Tras
superar en tiempo récord una gravísima lesión conocida como «rodilla
catastrófica», el maestro de Chiva regresará el 10 de agosto en El
Puerto o el 14 en Málaga
Enrique Ponce, durante la rueda de prensa en una clínica madrileña, con el doctor Ángel Villamor - De San Bernardo
Rosario Pérez
Enrique Ponce, la figura de los Guinnes, ha vuelto a batir todos los récords. Su pasión por el toro ha recuperado «milagrosamente» al hombre y al torero tras la gravísima lesión sufrida el 18 de marzo en Fallas, conocida como «rodilla catastrófica». «Enrique siempre ha ido un paso por delante en la evolución», subrayó el doctor Ángel Villamor durante la rueda de prensa en la clínica madrileña iQtra, donde el maestro de Chiva anunció su reaparición en agosto: «O el día 10 en El Puerto de Santa María o el 14 en la Feria de Málaga».
Ponce ha vivido un calvario de dolores –«sin rechistar ni una sola queja», apuntó el traumatólogo–, pero el sufrimiento mayor era el de la incertidumbre: «Han sido meses durísimos y muy difíciles.
Hubo un momento en el que yo no sabía si volvería a torear, aunque siempre confié en las manos del doctor, en la maravillosa cirugía y en mi propia capacidad de recuperación», comentó el torero valenciano. Al quite, Villamor: «Teníamos la experiencia de deportistas y de pacientes cuyo fin era volver a caminar, pero en este caso el objetivo era torear de nuevo, y así lo hará». «Ya me siento preparado –añadió el maestro–, pero hay que esperar un periodo llamado de “aburrimiento y maduración” para estar en perfectas condiciones, siguiendo cada pauta. Volveré al cien por cien».
El ángel de los lesionados ahondó en la gravedad del «accidente de Ponce, que arrastraba ya una lesión de ligamento anterior; con la desafortunada cogida en Valencia, cayó en vertical sobre una rodilla izquierda ya dañada y se llevó en cascada el resto de ligamentos, meniscos e incluso hundió dos centímetros la meseta tibial». Una lesión de alto impacto propia de motociclistas que requirió de «una operación de seis horas, con reconstrucciones 3D y en la que tuvimos que soldar el cruzado con el tendón de un cadáver».
Tres meses después de aquel duro percance, el valenciano camina «fenomenal» e incluso torea de salón, aunque para el contacto con el bravo aún deberá esperar. El matador de Chiva se emocionó al narrar el instante más «especial» en este tiempo de rehabilitación: «Cuando, al mes y medio, el doctor me dijo que podía apoyar la pierna y caminar fue un momento mágico. Volver a sentir el peso sobre la rodilla lesionada, sin molestias ni pinchazos, no tenía precio». Cada paso era ese volver a empezar del caminante machadiano que «hace camino al andar». Y ya lo hace pisando fuerte, con total soltura, con esos andares inconfudibles de la torería. «Ya hagoa hasta mis carreritas hacia delante, hacia atrás y para los lados», contó el artista de incombustible afición.
Ángel Villamor aseguró que su regreso a los ruedos será en perfectas facultades, «sin ningún tipo de limitaciones; al contrario, mejor que antes, pues ya lo hará recuperado esa lesión que arrastraba desde la temporada americana». Pese al infierno vivido, Ponce no se arrepiente de torear mermado en esa campaña en la que acariciaba el cielo: «Estaba toreando mejor que nunca», dicen sus cercanos.
Dice Ponce que ahora vuelve «con mási ilusión si cabe». Le aguarda un intenso verano y una temporada de unas veinte tardes: a la reaparición reseñada para el 10 de agosto si se solucionan los asuntos pendientes en la plaza de toros del Puerto, se suman, entre otras, las fechas de Málaga, Dax, Guijuelo, Gijón, San Sebastián, Almería y el plato fuerte de Bilbao, en principio, el 20 y el 22 de agosto, con dos de estas tres ganaderías: Garcigrande, Victoriano del Río y Zalduendo. Ya queda menos para que salga «ese toro imaginario» que sueña desde hace tres meses, quince semanas y 103 noches. Agosto ya está herrado en el calendario taurino con números rojos: reaparece la figura capaz de fulminar todas las marcas.
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