Preocupación por el estado de salud del madrileño; ambos cortan una oreja de una interesante corrida de Valdefresno

Gonzalo I. Bienvenida
El primer toro de Valdefresno, de nombre Cigarro (ilustre reata), estuvo completamente en el tipo de la ganadería. Paletón, grueso, bajo, con cuello. Una pintura. Eugenio de Mora lo enceló dejándole el capote en la cara para combatir su abanta condición. Recibió dos buenos puyazos, en la contraquerencia y en la puerta. Se empleó, sobre todo en el primer encuentro. El toro apuntó calidad.

El cuarto, descarado y grande, impresionaba por sus negras y afiladas puntas. Se le dio duro y mal en el caballo. Fue un toro encastado que se aburrió pronto. Eugenio de Mora lo fue rompiendo hacia delante, empujando y exigiendo al mismo momento. El toro terminó topando, con dureza. La estocada quedó baja. Silencio.
Gonzalo Caballero fue duramente cogido por el segundo toro de la tarde. Resultó prendido al entrar a matar, tirándose con su forma habitual, prácticamente encima de los pitones. Fueron dos derrotes muy secos. Se quedó encogido en el suelo, con la taleguilla abierta a la altura de del bajo vientre.

Otro toro con posibilidades fue el tercero. Un precioso toro de Valdefresno que cerraba la cara enseñando las palas. Rompió a embestir desde salida, lo mejor del saludo de Jesús Enrique Colombo fuer la gran media verónica. Hizo una discreta pelea en varas. Fue explosivo en banderillas, el venezolano protagonizó el tercio de banderillas: los pares más comprometidos fueron el primero y el tercero. Brindó su labor a Caballero dejando la montera en la puerta de la enfermería. Dio distancia al toro que respondió con alegría. Firmó dos tandas muy intensas, de mucha entrega sobre el pitón derecho. Al coger la mano izquierda bajó la faena: le faltaba por ahí un tranco al toro. Al volver a la derecha ni alcanzó las cotas anteriores, ya no funcionaban las inercias aprovechadas previamente. El final fue por manoletinas justo antes de dejar una gran estocada. Oreja tras aviso con protestas.

En quinto lugar se lidió el reseñado como sexto al correrse el turno por el percance de Gonzalo Caballero. Un altote lisardo de mucha y desagradable cara. No se empleó en los capotes. Muy comprometido fue el tercio de banderillas, Colombo le puso dos pares de poder a poder con gran mérito. Quiso pegarle un cambio para el tercer par y se lo llevó por delante. La caída fue terrible, con el cuello. Pisotones y derrotes destartalaron al venezolano que no podía levantarse. Se rehizo y volvió a la cara del toro con mucho mérito. No se entregó en ningún momento el toro, tan montado, tan áspero. Colombo hizo un esfuerzo sin recompensa suficiente. Levantó el ambiente con unas arriesgadísimas bernadinas. Pinchó en un primer intento de entrar a matar sin muleta y dejó una estocada en el sitio. El toro le hizo hilo y en los medios estuvo a punto de alcanzarlo. La emotividad eclosionó en una gran petición de oreja. El presidente José Magán no la otorgó, con acierto por la falta de contenido pese a la gran emoción despertada por la entrega ilimitada del venezolano. Vuelta al ruedo y pasa a la enfermería visiblemente dolorido.

Madrid, sábado 12 de octubre de 2019. Corrida del Día de la Hispanidad. Toros de Valdefresno, desiguales de hechuras, de Interesante comportamiento en su conjunto. Eugenio de Mora, silencio, silencio y silencio en el que mató por Caballero; Gonzalo Caballero, oreja y herido; Jesús Enrique Colombo, oreja tras aviso y vuelta al ruedo tras petición. Entrada: Más de media plaza. Sonó el Himno Nacional al finalizar el paseíllo.
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