Cuatro orejas y petición de rabo para el valenciano, que no salió a hombros y puso rumbo a Bilbao tras despachar a su lote de juampedros; el extremeño, también a buen nivel, paseó un trofeo de cada uno de sus toros y sí acabó en volandas
Carlos Crivell
Fotos: EDUARDO PORCUNA
Abrió plaza un muy buen toro de Juan Pedro, que tomó una vara de bravo en el caballo y sacó una calidad excelsa en la muleta. Ponce lanceó a la verónica con suavidad, cuajando después una faena excelente -casi toda por la derecha- con muletazos lentos y templados. Hasta siete tandas con la diestra y al final una con la izquierda que también tomó el buen toro. Media estocada fulminante y dos orejas a sus manos.
El Fandi recibió al segundo con una larga cambiada en el tercio, seguida de buenos lances a la verónica. El granadino clavó tres pares de banderillas, el primero de poder a poder muy bueno. El toro llevó la cara alta y mostró justeza de fuerzas. El Fandi, por su parte, comenzó la faena con toreo de rodillas y siguió con la derecha sin posibilidad de bajar la mano en tandas cortas y con mucho toreo periférico. Dos pinchazos y estocada baja. Saludos.
El quinto fue devuelto en banderillas por flojo, saliendo en su lugar un sobrero de El Torreón que fue manso en varas y encastado en la muleta. En banderillas El Fandi pareció lesionarse la pierna izquierda. El toro tenía mucho que torear y el granadino realizó una faena efectista y populista con pases rápidos con mucha conexión con el tendido, aunque con tandas de pocos muletazos. Mató de pinchazo y estocada caída, empleó el descabello y saludó una ovación.
El sexto, flojo y descastado, sólo permitió a Ginés Marín llevar a cabo una faena de poco brillo aunque de mucha voluntad. Se arrimó al final antes de agarrar una estocada atravesada y ser premiado con una oreja. Salió a hombros.
Encastado y manso el 5º bis. Enrique Ponce, dos orejas y dos orejas con petición de rabo tras aviso; El Fandi, saludos y saludos tras aviso; y Ginés Marín, oreja y oreja. Entrada: Tres cuartos. Tras pedir permiso a la autoridad, Ponce se marchó de la plaza a la muerte del cuarto para poner rumbo a Bilbao, por lo que no salió a hombros. Sí lo hizo Ginés Marín al término del festejo. Antes del paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Iván Fandiño.
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