Talavante, en la plaza de toros de Albacete / MUNDOTORO
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Alejandro Talavante se convirtió este lunes en el último nombre propio de una Feria de la Virgen de los Llanos que bajó el telón con el pacense en hombros en una tarde de intercambio de golpes entre tres máximas figuras del escalafón. Talavante abrió la Puerta Grande tras pasear una oreja de cada uno de sus adversarios de una corrida noble y colaboradora -salvo un cuarto a la defensiva-, pero a la que faltó casta. Perera paseó un trofeo en el quinto, que bien pudieron ser dos de no ser por la inflexible terquedad presidencial, que también ‘negó’ otro trofeo a El Juli del que abrió plaza.
El primero de Talavante fue un precioso sardo, bajo, aunque algo cuesta arriba, de morrillo astracanado, cornidelantero y que enseñaba las puntas. Le pegó un farol de salida y prosiguió con varias largas de pie el extremeño, que meció el capote con suavidad en las verónicas posteriores. La media, superior. Lo llevó con el capote a la espalda en el galleo posterior. Escarbó el toro durante los primeros tercios, en los que cumplió.
Comenzó de rodillas Talavante la faena con un cambiado por la espalda para torear después en redondo antes de recuperar la verticalidad. Entonces, le pegó una tanda más de derechazos excelsa, ralentizando las embestidas del toro, que tuvo ritmo y siempre lo quiso todo por abajo, enclasado el ‘Parladé‘. Se echó la muleta a la izquierda y le pegó varias tandas al natural llenas de profundidad. Limpias, bien ligadas, echando los vuelos y enganchando cada embestida con vertical figura para enroscarse al toro. Los remates, caros, de pura orfebrería y llenos de variedad. Mató a la primera, pero la espada se le fue algo caída y el presidente, de nuevo se mostró inflexible, al conceder sólo un trofeo, pese a que se le pidió los dos con fuerza.
Luego, cerró plaza un toro algo más serio que sus hermanos, hondo y con cuajo, degollado de papada, engatillado y astifino. No se pudo estirar con él Talavante, porque el toro mostró cierta endeblez ya en esos primeros segundos en el ruedo. Apenas quiso que se le castigara en el peto. Se desmonteró Juan José Trujillo en banderillas. Comenzó sin preámbulos Talavante a torear sobre la zurda.
Tandas muy cortas, para no aplomar al toro -medido de fuerza y que perdió las manos varias veces- a las primeras de cambio. Así, consiguió ligar las embestidas del astado, noblón, pero justo de casta, hubo dos tandas por el derecho más encajadas, reunidas, y otra más, del mismo porte con la izquierda. Entonces, el toro se ‘rajó’ y buscó descaradamente las tablas. El espadazo final hizo el resto para animar al tendido y afloraron los pañuelos. Oreja.
El quinto, castaño, bajo y cornidelantero, hizo honor a su nombre al salir de chiqueros. Hasta tres vueltas completas al doble anillo se pegó este ‘Nómada‘, de Parladé. Muy suelto y algo desentendido. Apenas se le castigó en el paso por el caballo de Francisco Doblado, antes del quite por chicuelinas de Miguel Ángel Perera, en el que blandeó el burel. Buen tercio de Curro Javier con las banderillas. Brindó al público el de Puebla del Prior y prologó el trasteo por angostos estatuarios. Después, corrió la mano aprovechando las inercias de un toro que tuvo bondad y se dejó.
Mayor rotundidad en redondo. Derechazos de largo trazo. En el tramo final, con el toro ya más aplomado, se incrustó entre los pitones para meterse un importante arrimón dejándose resbalar los pitones por la taleguilla. Dejó una estocada en el sitio y el toro ‘rodó’ sin puntilla. Se pidieron los dos trofeos con fuerza y el presidente le negó la Puerta Grande al otorgarle sólo una oreja.
De preciosas hechuras, el segundo salió frío en sus embestidas, aunque en el caballo despertó y derribó con estrépito. Se vino arriba en banderillas y tuvo movilidad, como demostró en los dos cambiados por la espalda con los que comenzó el trasteo Miguel Ángel Perera en los medios. Esa prontitud hizo concebir esperanzas para el trasteo, pero sin embargo, le faltó luego ritmo. El pacense dejó una labor que caló de manera intermitente en el tendido, que no acabó de meterse en un trasteo, donde sobresalió el toreo en redondo. Tras una estocada caída, saludó una ovación.
Rompió plaza un toro colorado, bajo, pero con volumen, de agradables hechuras, al que no le sobraron las energías. De embestidas algo ‘dormidas’ en las telas, El Juli trató de evitarle capotazos, aunque no perdonó el quite por chicuelinas, de mano baja y el compás cerrado. Mostró ahí nobleza el toro, por lo que Julián comenzó la faena muy a favor del animal, sin atacarlo. De mitad de trasteo en adelante, la intensidad del trasteo creció con sendas tandas, una por cada pitón, en las que apretó más al animal. Inteligente labor que abrochó con una estocada trasera. Se le pidió el trofeo mayoritariamente, pero el presidente declinó concederlo. Fuerte ovación.
Bajo y cornidelantero, aunque algo acodado de pitones, el cuarto fue otro toro bien presentado. El Juli lo saludó a la verónica con lances despaciosos. No se empleó el toro en el caballo y en banderillas pasó sin pena ni gloria. José María Soler salió renqueante del tercio, con molestias musculares. Brindó al público en los medios y le ofreció allí la muleta plana, el toro se arrancó con movilidad, pero no duraron más allá de esa primera tanda sus inercias. A partir de ahí, embestidas a la defensiva, bruscas y nunca entregadas. El madrileño trató de corregir esos defectos, pero resultó imposible. Por ello, tras probarlo, tomó el camino de la espada. La estocada entera, de efecto certero
Ovación.
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Plaza de toros de Albacete. Última de la Feria de la Virgen de los Llanos. Lleno en los tendidos. Toros de Parladé, bien, aunque desigualmente presentados. En general, nobles y con clase, aunque les faltó empuje en el último tercio. |  |
| El Juli, fuerte ovación tras petición mayoritaria y ovación. Miguel Ángel Perera, ovación y oreja con mayoritaria petición de la segunda. Alejandro Talavante, oreja con petición de la segunda y oreja. | ||
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