martes, 9 de octubre de 2018

El conformismo novilleril y los triunfos que no volverán



Pablo Mora corta la única oreja en una noble novillada en la Feria del Pilar

Pablo Mora torea de rodillas
Pablo Mora torea de rodillas - Fabián Simón
 

  Seis novillos benditos, con mayores o menores cualidades, pero todos con la nobleza por bandera.

 Hasta el sexto, de Carrriquiri, que remendaba a los titulares de El Parralejo, dio opciones para el triunfo. No pueden quejarse los tres novilleros elegidos para hacer el paseíllo en una plaza y en una feria de primera como la zaragozana del Pilar. Seis novillos bien presentados, seriecitos, pero sin asustar, un lujo, y al final, si echamos la vista a la ficha,nos encontramos el paupérrimo balance de una oreja, una vueltecita al ruedo, alguna ovación y silencios administrativos. Y lo malo no es el resultado, sino la imagen, la conformidad que pareció envolver a tres novilleros con cierto nombre en el escalafón y que deberían estar llamados a relevar a las actuales figuras del momento. Con tardes como las de ayer, largo me lo fiáis.

Pero con todo, lo más preocupante es una actitud de «aquí no pasa nada». Si se falla con las banderillas, se busca de igual forma el aplauso que si se hubiera clavado arriba y en la cara. Da igual poner al novillo en suerte y salir por la cola del caballo, no importa que la lidia se convierta en capeas...

Pablo Mora, Francisco de Manuel y Manuel Diosleguarde debieron salir a comerse los novillos.

 Disculpas puede haber para todos los gustos y hasta puede que todas sean válidas, pero la realidad es que ofrecieron una tarde en la que les sobró pulcritud y oficio y les faltó raza y hambre de toros. Una oreja cortó Mora a primero y cuajó los únicos momentos de cierta emoción. La vuelta al ruedo de Francisco de Manuel se la ganó en una resuelta serie con la izquierda, y Diosleguarde anduvo muy preocupado de las formas. Se esfumaron triunfos que ya no volverán.

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