domingo, 27 de mayo de 2018

Mansos de hace un siglo en San Isidro 2018



Meritoria actuación de los tres diestros en una muy mala corrida de Dolores Aguirre

Derechazo de Rubén Pinar al primero de la tarde
Derechazo de Rubén Pinar al primero de la tarde - Paloma Aguilar


MADRID

Se frustra la ilusión por ver las reses de Dolores Aguirre, que siempre apostó por el toro bravo. Los de esta tarde, muy serios, bien armados, decepcionan totalmente por su mansedumbre descastada, con peligro: toros de otra época… y malos. Tiene mérito la dignidad de los tres diestros, en su única actuación, en la Feria. Se guarda un minuto de silencio por el valentísimo palentino Marcos de Celis, al que vi triunfar en esta Plaza.

El albaceteño Rubén Pinar ha triunfado repetidamente en Las Ventas y en su tierra, intenta volver a la primera línea. El primero, «Botero», supera los 600 kilos pero no está gordo, como los de los cuadros de ese pintor; empuja fuerte, en el caballo; aprieta a Miguel Martín (aplaudido muchas tardes, en esta Feria); es reservón y complicado. Rubén, gran profesional, le saca muletazos con mérito y riesgo. Aunque mata a la tercera, saluda una ovación.

El jienense Venegas demostró su capacidad aquí, hace un año, con «Gallito», un toro de Saltillo que tomó cinco varas, un torrente de bravura. El segundo embiste cruzado, va fuerte al caballo, espera en banderillas, cabecea: ¡una prenda! Venegas traga, está muy digno y sale ileso: no cabe más. Incluso a punto de morir, el toro pega un arreón que casi se lleva por delante al torero.
Venegas observa el manso comportamientto del toro
Venegas observa el manso comportamientto del toro - Paloma Aguilar
La pasada temporada, Noé Gómez del Pilar indultó un Victorino y, luego, confirmó su alternativa, con Fandiño como padrino. Acude a portagayola en el tercero pero el toro huye de él, del capote y de la puya: recibe sólo cuatro refilonazos (algunos piden las banderillas negras); también huye de la muleta pero el diestro se dobla con torería; aguanta las fieras oleadas aunque ha de salir de naja dos veces para evitar el percance, que bordea constantemente. Mata con decisión y saluda.

El cuarto, abierto de pitones, hace hilo, se raja a tablas, embiste con menos fiereza pero huye descaradamente de la muleta de Rubén Pinar, firme y poderoso, que apenas puede entrar a matar.
El quinto mansea, se frena, huye pero sí logran picarlo, en cinco entradas al caballo. Banderillea con mucho valor David Adalid, que saluda. Venegas le saca algunos muletazos, se justifica, aunque el toro es incierto, busca y cabecea, con los pitones por las nubes. Mata con decisión y saluda.

Vuelve a ir a portagayola y logra la larga Gómez del Pilar en el último, muy alto, huido, que se desentiende de los banderilleros. Intenta provocar la embestida pero el toro no tiene un pase y acaba echándose. Ha de entrar a matar en la misma puerta de toriles. Triste final de una triste corrida.

He hecho la crónica toro a toro, como en el siglo XIX o a comienzos del XX, porque estos toros parecían los de aquella época, cuando salían malos. Lo único bueno de la tarde ha sido la digna actuación de los toreros, los de oro y los de plata; también, que no haya habido percances, aunque hemos pasado momentos de verdadero miedo. Lo demás, para olvidar. No me gusta ese toro aborregado que tantas tardes vemos, pero tampoco éstos, mansos de otro siglo, huidos, peligrosos, que sólo admiten la lidia sobre las piernas y matarlos; con ellos, no cabe el toreo estético que hoy se exige.

Postdata. El Madrid, como Mussorgski, conoce ya «la gran puerta de Kiev». Algunos de sus futbolistas también han toreado. El sevillano Montalvo dio tantas manoletinas que desacreditó (por desgracia, temporalmente) ese muletazo. También intervino en tentaderos Gento, «la galerna del Cantábrico». Juanito sufrió más de una sanción por escaparse a torear y, al retirarse, le cortó simbólicamente la coleta Curro Romero. Ahora mismo, Raúl es íntimo de Ponce, igual que Ramos lo es de Talavante. Cuentan que Sergio se ha atrevido a alternar en el campo, con su amigo. ¿Fútbol o toros? Los dos. No soy el único español que comparte las dos pasiones.

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