"...Todas estas ocurrencias fueron inventadas algún día, y como..."
Leticia Varela, diputada
de Morena
Heriberto Murrieta
Leticia Varela, diputada
de Morena, tuvo una intervención plagada de falacias en la Cámara de
Diputados para atacar a la tauromaquia desde el más absoluto
desconocimiento. Resulta altamente irresponsable decir tantas
falsedades. Es grave y aventurado hablar sin pruebas en una asamblea tan
importante del poder legislativo.
Aseguró que a
los toros se les "prepara" antes de salir al ruedo de la siguiente
manera: les llenan los oídos de periódico mojado, les untan vaselina en
los ojos "para nublar su vista", les meten algodón en la nariz (sic)
para que les cueste trabajo respirar, les clavan agujas entre los
genitales y otras mentiras.
Añadió que a los toros
les frotan una sustancia corrosiva en las piernas (sic) para que no
pierdan el equilibrio, lo cual tampoco es verdad. Desconoce que si todas
esas prácticas se llevaran a cabo, el toro no sería lidiado porque no
podría siquiera moverse.
Todas estas ocurrencias
fueron inventadas algún día, y como no hay reflexión sino compra de
mitos a precio barato, se asumen como verdades que se propalan entre los
ciudadanos.
¿Cómo es posible hablar de esa
manera, sin testimonios, sin sustento, sin lógica, para aprovecharse de
sensibilidades vulnerables y victimizar a un animal que no necesita de
esa compasión ramplona?
La diputada agregó que el
toro sale al ruedo para ser picado "una y mil veces", exageración que
resta objetividad a su exposición.
Quienes no
conocen la corrida de toros deben saber que ésta no consiste en
maltratar a un animal y que la tauromaquia no es tortura ni hay en ella
crueldad, puesto que ni el torero ni el público disfrutan con su
supuesto sufrimiento. Una res de engorda vive apenas nueve meses. La
vida del toro dura por lo menos 48. Esto quiere decir que la existencia
del toro es cinco veces más larga que la de aquella. El toro vive entre
cuatro y cinco años en libertad. Por cada uno que muere en la plaza, los
ganaderos tienen en promedio otros siete vivos permanentemente.
La
congresista deslizó que España le robó la tauromaquia a Grecia para
luego traerla a México, lo cual habla de su incultura. Ni siquiera se
tomó el tiempo de investigar un poco, antes de subir a la tribuna a
decir imprecisiones.
Uno de los tuits a favor de la alocución de Varela Martínez
le pide recordar que, a falta de argumentos llegan los insultos, pero
no sobra decir que por lo general, el aficionado taurino es un ser
pensante, reflexivo y culto, que ama profundamente al toro y a los demás
animales y que, a diferencia de muchos de los antis, procura argumentar
respetuosamente sin caer en provocaciones ni incurrir en la violencia
verbal o física.
Por supuesto que es respetable
estar en contra de los toros, pero lo que no inspira respeto es decir
tantas mentiras para atacarlos.
Ultimadamente,
lejos de estas iniciativas liberticidas y por consiguiente
antidemocráticas, debe prevalecer el respeto hacia quienes gustamos de
la tauromaquia, de la misma manera en que los aficionados respetamos a
quienes no gustan de la Fiesta de los toros.
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