devolvieron al imponente sexto, que se dañó en el caballo. Ciertamente la corrida de El Pilar tuvo mala suerte ayer. Sin que signifique la exención de responsabilidades de Moisés Fraile en la cuadrícula del debe, pero qué grandes entrevistas darían los toros en el arrastre... Seguía el viento además. El sobrero de Salvador Domecq, el único negro, estrecho de sienes, hondo y largo, se durmió en el peto -muy sangrado- y apretó en banderillas hacia los adentros como anunciando lo que haría en el tercio de muerte: rajarse sin remisión. López Simón insistió hasta que le dieron el cante. Nunca dejes de creer.

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