Un grupo de aficionados organiza en terreno privado una noche de toros frente al veto del Ayuntamiento de Zaragoza a la utilización de las calles para festejos populares
Toro embolado - ABC
Á. G. ABAD Zaragoza
En febrero del año pasado, el gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza liderado por Zaragoza en Común (marca blanca de Podemos), prohibió los festejos taurinos populares, especialmente el toro embolado, en los barrios rurales de la capital aragonesa. La medida levantó las protestas de estos núcleos de población con una honda tradición del toro en la calle en sus fiestas, y aunque los permisos para la celebración de estos festejos es competencia del Gobierno autónomo, es preciso una autorización municipal para utilizar el suelo público.
Pero alguna de estas pedanías no se resignó a romper la tradición y retó al gobierno populista organizando una velada de suelta de vaquillas y del toro embolado para la noche del 24 de junio en el barrio de San Juan de Mozarrifar. Si no se conseguía el permiso del Ayuntamiento para que los astados corrieran por las calles, se buscó la formula para hacerlo dentro de la legalidad, y se instaló una plaza portátil en terreno privado y ahí la autoridad municipal no pudo intervenir.
La fiesta convocó a más de dos mil personas, de una población de unas dos mil quinientos habitantes, y pese al movimiento en las redes sociales contra el evento, éste se desarrolló en un ambiente festivo.
Los organizadores del festejo, la Peña Vacas de San Juan, se muestran satisfechos por recuperar la tradición taurina para la localidad. Un éxito del que hacen partícipes a todos los que acudieron en un clima exclusivamente de diversión. Desde primeras horas de la tarde, los accesos al barrio de San Juan estuvieron controlados por diversas patrullas de la Guardia Civil y de la Policía Local, debido al anuncio de grupos antitaurinos de boicotear el espectáculo. Al final todo se desarrolló sin incidentes y la tradición de un pueblo estuvo por encima de una prohibición que fue tomada de forma unilateral por el poder populista del Ayuntamiento de Zaragoza e impuesta a los alcaldes pedáneos de todo signo político.
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