¿De los los dineros taurinos "la mitad de la mitad"?
En la economía del toro se dan elementos poco o nada comprensibles, bajo
un punto de vista económico y empresarial. Se declaran resultados
ruinosos, a los que se les busca como solución elevar aún más los costes
del espectáculo, a la vez que se quiere bajar el precio de las
entradas. Lo que ocurre con la organización del abono de Sevilla
constituye un buen ejemplo. Para quienes se rigen por los criterios
convencionales de la economía y de la empresa, se plantean paradojas
poco comprensibles. Pero dada la insistencia en mantener esas políticas e
incluso ampliarlas con las plazas de nueva adjudicación, o al mundo del
toro no hay quien lo entienda. O es que en su caso se cumple el viejo
dicho que nos recuerda que en cuando se habla de dineros "la mitad de la
mitad".
Redacción. Taurologia.com Servicio de Documentación
Habrá
que esperar al final de la feria para comprobar los resultados de esta
insistencia de subir los costes en medio de la crisis, porque si sólo
sirven para 120 nuevos abonos, una ruina vendrá a sumarse a otra.
Pero
también es cierto, aunque no sea lo usual, que hay expertos que
aconsejan eso de invertir más para modificar la decadencia de un
negocio. Naturalmente, como son expertos aconsejan también determinadas
actuaciones complementarias, para que lo invertido no se evapore.
Algunos
podrían explicar esa especie de contradicción acudiendo al recurso, a
veces muy manoseado, del romanticismo con el que operan los empresarios
taurinos. Convierten en realidad sus sueños, sin previamente tener una
aproximación a unas estimaciones fundadas de cual será el comportamiento
del su mercado. En el siglo XXI parece no sólo una decisión de alto
riesgo, sino sobre todo poco entendible.
A
lo mejor es algo más sencillo: con la opacidad en la que se mueve el
negocio taurino, mientras no se tenga una auditoría de cuál ha sido el
Ejercicio de la Empresa, todo se queda poco más que en pura palabrería.
Desde luego, lo evidente es que nada aporta la credibilidad a los
gestores; más bien al contrario, lo que alimenta es todo lo opuesto. Se
diría que resulta de aplicación el viejo dicho que, cuando se habla de
dineros, aconseja dejarlo todo en “la mitad de la mitad”.
Nadie duda que la
economía del toro sigue criterios en muchas ocasiones atípicos en
términos empresariales. En buena parte viene debido a las propios
comportamientos tan dispares por los que un espectador acude o no a los
tendidos; hasta la climatología fue llevar del beneficio a las pérdidas.
Y eso sin contar que los gustos y las costumbres varían de forma
sustantiva de un lugar a otro: un torero puede tener mucho tirón en la
taquilla de una plaza, pero en otras su interés decae vertiginosamente.
Sin embargo, bien podría decirse que todos esos elementos se han dado a
la largo de todos los tiempos en la Fiesta; por tanto, de por sí no
explican esta atipicidad organizativa y económica.
Si nos fijamos en los resultados, no deja de ser hasta paradójico que hoy en día el ”ungüento amarillo”
que necesita un empresario para salvar la situación sea la contratación
dentro del abono de José Tomás. Sin ir más lejos, a título de ejemplo
ahí está el caso de la feria de Valladolid de 2016 con respecto al año
anterior.
En
realidad, lo que bien podría ocurrir es que las cuentas de resultados
del toreo se construyen sobre partidas nada convencionales en el mundo
económico. Si los costes no evolucionan en razón de los ingresos, o
viceversa, el resultado no puede ser más que impredecible. Y, ya se
sabe: un negocio impredecible es un negocio que aspira a la ruina.
Decía
no hace mucho uno de los ganaderos más de moda en la actualidad que su
máxima aspiración radicaba en acercarse a cobrar por una corrida “la mitad de lo que cobran las figuras en cualquier plaza”[1]. Y unos meses antes el entonces empresario de Las Ventas, no dudaba en afirmar que “la Fiesta de los toros está en quiebra, pero las figuras ganan más que nunca”, a la vez que denunciaba que “hay un desfase brutal entre lo que cobran los de arriba y los de abajo”[2].
Pero en una línea no muy distinta, un reciente trabajo académico[3] estudiaba el impacto provocado por el alto precio de una entrada
a los espectáculos y las fuertes barreras de entrada en el ámbito
empresarial, que se justifican en la existencia de un oligopolio que
controla de forma vertical más de la mitad de festejos y plazas. Para al
final llegar a la conclusión que, con unas cosas y con otras, en el
mundo del toro se “hace prácticamente imposible la entrada de nuevas ideas que contribuyan a la regeneración de la fiesta”.
Bajo
todos estos puntos de vista, no puede menor que sorprender, como ha
ocurrido en las últimas semanas, que cada vez que se convoca un concurso
público de adjudicación de una plaza, haya una cola de empresarios que
aspiren a gestionarla. En estos últimos meses tan sólo se ha dado un
caso de no adjudicación --que fue el de la plaza de Vitoria--, pero lo
fue por las condiciones inasumibles que marcaba el pliego del
Ayuntamiento, que parecía pensando para no tener que adjudicarla.
Si se reúnen éstos y
otros elementos se queda una en puertas de afirmar el problema de fondo
radica en la tesis, ya tan analizada, de la escasa vigencia que a estas
alturas tiene el modelo de negocio que siguen unos y otros, que se
mantienen anclados en usos y costumbres no muy distintas de las que
seguían sus colegas a finales del siglo XIX.
Es
la hipótesis mas favorable entre las posibles. En el polo opuesto se
sitúa la más negativa de todas: de lo que dicen los empresarios taurinos
no se puede uno fiar, en la medida que a la vez que reniegan de la
inviabilidad de su negocio, no sólo los mantienen sino que hacen nuevas
inversiones e incluso hacen apuestas por crecer.
Para
entender estas realidades del mundo del toro habría que acudir a la más
prestigiosa Escuela de Negocios, por si son capaces de explicarnos
todas estas contradicciones, porque a ojos de profanos eso de invertir
más en una ruina sencillamente no se entiende en términos de economía
empresarial.
[1] José Luis Benlloch. Entrevista a Victoriano del Río, en un coloquio en la Universidad Católica de Valencia, 16 de diciembre de 2016.
[2] Rosario Pérez. Entrevista José Antonio Martínez Uranga y Manuel Martínez Erice, en ABC del 15 de octubre de 2014.
[3] Rubén Hernández Martín. Tesis de grado: “La Tauromaquia en cifras. Modelos de adjudicación y financiación”. Universidad de Valladolid, enero de 2016.
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