Al novillero venezolano le negaron injustamente una oreja tras una actuación pundonorosa ante un bravo novillo
Antonio Lorca
El venezolano Jesús Enrique Colombo se presentaba en Las Ventas, y llegó dispuesto a dejar huella. Vino a ganar, y no paseó una oreja porque el presidente, Javier Cano, se la negó injustamente. Su actuación ante el cuarto novillo, bravo en el caballo, alegre en banderillas y fiero y encastado en la muleta, fue un derroche de pundonor, de vergüenza y de arrojo. No realizó la faena que el animal merecía, pero fue encomiable su actitud. Pecó de celeridad, no es un exquisito, le falta el sello artista, pero le sobró disposición, valor y compromiso con su alta responsabilidad.
Recibió al novillo con verónicas muy estimables, se jugó el tipo con las banderillas y colocó un gran segundo par después de aguantar un arreón tremendo del animal, y trató de frenar con la muleta el vendaval de embestidas, preñadas de movilidad y fiereza.
Se lució también a la verónica con el que abrió plaza, que solo aguantó tres tandas antes de negarse a embestir de manera definitiva. A Colombo le faltó reposo y conocimiento; y sentimiento, también, pero esa condición solo está al alcance de unos pocos.
En suma, Jesús Enrique no pasó desapercibido. Se llevó al hotel un par de porrazos fruto de su arrojo, y también la satisfacción de una tarde meritoria. Así debe venir un torero a Madrid.
Caso contrario fue el de los sevillanos Pablo Aguado y Rafael Serna. La impresión que ofrecieron es que venían a no perder, y fracasaron.
A Aguado se le vio desorientado, sin ideas, despegado y desconfiado ante su primer novillo, que no era un bombón, pero tampoco un novillo intoreable. Dio muchos pases sin mando, y la impresión es que estuvo muy por debajo de lo esperado. Salió a por todas en el quinto, se lució con el capote por verónicas, un galleo por gaoneras y en un quite por chicuelinas, pero no dijo nada ante la noble e incansable embestida de su oponente.
Y su compañero Serna pasó desapercibido en su primero, un novillo noble y con calidad, y mostró excesivas precauciones ante el complicado sexto.
¿Y los novillos? Muy interesantes, nada bobos, mansones a excepción del cuarto, nobles y con las orejas colgando para novilleros dispuestos a ganar.
Montecillo / Colombo, Aguado, Serna
Novillos de Montecillo, correctamente presentados, mansones, con movilidad y nobleza. El cuarto, bravo, fiero y encastado.
Jesús Enrique Colombo: pinchazo y estocada (ovación); estocada —aviso— (petición mayoritaria de oreja y vuelta).
Pablo Aguado: bajonazo en los costillares y estocada —aviso— (silencio); estocada (ovación).
Rafael Serna: estocada (silencio); media atravesada y tres descabellos (silencio).
Plaza de Las Ventas. Duodécimo festejo de feria. 22 de mayo. Tres cuartos de entrada (18.162 espectadores).
Jesús Enrique Colombo: pinchazo y estocada (ovación); estocada —aviso— (petición mayoritaria de oreja y vuelta).
Pablo Aguado: bajonazo en los costillares y estocada —aviso— (silencio); estocada (ovación).
Rafael Serna: estocada (silencio); media atravesada y tres descabellos (silencio).
Plaza de Las Ventas. Duodécimo festejo de feria. 22 de mayo. Tres cuartos de entrada (18.162 espectadores).
La corrida de hoy
Toros de Valdefresno-Fraile Mazas, para Daniel Luque, Fortes y Juan Leal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario