domingo, 28 de octubre de 2018

Muere Juan Carlos Martín Aparicio, rebelde ganadero salmantino

Ha fallecido a los 80 años de edad y tras padecer una enfermedad que le ha apartado de la vida taurina los últimos meses

Será recordado por su libertad a la hora de expresar su opinión y por su inmensa pasión por el toro bravo


El ganadero Juan Carlos Martín Aparicio. Foto: APLAUSOS



El campo charro despide a uno de sus personajes más emblemáticos. Juan Carlos Martín Aparicio fue toda la vida un rebelde que supo guiar su camino por las grandes pasiones de su vida. En todas ellas estuvo presente el toro. Escritor, columnista, ganadero, torero campero (a puerta cerrada).

Heredero de la tradición ganadera que inició en su familia su abuelo, conocido como Juan Carreros, hace 145 años. Y que ahora continuarán sus hijos y sus nietos. En el pequeño Juanito depositó sus últimas ilusiones como abuelo-ganadero.

Ochenta años hablando y escribiendo de toros. La Gaceta de Salamanca albergó su opinión durante más de treinta años. Un punto de vista distinto. Jamás le importó entrar en polémica. La libertad con la que vivió se puede palpar en todas las líneas que firmó. Fue un colaborador habitual en los primeros años de Aplausos profundizando en la historia de las ganaderías salmantinas con mayor arraigo. Sus reportajes forman parte de la historia del periodismo taurino por su sensibilidad y por su afición a la hora de ahondar en la raíces ganaderas. Escribió la obra que editó la Diputación de Salamanca: Gentes y Costumbres, en la que analizó la personalidad de los castellanos.

Hijo de Juan y Carlota. Hermano de María Lourdes Martín, viuda de Alipio Pérez-Tabernero. Padre de Carlota, Ana Juan Carlos, Eugenia y Guiomar. Logró que Carreros de Fuenterroble fuera de nuevo una referencia en el campo bravo salmantino. Su casa parece un museo. Recuerdos y fotografías llenan todos los rincones que refrescaban su luminosa memoria. Con orgullo señalaba las fotos de sus toreros, a los que admiró y con los que compartió grandes vivencias. El Viti por encima de todos. Ídolo de juventud y de madurez. Su amigo.

Tuve la suerte de vivir la celebración de su 75 cumpleaños. Un tentadero y una tertulia que se alargó hasta la madrugada. Aquella tarde pegó sus últimos muletazos a una becerra colorada que había tentado el ganadero Ángel Moreno Pérez-Tabernero. Como sabiendo que aquella iba a ser su última oportunidad, dio una lección de temple a todos los que lo presenciamos. Al año siguiente volvimos Ángel y yo para tentar con Juan Carlos hijo, con todo su romanticismo vino a Miraflores a mi presentación en público y viajó a Sanlúcar para titular su columna sobre el debut brillante de Ángel: "Un salmantino en la marisma".

Juan Carlos será siempre recordado por su afición, por su sentido del humor, por su claridad de ideas y por su caballerosa rebeldía.

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