domingo, 21 de octubre de 2018

Espuerta: Serie de falsedades

"...Todas estas ocurrencias fueron inventadas algún día, y como..."

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Leticia Varela, diputada de Morena
 
Heriberto Murrieta
Leticia Varela, diputada de Morena, tuvo una intervención plagada de falacias en la Cámara de Diputados para atacar a la tauromaquia desde el más absoluto desconocimiento. Resulta altamente irresponsable decir tantas falsedades. Es grave y aventurado hablar sin pruebas en una asamblea tan importante del poder legislativo.
 
Aseguró que a los toros se les "prepara" antes de salir al ruedo de la siguiente manera: les llenan los oídos de periódico mojado, les untan vaselina en los ojos "para nublar su vista", les meten algodón en la nariz (sic) para que les cueste trabajo respirar, les clavan agujas entre los genitales y otras mentiras.
 
Añadió que a los toros les frotan una sustancia corrosiva en las piernas (sic) para que no pierdan el equilibrio, lo cual tampoco es verdad. Desconoce que si todas esas prácticas se llevaran a cabo, el toro no sería lidiado porque no podría siquiera moverse.
 
Todas estas ocurrencias fueron inventadas algún día, y como no hay reflexión sino compra de mitos a precio barato, se asumen como verdades que se propalan entre los ciudadanos.
 
¿Cómo es posible hablar de esa manera, sin testimonios, sin sustento, sin lógica, para aprovecharse de sensibilidades vulnerables y victimizar a un animal que no necesita de esa compasión ramplona?
 
La diputada agregó que el toro sale al ruedo para ser picado "una y mil veces", exageración que resta objetividad a su exposición.
 
Quienes no conocen la corrida de toros deben saber que ésta no consiste en maltratar a un animal y que la tauromaquia no es tortura ni hay en ella crueldad, puesto que ni el torero ni el público disfrutan con su supuesto sufrimiento. Una res de engorda vive apenas nueve meses. La vida del toro dura por lo menos 48. Esto quiere decir que la existencia del toro es cinco veces más larga que la de aquella. El toro vive entre cuatro y cinco años en libertad. Por cada uno que muere en la plaza, los ganaderos tienen en promedio otros siete vivos permanentemente.
 
La congresista deslizó que España le robó la tauromaquia a Grecia para luego traerla a México, lo cual habla de su incultura. Ni siquiera se tomó el tiempo de investigar un poco, antes de subir a la tribuna a decir imprecisiones.
 
Uno de los tuits a favor de la alocución de Varela Martínez le pide recordar que, a falta de argumentos llegan los insultos, pero no sobra decir que por lo general, el aficionado taurino es un ser pensante, reflexivo y culto, que ama profundamente al toro y a los demás animales y que, a diferencia de muchos de los antis, procura argumentar respetuosamente sin caer en provocaciones ni incurrir en la violencia verbal o física.
 
Por supuesto que es respetable estar en contra de los toros, pero lo que no inspira respeto es decir tantas mentiras para atacarlos.
 
Ultimadamente, lejos de estas iniciativas liberticidas y por consiguiente antidemocráticas, debe prevalecer el respeto hacia quienes gustamos de la tauromaquia, de la misma manera en que los aficionados respetamos a quienes no gustan de la Fiesta de los toros.

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