lunes, 21 de agosto de 2017

El recuerdo vivo de Iván Fandiño en Bilbao

En la tarde de homenaje al torero vasco, solo Curro Díaz corta una oreja en una seria corrida de Alcurrucén 

Curro Díaz
Curro Díaz - Efe

ANDRÉS AMORÓS Bilbao

Esta corrida la tenía que haber lidiadoIván Fandiño: así estaba anunciado. Le hirió, en un quite, un toro de su compañero Juan del Álamo, también presente, en este cartel. El sustituto de Fandiño, Curro Díaz, toreó la tarde última de Víctor Barrio: ¡cuántas terribles coincidencias! Una circunstancia sentimental más, pero de signo gozoso: Curro y Juan del Álamo acaban de ser padres, por primera vez. La vida y la muerte, siempre unidas. ¿Cómo influye todo esto a un torero? Sólo ellos lo saben pero no cabe duda de que, además de técnica, valor y arte, necesitan tener la fuerza interior, el temple de un héroe.

Recuerda a Fandiño una exposición de fotografías, en el Museo Taurino. Esta tarde, suena el solemne Agur Jaunak, en un impresionante silencio, y, durante el paseíllo, el pasodoble que le han dedicado. Se brindan al cielo los toros primero y tercero. ¡Cuántas emociones!

Los toros de Alcurrucén, serios, astifinos, encastados, de juego aceptable; alguno, justo de fuerzas; salen abantos, conforme a su encaste, pero van a más. Sólo Curro Díaz corta un trofeo.

Curro Díaz está recibiendo el reconocimiento que merece, por su singular estética. (También lo está pagando con sangre). El primero sale distraído. Curro traza muletazos con clase, que el público saborea, pero sueltos, en una faena desigual, y mata a la cuarta. También es frío el cuarto, de salida, pero se crece, saca nobleza. Curro se lo enrosca enseguida a la cintura, en muletazos de gran estética, aunque alguno no salga limpio. Una faena corta, con mucha torería. Aunque la espada tropieza en una banderilla y cae baja, se concede la oreja: en arte, la personalidad se cotiza alto y Curro Díaz la tiene. (Su próximo mano a mano con Ponce, en Linares, su tierra, puede ser una

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