miércoles, 24 de abril de 2019

Fernando Cuadri se retira: "En 46 años no me he enterado de lo que es el toro"

Después de casi medio siglo al frente de la ganadería ha decidido echarse a un lado y dejar paso a su hijo y sus sobrinos


Fernando Cuadri a caballo en una de sus fincas de Trigueros (Huelva) LUIS MIGUEL PARRADO  



Un lunes de Pascua no parece ser el día más indicado para decir adiós a 46 años de trabajo. Tal y como adelantó Luis Miguel Parrado en 6Toros6, Fernando Cuadri se retira del campo bravo después de toda una vida ligada a la historia y el legado que su padre emprendió a mitad del siglo pasado.

Un eslabón entre generaciones que, sin ser perdido, supo revalorizar la idiosincrasia y genuidad de esta sangre, con la personalidad que siempre ha caracterizado a esta familia ganadera.

Un animalista en el sentido más literal de la palabra. Además de su amor y su pasión por el toro, también quiso dedicar su tiempo a la cría de canarios, gallinas enanas e incluso, durante algún tiempo, gallos de peleas. Su padre, Don Celestino Cuadri, pensó que la ganadería era un proyecto a largo plazo que sólo se mantendría con los mismos criterios de selección que él había marcado. El propio patriarca consideró que lo más problemático para una vacada es el cambio de manos. Hoy, le toca a él hacerlo con sus descendientes.
Después de casi medio siglo al frente de esta divisa, ¿por qué se va?
 
Pues mire, son 46 años y hay que dejar paso a las nuevas generaciones. El cambio de manos no es cuestión de un día para otro, sino que se debe hacer con bastante antelación, con la idea de que mi descendencia siga con los mismos criterios que hemos tenido toda la vida; equivocados o acertados pero son los nuestros. En cualquier caso, aunque la selección la he pasado a manos de mi hijo y mis sobrinos, seguiré a su lado en un segundo plano.
 
¿Se siente cansado?
 
No, rotundamente no. Todo lo contrario, porque siento que llevo toda una vida dedicado a ésto y no ha sido suficiente para enterarme de lo que es el toro. Cuanto más avanzas en este campo, más se te abre el abanico, más variantes te aparecen, y creo firmemente que tengo más dudas que cuando empecé. Pero no me encuentro cansado. Los animales me gustan y tengo ganas de seguir. Sin embargo, no como la cabeza más visisble de la ganadería.
 
¿Es consciente de la riqueza genética que ha preservado en todo este tiempo?
 
Sinceramente, sí. Quieras que no, en nuestro caso y sin darnos cuenta, porque lo inició mi padre haciendo esta mezcla tan rara de Urcola con Santa Coloma, se ha ido definiendo un encaste propio. Bueno, no lo sé, pero sí un tipo de toro muy particular; tanto en el trato como en el comportamiento. Ese es otro de los motivos por los que creo que, a los que vienen detrás, siempre les puede ser positivo y servir la experiencia de sus predecesores. 
 
¿De qué se siente más orgulloso en este casi medio siglo como ganadero?
 
Pues mejor o peor pero de haber aguantado estos 46 años y de intentar darle preferencia a la ganadería, incluso del tema económico que para mí siempre ha sido una consecuencia y no un fín. Porque lo único que he perseguido en los años que he estado al frente es que, sobre todo en Madrid salga un toro de interés. Que a su vez trae otra consecuencia y es que te llama Pamplona, te llama Francia y te llaman las plazas importantes. Creo que en todo este tiempo y con este criterio hemos conseguido dar, no siempre, con el toro de Cuadri que todos tenemos en la cabeza.
 
¿De qué se arrepiente Fernando Cuadri?
 
Realmente de nada. He cometido muchos errores pero en la vida se aprende de ellos. Y nunca me he arrepentido porque las cosas que he hecho mal siempre las he sacado la parte positiva. Si volviera a vivir, haría exactamente lo mismo que he hecho.
 
Si de por sí llevar una vacada joven es difícil, ¿qué es lo que más complicado le ha resultado en esta larga trayectoria?
 
Hombre, yo en realidad no me considero buen ganadero de lidia, porque el buen ganadero tiene que tener una facultad fundamental que es la memoria. Mi padre la tenía y los que vienen detrás en otras casas ganaderas la mayoría la tienen, pero yo no. A mí me ha faltado, pese a que siempre haya tenido a mis hermanos y al mayoral al lado, que me han servido de ayuda en ese sentido, pero es lo que más trabajo me ha costado. Un ganadero debe tener en la cabeza las reatas completas y a mí eso se me ha escapado muchas veces. 
 
¿Ha sido una espinita que, el toro de Cuadri, de un tiempo a esta parte, no haya querido ser visto por las figuras?
 
No, porque nunca he sido partidario de las figuras. No por falta de respeto y no por desprecio, ni muchísimo menos. Creo que las figuras están donde están por méritos propios. Podrían y pueden con cualquier toro, por supuesto que con los nuestros también, pero le he temido siempre a dos cosas: primero, cuando cogen por norma una ganadería las figuras, ven la cuesta abajo antes que el propio ganadero. Es decir, elegir el toro en base a la casta. Cuando se empieza a perder la casta, ellos lo ven antes y eso no me ha hecho gracia nunca. Y en segundo lugar, en el mundo del toro como en otros aspectos de la vida es fundamental el equivocarse. Puedes ser un ganadero que vaya de la mano de las figuras y ceder ciertas cosas, pero mi padre me decía que lo mejor es enémigo de lo bueno. Siempre hemos estado bien y nunca hemos intentado dar el paso siguiente a lo mejor; por que te puede salir bien pero también se te puede volver en contra. 
 
¿En qué cree que ha cambiado su toro?
 
Quizás haya cambiado en que tiene más tamaño, pero por otro lado es una cosa natural.
 
 Cuando al animal se le cuida de manera impoluta en el manejo del campo, en salubridad y alimentación, los animales se desarrollan más. Siempre se nos ha dado mejor en los tentaderos las vacas de mayor tamaño, y eso creo que puede ser lo que haya marcado la diferencia morfológica de nuestro toro. En líneas generales creo que el toro cuando pierde la casta, pierde interés. Un animal bravo simplemente noble, es simplemente tonto. No es que la nobleza no tenga importancia, porque en esta casa siempre se la hemos dado, pero la nobleza siempre en base a la casta. No porque la tenga el toro a flote, sino porque se la saque el torero porque le está haciendo las cosas bien.

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