jueves, 18 de mayo de 2017

El Fandi se desquita en banderillas y Cayetano abre la puerta grande en Jerez


López Simón se va de vacío en un encierro desigual de Zalduendo en la apertura de la Feria del Caballo 

Cayetano Rivera, a hombros en Jerez
Cayetano Rivera, a hombros en Jerez - Efe
 
LORENA MUÑOZ Jerez

La Feria del Caballo comenzó de manera triunfal con una puerta grande para Cayetano. El festejo, que tuvo una duración cercana a las tres horas, vivió distintas fases. El ambiente en los tendidos pasó de la petición del indulto en el que abrió plaza, al silencio y la apatía por lo que ocurría en el ruedo en la primera mitad del festejo. La oreja del Fandi en el cuarto preparó el tramo final de un desigual encierro de Zalduendo que se animó en los tres últimos toros.

El Fandi, que llegaba de torear en Madrid un día antes con polémica en banderillas, se desquitó en Jerez. En el que abrió plaza puso cuatro pares y caldeó el ambiente corriendo hacia detrás y clavando en todo lo alto. Resbaló sin consecuencias y puso dos pares más, al violín y de poder a poder. Antes había mostrado su variedad capotera en el recibo con una larga cambiada de rodillas, a la verónica y por chicuelinas rematada con un serpentina. También hubo un galleo y otro quite por Chicuelo. En la muleta encontró a «Superior», un astado noble y colaborador que solo vio muleta. Se templó en el inicio de rodillas y toreó a placer en redondo y al natural. Molinetes de hinojos y una serie final por manoletinas. Y como cada feria, sonaron algunas voces que pidieron el indulto. Llegó el aviso antes de entrar a matar y hubo tiempo para otra serie más. Pero el Fandi tuvo que conformarse con la ovación tras un doble pinchazo y una estocada en los blandos.

El cuarto fue el toro con más peso del festejo, pero con poca cara, hecho de atrás hacia delante. Derribó al picador que abandonó el ruedo entre aplausos antes de que el Fandi quitara por chicuelinas con el compás abierto y rematara con la media. Volvió a arrancar los aplausos con las banderillas y de nuevo pidió permiso al palco para entrar una cuarta vez y colocar al violín. El toro llegó al tercio final rajado y queriéndose ir con una embestida a arreones pero el torero se la dejó puesta y consiguió desengañarlo. Primero con la diestra y después al natural hubo muchos muletazos que metieron al público en la labor entregada del granadino. No estuvo fino con la espada pero a pesar de todo cortó una oreja.

A pies juntos

Cayetano volvió a Jerez con una nueva puerta grande. Fue en el quinto al que desorejó tras una labor dispuesta. Lo recibió con gusto a la verónica y después de brindar al público, inició rodilla en tierra una labor templada, que tuvo torería en algunos compases. Citó de frente y a pies juntos con la zurda con el pasodoble sonando pero sin que los tendidos entraran de lleno en la faena, dado que solo aplaudían al final de la serie. La efectividad en la suerte suprema alentó la petición de los trofeos que fueron dos.

No tuvo opciones con el primero de su lote, que había echado la cara arriba en el segundo tercio, y empezó agarrado a las tablas y por alto antes de sacarlo más allá del tercio. Hubo momentos con sabor sobre todo en los detalles, con las trincherillas y en el pase del desprecio pero el astado se lo pensaba antes de tomar el engaño. Apostó pero la faena no llegó a remontar.

López Simón, fallón con los aceros, se fue de vacío. El tercero fue protestado al salir al ruedo por un posible defecto en la vista al no atender a los capotes que evidenció en el caballo y acusó en banderillas. El presidente cambió el tercio tras dos pares pero en la muleta fue a peor. Lo metió en el engaño en una primera tanda con la diestra pero a partir de ahí manseó después de cada muletazo. El madrileño se fue a por la espada, con la que por cierto se atascó, para finiquitar una labor frustrada.

Al sexto lo saludó con la larga cambiada en el tercio y echó el resto tras los trofeos cortados por sus compañeros de cartel. Brindó al respetable y se quitó las zapatillas para iniciar a pies juntos y de frente con la diestra. El madrileño, dispuesto, se lo llevó a los medios donde los muletazos fueron de uno en uno, con el astado queriéndose ir. En esos terrenos dejó varios circulares pero tras marrar en la suerte suprema fue silenciado.

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