Diego Ventura abre su decimoquinta Puerta Grande en Madrid
Después devarias guerrillas,
por fin sí viene a San Isidro Ventura, en dos mano a mano, con Leonardo
y con Andy Cartagena. Aunque no se lleve bien con algunos empresarios,
Diego es, ahora mismo, el número uno indiscutible: lleva 20 años de
alternativa y había salido a hombros ya 14 veces, en Las Ventas. Ha
atemperado sus gestos, mantiene su espectacularidad, posee una gran cuadra
y logra faenas auténticamente emocionantes. En el primero, distraído y
parado, ha de hacerlo él todo: lo lleva cosido con «Nazarí»; quiebra en
corto con «Lío», haciendo honor a su nombre; con «Remate», logra un
rejón sin puntilla: oreja. En el tercero, probón y parado, arriesga
mucho con «Bronce»; se luce en piruetas con «Bombón» pero falla al
matar. Recibe con la garrocha a portagayola al quinto, también manso.
Con «Nazarí», la estrella, lo encela, midiendo las distancias y quiebra
con mérito; arriesga en las piruetas con «Bombón», roza el percance: ha
sido un gran espectáculo. Rejonazo: oreja (merecía las dos) y Puerta Grande. Leonardo Hernández, a punto de adornarse con la suerte del teléfono - Paloma AguilarLeonardo Hernández
hizo lo mejor en el anterior festejo de rejones de esta Feria pero
pinchó. Su cuadra ha tenido altibajos pero él llega mucho al público;
arriesga, a veces, casi demasiado. Cuida al segundo, clavando sólo un
rejón; galopa «Despacio» como su nombre y torea por dentro; quiebra en
corto y certero con «Sol»; se adorna con «Xarope», tocando con la frente
el testuz, pero pierde el trofeo al matar a la tercera. El cuarto, con
643 kilos, salta al callejón, rompiendo un tablón, barbea tablas,
tropieza fuerte a «Enamorado», un caballo nuevo. Con esfuerzo, logra el
par a dos manos pero pincha. Sólo 11 kilos le faltan al último para los 700:
una mole, también mansa. Galopa a dos pistas con «Calimocho»; las
corvetas de «Xarope» y los pares al violín entusiasman. Mata a la
segunda: oreja.
A
pesar de los toros complicados, Diego Ventura ha logrado, con mucha
técnica y riesgo, abrir la Puerta Grande de Madrid por decimoquinta vez.
Está en la cumbre. Aumenta la expectación para su mano
a mano con Andy Cartagena. Y, sobre todo, los seis toros que matará en
la Feria de Otoño supondrán un gran acontecimiento.
Postdata.
En tarde de rejones, se impone el recuerdo a don Ángel Peralta, el
ilustre caballero. Desde La Puebla del Río, me llega un díptico de
homenaje que incluye «la que quizás haya sido su última poesía, un
precioso soneto que tituló ‘La libranza de la amistad’». Así concluye:
«Mis caballos relinchan de alegría…/ Y en mis sueños los veo cabalgando
;/ vienen por la vereda galopando / por llevarme en un vuelo hasta la
gloria». Allí permanecerá don Ángel Peralta.
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