martes, 3 de enero de 2017

Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro”: Una leyenda en la esencia torera


Falleció el ídolo “Diamante Negro” en olor de calladas multitudes

César Dao Colina

DESDE donde estoy, maestro Luis, con apresuradas líneas dentro de una distancia grana y oro....
YA se conocía, desde hace algunos meses, gracias a la bondad de su esposa doña Mari, que el ídolo de multitudes Luis Sánchez Olivares estaba delicado de salud, y, este 01/01 de madrugada, dejaba de existir en el Hospital que se encuentra muy cerca de su casa señalada como “La Diamantina”, en honor a la pulcra ejecución del lance que le estampó uno de sus sellos de figura del Toreo…No obstante, la noticia nos embargó de pena las fibras que apasionan la entramada y densa afición.

No es ni resulta fácil hilvanar estas breves líneas hacia alguien, que si bien admiramos por razones históricas; a la mitad de su carrera, las amarillentas páginas almibaradas por el tiempo nos hicieron acercarnos a su brillante, imantada personalidad y, torería, sin caer en honduras sobrantes. Duele, marca en peso hondo el rebujo del recuerdo al compartir la mesa de mantel limpio y buen yantar junto a Luisito Saldarriaga en plurales ocasiones, más, cuando era Asesor Técnico de la autoridad taurina valenciana desde el mandato del bien recordado y querido Rafael Enrique Casal y Heredia…todo, una vez que renunciara al mismo cargo en la ciudad de Maracay.


Desde Ocumare hasta el mundo…

El moreno diestro había nacido en Ocumare del Tuy el (22) de febrero de 1927 y vistió por primera vez el traje de luces el (19) de abril de 1946. Con una carrera novilleril llena de ponderados y ruidosos triunfos entre, luego, apalancado por afecto y cariño por la famosa Casa Bienvenida como, igualmente, le extendieron la mano franca por intermedio del mismo ocumareño a César Faraco “El Cóndor de los Andes”, amigos el uno del otro sin cortapisas mellados, tomó la alternativa en su arenal de Granada el (29-9-1948) de manos de Paquito Muñoz y Manolito González “La Giralda Vestida de Luces”, lidiando al toro “Estornino” de la ganadería de Moreno Ardanuy para, luego, confirmarla en la Plaza de Madrid, Las Ventas del Espíritu Santo el (18) de junio de 1950, bajo la figura del maestro Antonio Bienvenida y el sevillano, fino y quintaesenciado, Pepe Martín Vázquez ante el astado de nombre “Mellado” de don Martín Arranz.

Agotaba las entradas tres días antes…

COBRANDO honorarios elevados en la caminería del ambientazo que despertaba desde que su nombre aparecía en la cartelería de calle, se convirtió en un verdadero ídolo de multitudes llenando las plazas hasta el tejadillo ondeado por las banderas de los cosos del espacio taurino.

AFICIONADOS de todas partes llegaban a Caracas con dos días de antelación, tal como reposan en la tarima de los archivos que hacen vida silenciosa en los anaqueles de madera aparejadas con las respectivas fotografías. Se comentaba en los corrillos el porqué devengaba tanta cantidad de dólares a lo que las empresas respondían, sin titubear, “porque era el torero más barato porque llena las plazas”….llegó, bordaría tanto su fama que los apasionados aficionados como la masa taurina pregonaban con altivez y bonito martilléo… “Yo pago mi entrada por solo ver hacerle el paseíllo a “Diamante Negro”…toda una estampa, cromo en pintura al óleo; hilos de estambre y oro. O, cuando se inquiría cuál era el cartel de tarde entera, una voz alineada pregonaba… “Torea el “Diamante y dos más”…. ¡vaya cartelazo blindado izaba su nombre y apellidos…de artista grande. Sadel, le cantó en tonalidad inolvidable, “Diamante cuando toreas tu capote es mariposa, torero”….Daniel Santos, por igualdad, rezaba en estrofas cuando su vida pendía de la medicina cuando un arenero monosabio-López Rizo- le asestó una traicionera puñalada; traicionera y vil. Repetimos, unas sueltas palabras escritas para usted amado maestro por su huella en brillantina.

Idolatría venezolana….

SE rememora, aún en estos tiempos, a los ídolos de siempre, únicos e indiscutibles… La reina Susana, Alfonzo Carrasquel, “Diamante Negro”, Alfredo Sadel y Ramoncito Arias.

LUEGO, hablaremos más sobre un hombre que entre su pasodoble y su carácter cimentó su toreo; hoy, no se puede, porque si sentimos la garganta se nos ahorca el alma, como dijera Oscar Guaramato…en zapatillas de negro compás…en abanicos de carmesí y arreboles de llanto.

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