lunes, 11 de diciembre de 2017

Sebastián Castella, a punto de derretir el hielo en La México



El francés pinchó una buena actuación en una gélida tarde en la que Sergio Flores cortó la única oreja

Sebastián Castella, en un pase cambiado por la espalda
Sebastián Castella, en un pase cambiado por la espalda - Luis F. Hernández
 
  A punto estuvo la figura francesa Sebastián Castella de derretir el témpano en el que estaba convertida la Plaza México por el gélido clima que se sintió, bajo el cual Sergio Flores cortó la única oreja del festejo.

Con su segunda faena, a un toro noble que le permitió estar artista, Sebastián dejó momentos plasmados en el ruedo que, afortunadamente, es de arena, si no, se hubiese convertido en una pista de hielo.
Castella, en un derechazo de mano ante la humillada embestida del toro
Castella, en un derechazo de mano ante la humillada embestida del toro-Lusis F. Hernández
Ese toreo suave y cada vez más fino del francés, gustó a La México, que se desencantó, tanto o más que el torero, cuando pinchó. Tanto era el frío que estoy seguro de que muchos aficionados dejaron las manos en la bolsa y no sacaron el pañuelo para solicitar el trofeo que merecía Castella, quien en el primero había estado muy bien con un toro bravo aunque terminó peleando en tablas.

La salida el tercio y los gritos insistentes del público para que Sebastián regalara un toro, aunque el clima tan desagradable no era propicio, son los mejores piropos para un torero que ha hecho mucho en La México y se mantiene en el gusto del público.

Tras esa faena de Castella vino la faena de Flores, que valió el único apéndice. Fue una labor variada, por momentos muy firme con un astado emotivo de un desigual encierro de Xajay, criado por el también empresario de la Plaza México, Javier Sordo.
Sergio Flores pasea la única oreja
Sergio Flores pasea la única oreja-Luis F. Hernández
Desde los toros bravos, hasta los descastados, desfilaron por la Monumental, inclusive dos que no tuvieron el trapío suficiente, uno de ellos se quebró la pata izquierda y fue devuelto.

Flores refrendó que su título de triunfador de la Temporada Grande anterior no es casualidad. Anda fácil en el ruedo, se gusta toreando y emociona al tendido.

Sin embargo, cuando le concedieron el merecido apéndice, hubo quienes lo cuestionaron de manera inexplicable, sobre todo porque además de estar muy bien en este toro, en su primero porfió con un animal resabioso.

Al lado de ellos, la hostilidad que siguen sufriendo los Adame, ahora le tocó a Luis David, quien estuvo con voluntad y muchas ganas de agradar, pero poco le reconocieron.
El frío también echó por los suelos la voluntad de Ginés Marín, que sin toro a modo se limitó a cumplir sin hacer un esfuerzo.

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