A 86 años de su nacimiento
Jesus Ramírez "El Tato"
86
años se cumplieron este 13 de junio del nacimiento de César Antonio
Girón Díaz. De esta insigne figura del toreo americano, todos conocemos
su brillante palmarés, su recia personalidad, su vida aferrada a retos
que son ejemplo para quienes se inician en el complejo mundo taurino.
Sabemos de la audacia de un joven que con el objetivo de ser figura del
toreo, impuso formas y estilos, y se llevó por delante las infulas de
los españoles tan apegados a la mitología del toreo y sus cabalas.
Todas
las figuras del toreo sintieron el aguijonazo del "indio" venezolano
que soez, irreverente y sin inhibiciones, fue pisando el terreno
destinado a los privilegiados. En todos los paises donde la fiesta
brava tiene su representación, el nombre de César Girón se impuso, se
hizo respetar y dejó secuela de hombría, personalidad, valor y serenidad
en el ruedo.
Sus mejores tiempos de profesional, los
vivio en grandeza. Se codeó con presidentes de República, cazaba con el
generalisimo Francisco Franco, poetas e intelectuales lo aceptaban en su
reducido circulo, el jet set caraqueño lo cobijó y sintió sus
irreverencias y para que nada le faltara, se casó con
una hermosa mujer
adinerada de la mas alta alcurnia francesa.
A César
Girón, igual que lo admiraban por sus gestas en el ruedo y su
personalidad, le odiaban y criticaban. Muchos no compartían sus gestos y
desplantes, su caracter bonachon o sus irreverencias. La conducta de
César Girón la marcó una tarde en la maestranza, cuando la plaza a coro
aupaba al colombiano Pepe Caceres, a quien hicieron practicamente un
idolo, mientras que al local lo pitaban arduamente en gigante marco de
reproche que César nunca olvidó.
Tras la muerte del César de
la torería, ocurrida el martes 19 de octubre de 1.971, los mitos se
incrementaron y quienes hasta el último día que se vistio de luces lo
increparon, luego se volvaron en loas y comenzaron una especie rara de
adoración. Vemos por ejemplo, en el sitio donde ocurrio el accidente
en la autopista Regional del Centro, como se ha levantado un altas de
adoración, donde destacan los llamados milagros, representados en togas,
carritos, trajes de luces, fotos y recuerdos de gente que supuestamente
ha recibido favores de César Girón.
En el barrio Campo Alege
de Maracay, tambien existe una capilla igual que en el sitio del
accidente con recuerdos, fotos, imagenes que agradecen a Girón por
favores concedidos. En la Maestranza, en el grupo escultórico La
Girondina, nunca falta un ramo de flores que nadie sabe quien lo coloca.
Y variadas son las historias, algunas jocosas, que cuenta el conserje
Elpidio Fuentes, sobre hechos narrados sobre los milagros de César
Girón.
Cristóbal Cedeño, de 45 años, nos da su testimonio.
Solo vio a Giron en las postrimerias de su carrera. Le nacio una ferrea
admiración que se convirtió en devoción por el hombre que supo superar
obstaculos. Tras su muerte, su produjo una comunión entre el torero
mito y el aficionado resignado a no verlo mas vestido de luces. Poco a
poco creció una repentna devoción que lo llevó a pedirle como si de un
santo se tratara. Cuando a su hija Aurora de 20 años, le descubrieron
una grave enfermedad, practicamente desahuciada por le médicos,
Cristóbal Cedeño, tras seis meses recorriendo medicos y hospitales,
decidió pedirle a César Girón el milagro de salvarle a su hija.
Confiesa, -aun impresioado- que le pidio con tanta fuerza la curación de
su Aurora, que comenzó a mejorar y cuando regreso donde los medicos, la
incurable enfermedad había desaparecido. En el lugar del accidente
donde levantaron la capilla, cuelga de una reja, un cuerpecito de plata
con un lazo rojo. Es el milagro que colgo por su hija Cristobal
Cedeño.
Será el gran César de la toreria americana un
santo al que pueden pedirsele favores o milagros?....Amigos consultados
que tuvieron mucha conexion y confianza con César, comentan en torno a
este asunto que tocamos con respeto, que un hombre como César, tan duro,
incrédulo y realista, se reiría a carcajadas sin despertara y viera
tantas flores, fotos y recuerdos en su nombre.
Pero es el
pueblo mismo que ha creado esta rarisima situación de devoción, y pueblo
al fin hay que respetarle sus creencias, que en este caso han servido
para prolongar la vida taurina de este insigne torero, que tal vez nunca
imaginó, que tras fallecer, su nombre, su figura y su aura, pasarían al
mundo de la mitología y las creencias populares.
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