Divorciado de Marina Danko, con quien estuvo casado más de 30 años, planeaba una boda con la juez Concha Azuara

Palomo Linares y Marina Danko, cuando aún estaban casados - DANIEL G. LÓPEZ
BEATRIZ CORTÁZAR Madrid
La relación de Sebastián Palomo Linares con la prensa del corazón fue como la de tantos toreros de su quinta, que sabían posar vestidos de luces para la prensa taurina y luego abrir sus casas con su familia para descubrir su perfil humano y mostrar orgulloso a los de su sangre. Casado durante mas de treinta años con la espectacular Marina Danko, su relación parecía perfecta hasta que estalló la polémica de un divorcio que tuvo capítulos más que tristes y un final amargo para el diestro, que vio cómo dos de sus hijos, Sebastián y Andrés, se posicionaban al lado de su madre retirándole hasta la palabra. Poco después el tercero también se iba al bando materno. «Yo respeté a mi padre siempre y para mí eso es sagrado», me decía. «Soy un hombre con unos principios muy fuertes y hay cosas que nunca pienso tolerar a un hijo», añadía.

«Es una mujer maravillosa. Inteligente, seria, responsable, cariñosa, guapisima...», nos detallaba el diestro sobre su novia. Desde que se enamoraron Sebastián hasta actualizó su vestuario y probó nuevas técnicas en su pintura. «Estoy feliz y tranquilo. Algo que no me pasaba hacía mucho», decía. Con Concha viajó, fue a los toros, inauguró exposiciones y disfrutó de su segunda juventud. Junto a ella ha vivido las semanas más duras de su vida desde que empezó a sentir una fatiga que no vaticinaba nada bueno y eso que al principio creyó que se trataba de una gripe. «Dios quiera que salga la operación bien porque me encuentro muy mal», confesaba dos días antes de su intervención. Por desgracia, el corazón del diestro no ha podido superar una dolencia que se complicó en la UVI con un derrame cerebral. Esa tarde sus hijos sí estuvieron cerca para despedir a un padre que había donado todos sus órganos mientras su ex mujer lloraba en la distancia el final de una vida que, a pesar de todo, tuvo capítulos muy felices.
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