jueves, 21 de septiembre de 2017

‘Los corrales se vinieron abajo, los daños materiales son incalculables’

 Atanasio Velázquez, de El Rosedal 

Aunque no sufrimos pérdidas en las reses, los corrales, como ha pasado con todo Morelos, están totalmente derruidos’


Uno de los múltiples derrumbes producidos por el terremoto en Morelos / MUNDOTORO
 
ISMAEL DEL PRADO > Madrid

Está a 60 kilometros del epicentro del terremoto, pero ver el devastador aspecto que ofrece la ciudad de Morelos, en el estado de Toluca, da una sobrecogedora dimensión de la magnitud del seísmo que se llevó por delante la vida de más de 200 personas el martes. Apocalíptico. ‘Tuvimos multitud de derrumbes en los corrales, la piedra cedió en las casas y la ciudad está desolada, los daños materiales son cuantiosos y mucha gente se ha quedado sin nada’. Habla Atanasio Velázquez, ganadero de El Rosedal, que sufrió en sus carnes el crujido de la tierra, dentro de las viviendas que presiden el rancho donde pastan sus toros.

‘Fueron segundos angustiosos, parecía que nunca iban a terminar, nos cogió a todos dentro de las casas y rápidamente salimos para fuera, si lo sentimos nosotros así, a 60 kilómetros… en la capital debió ser horrible’, comenta el criador de bravo azteca que, por fortuna, no ha tenido que ‘lamentar ninguna baja entre el ganado’. ‘Hemos comprobado todas las reses por el número y los crotales y están todas vivas, ha sido un milagro, porque hemos padecido tremendos daños materiales, pero en lo personal, tan sólo hemos sufrido un profundo corte en la cabeza a mi padre, que le cayó un tejadillo encima, pero con unos puntos de sutura se encuentra ya perfectamente’, prosigue evaluando el propietario de El Rosedal.

Velázquez se pasa las horas en la ciudad de Morelos. Allí, el panorama es muy distinto. ‘Casas derribadas, tejados hundidos, muros hechos añicos, la Iglesia, el principal tesoro histórico y cultural de la ciudad, está en ruina: se desplomó la cúpula y el rosetón también se hizo añicos… Mucha gente se ha quedado sin hogar, sin sus pertenencias, es un drama’, lamentó.

La jornada comienza pronto. A las 7 de la mañana ya está a destajo. Hay mucho trabajo por delante. Forma parte del Departamento de Integración Familiar (DIF) y, desde el temblor, no ha parado de añadir nombres y direcciones en el censo de daños. Su ‘otra gran labor es coordinar el Centro de Acopio de víveres’. ‘Todo tiene que estar preparado para que la gente, los más afectados, pueden comenzar a darle uso a la tremenda solidaridad que está demostrando el pueblo mexicano, estoy orgulloso de mi país y también , por supuesto, de lo que nos están ayudando desde fuera’. 

‘Agua embotellada, leche, comida no perecedera o enlatada, legumbre, mantas, ropa de abrigo, productos básicos de higiene… Todo es almacenado y organizado para que la gente de Morelos y las comarcas de alrededor saquen partido de ello, estamos trabajando hasta bien entrada la noche para que nadie se quede sin su ayuda’, concluye.

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