lunes, 25 de julio de 2016

Los triunfos deben confirmarse en el verano


No ha discurrido a mal nivel la primera parte de la temporada, aunque las cuentas hayan flaqueado en más ocasiones de las que la economía taurina puede digerir. Un año más, la única apuesta segura siendo llamándose José Tomás. Pero una campaña da para mucho. Y así se consolidan dos de los nuevos: López Simón y, sobre todo, Roca Rey, en tanto los otros jóvenes disfrutan de menos oportunidades. En buen momento llegan al verano los de siempre: El Juli, Talavante, Perera o Castella, mientras que a su aire camina Morante. Crece el interés por Paco Ureña, precisamente ahora que a Diego Urdiales le persigue con constancia la mala suerte en los sorteos. Y se ha puesto más caro el abrirse camino para una mayoría.


 

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En las puertas de agosto, el escalafón no se mueve en exceso en lo que hace a la estadística, hoy por hoy capitaneada de forma destacada por López Simón; pero tras el paso por Pamplona, con la que culminan las principales ferias de la mitad inicial de la campaña, cualitativamente si se advierte la nueva marcha del toreo.
Pero del horizonte sigue pendiendo una enorme incógnita: cuando un cartel con Ortega Cano, Morante y Manzanares tan sólo consigue llenar un tercio del aforo de Benidorm, algo pasa. Y no debe ser bueno. Sobre todo cuando situaciones como éstas se hacen frecuentes.

La única apuesta segura
Frente a estas realidades, una sola cosa está comprobada como verdaderamente segura: el único torero arrollador de los que hoy están en activo se llama José Tomás. Es cierto que no se prodiga, sino que mantiene unos criterios muy selectivos de cuando y donde adquiere compromisos. Pero es igualmente cierto que al conjuro de su nombre, no es ya que sus actuaciones funcionen bien en la taquilla, es que tiene un efecto locomotora en los abonos. Ahí están Jerez, Alicante o San Sebastián, por ejemplo.

La gran pregunta que muchos se hacen es si prodigándose con mayor frecuencia cambiaría en el signo de las taquillas. Pues probablemente, no. José Tomás se trabaja ser excepcional; lo es en su toreo, pero lo es también en sus decisiones. No le interesa sumar festejos, sino sumar acontecimientos, que son dos conceptos muy distintos. Una forma diferente de entender el oficio. Y la verdad es que le funciona bien. De hecho, es al único al que le va esa marcha.

La selección entre los nuevos
Pero si miramos al día a día de lo hasta ahora ocurrido, se comprueba que las expectativas levantadas por los nuevos del escalafón no ha ido por ahora de la mano de una mayor aceptación en la taquilla. Mueven, sí, a muchos aficionados, pero bastante menos a quienes no están más próximos al mundo del toro. Quizá cuando se vayan paseando por las ferias que restan, esta situación se corregirá, por la simple razón de que su nombre haya llegado a mayores sectores de espectadores de ocasión, que de forma habitual no están en el día a día del toreo.

Pero también este factor puede tener causa en que, en realidad, para el gran públicos los nuevos se centran en sólo dos nombres: López Simón, prodigándose en muchos carteles –que a lo mejor acaban por resultarte excesivos: más números que calidad--, y, sobre todo, en Roca Rey, que no ha perdido ni una sola ocasión para dar su puñetazo encima de la mesa. 

Sus papeles parecen muy diferentes en este momento concreto de la Fiesta. Y así, mientras a López Simón se le ve un poquito estancado  --quizá resulte excesivo que al “atorado”--, después del gran estirón la campaña pasada; el torero limeño, en cambio, va en una evidente marcha ascendente y de progreso, con esa estrategia que sigue del un poco más cada día.

Roca Rey, desde luego, de Pamplona ha salido relanzado. Si corona con el mismo éxito el fuerte puerto de montaña que se llama Bilbao, se queda a un paso de su consagración definitiva. Pero también Bilbao resultará importante para López Simón, para dar un caso cualitativo hacia delante, que vaya más de mantener el liderazgo estadístico. Ambos se juegan bastante en la capital vizcaína.

Menos proyección, también en la estadística de las oportunidades, viene teniendo José Garrido, pese a que oferta valores sólidos. Ni figura tan bien colocado en los carteles como sus compañeros, ni su paso por las ferias se la ha dotado de todos los elementos para ponerlo en valor. Y todo eso tiene un precio.

En cambio, prácticamente no se les ha dado cuartel alguno al cuarteto de novilleros punteros recién alternativados en Nimes. Salvo en las plazas en la que por alguna causa tengan intereses sus apoderados, resulta difícil encontrarles en los carteles. Ni siquiera Ginés Marín, apadrinado como está por la FIT, o Álvaro Lorenzo, de la mano de la Casa Lozano. Todo lleva a pensar que para ellos será un año de toma de contacto con el escalafón superior, a la espera de lo que puede ocurrir en 2017. Pero en ese año, se cumplirá el refrán: “camarón que se duerma, se lo lleva la corriente”.

Talavante, en ascenso; El Juli, en su sitio
No ya por Pamplona, sino también al rebufo de las ferias anteriores, Alejandro Talavante se ha situado en esta emporada en una tendencia marcadamente al alza, en la que transmite que aún no ha tocado su techo. Especialmente a raíz de rescatar su libertad, rompiendo con la FIT, estamos viendo a un torero cada  vez con mayor interés. Alejado un tanto de esas originalidades, que diluían su capacidad para hacer el toreo auténtico, Talavante es hoy uno de los toreros al que con mayor interés sigue el aficionado, precisamente por su forma de realizar las suertes fundamentales. Su mano izquierda hace milagros.

En plenitud de su poderío, con la cura benéfica que le ha supuesto alejarse del siempre cambiante mundo de los entresijos taurinos, “El Juli” ha serenado su trayectoria y, pese a que Madrid no le fue favorable, mantiene un nivel importante; es muy difícil que un toreo se le escape. Su faena a un toro de Victoriano del Rio en Pamplona, es de recordar, como meses antes ocurrió en Sevilla. Y todo ello, basado en plazas de primera y en las ferias de relevancia, sin acudir a plazas menores para cubrir fechas libres.

Como con nuevas energías tras su paso por la Beneficencia, José Mª Manzanares ande en el trance de volver por la senda que nunca debió abandonar. Un poquito cansino ha venido siendo el año de Morante: demasiado ruido para realidades tan medidas, que rehusó pisar Madrid. 

En su línea de estabilidad, Enrique Ponce, que da la impresión que este año quiere sumar muchos festejos, aunque sea por los pueblos. Y aún sin superar su síndrome particular con Sevilla, Sebastián Castella sigue por su cuenta, en la línea de no dejar tarde de vacío; su problema quizá sea que sólo brilla cuando está muy bien, cuando las cosas andan un poco full pierde pie. Pero cuenta con un buen “fondo de armario”  que le permite recuperar terreno con facilidad.

¿Marginar a Perera?
No le acompañaron los “idus de julio” en Pamplona a la hora de matar. Pero en los sanfermines se ha visto a un Perera muy cuajado, de las veces en las que su toreo ha tenido mayor hondura y calidad. No se trata, pues, de un valor que haya que dar casi por amortizado.

Pero parece evidente que la relación actual de Perera con las principales empresas no atraviesa por su mejor momento. Desde luego, infinitamente por debajo de lo que ocurre con sus compañeros de promoción. En el fondo, todo su panorama ha cambiado desde las incidencias de aquella vieja polémica entorno a los derechos de imagen y, especialmente, tras su alineación con el plante a Sevilla.
Tuvo un momento inmenso, con su paso por Madrid en 2014, truncado luego por la tremenda cornada de Salamanca al año siguiente.  Pero en este año no le funcionaron las cosas ni Sevilla ni en Madrid. Aunque eso siempre tenga un coste, no es normal que le haya afectado tanto. Claro que en un ambiente con tanta competencia como el actual, cuando hay que reservar puestos fijos a los nuevos, las oportunidades están mas caras. Pero parece claro: necesita de un revulsivo nuevo, algo así como su sanisidro de 2014.
Lo difícil que se hace moverse en el escalafón
Por más que el moverse por el escalafón esté tan complicado, los hay que están abriéndose su propio camino. Un ejemplo: Paco Ureña, que casi desde el anonimato del paro continuado, hoy aparece como uno de los preferidos por los aficionados. Su esfuerzo con las corridas duras está siendo reconocido y su proyección sigue a más. Con la mala suerte que le persigue a Diego Urdiales, en una campaña que debía ser la de su reafirmación definitiva, una vez incorporado a carteles con figuras, Ureña está captando a esos aficionados buscan ante todo la pureza en el arte del toreo.
Por un camino muy aceptable transitaba también Manuel Escribano, camino ahora interrumpido sin que se sepa hasta cuando por la tremenda cornada de Alicante. Y en general, los que se apuntan a las tardes duras –llámese Rafaelillo, Javier Castaño, etc.-- defienden su territorio: en esas ocasiones, el oficio marca la diferencia.
Con una cosa y  con otros, los damnificados en el año del cambio, andan en el riesgo de verse sentados en el banquillo. Toreros que venían teniendo un sitio en las ferias, ahora andan en números más modestos. La situación más compleja, sin duda, es la que atraviesa “El Cid”, que ni en Sevilla ni en Madrid alcanzó a sacarse de encima la losa que lleva encima. No estuvo en Pamplona, no se anuncia en Santander, Gijón, en las distintas ferias vascas… Demasiadas fechas en blanco. Pero no viene siendo distinta la situación de Daniel Luque, que curiosamente no parece incluido ni en plazas que llevan sus apoderados; está en un complicado momento, ese del que sólo los toreros con una gran fuerza moral consiguen superar.

En cambio, con dificultades y trabajosamente --que nada en este mundo es fácil--vienen abriéndose camino toreros como Curro Díaz --una puerta grande en Madrid-- o Morenito de Aranda, por ejemplo. Les costará un mundo meter la cabeza en las grandes ferias, que además han ido a menos en numero de espectáculos. 

En una segunda etapa reconocida se mueven David Mora y Jiménez Fortes. La meritoria recuperación de estos dos toreros no se está viendo defraudada en las plazas. Y por eso caminan a su ritmo, pero sobre  bases seguras, Por eso, esta segunda parte de la emporada será tan trascendente para ellos. En otra línea pero con interés, Juan del Álamo. Y subiendo esperanzadores escalones la nueva versión de Cayetano.

Asumiendo compromisos serios debieran acabar por colocarse mejor. Menos despejado tiene el camino Joselito Adame, que tras rehusar por insuficientes los carteles de Madrid, en las demás ferias tiene que aceptar combinaciones muy similares si quiere sumar fechas.

Por lo demás, de Pamplona ha salido muy reconocido el heroico Borja Jiménez, que ahora tiene sus oportunidades por las plazas sureñas, a la espera de pillar alguna de las sustituciones del verano, que lamentablemente las habrá.

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