Como en San Isidro, cae herido en la hora final; corta una oreja, al igual que Colombo, que también sufre una fea cogida
Gonzalo Caballero se tapa la herida con las manos mientras es trasladado a la enfermería (foto Plaza 1)
Rosario Pérez
HIMNO. Suena el Himno Nacional. La plaza de Las Ventas, con una entrada fabulosa, se pone en pie. Llegan las notas a ese cielo de Madrid que quieren tocar los toreros. Emociones en el Día de la Hispanidad, con el recuerdo de los caídos. Ovación de gala. Por España. Siempre por España.
PASEÍLLO. Tras romperse el paseíllo, tributan unos aplausos a Gonzalo Caballero, que regresa a Madrid tras su dura cornada en San Isidro. Viste otra vez de sangre de toro y oro. A su lado, Eugenio de Mora, de azul pavo y oro, y Jesús Enrique Colombo, de purísima y oro.
PRIMER TORO. Protestan al hondo toro de Valdefresno, que el próximo mes cumple los cinco años. Pierde las manos el manso, pero va y viene con calidad. Quiere... pero apenas puede. Con oficio, Eugenio de Mora saca algún muletazo estimable. Pero este "Cigarro" huye en cada pase y dura menos que una cerilla. El toledano lo mata de una estocada muy defectuosa. Recorre el anilllo el valdefresno con la muerte encima. Pitos al toro y silencio para el torero.
SEGUNDO TORO: CORNADA A CABALLERO. Sale Clavelero, de guapa cara y con cuello pero de justo remate para Madrid. No agrada mucho el animal. Gonzalo Caballero tiene el gesto de brindar a don Máximo García Padrós, ángel de la guarda de los toreros. En el umbral del 7, comienza por estatuarios vibrantes, acompañados de un desdén y el de pecho. Pierde las manos el de Valdefresno. Se va a los medios, da distancia al toro, que va y viene con nobleza pero con poca chispa. Valiente a izquierdas, pero el toro anda muy justito de gas. Molesta el viento y se le cuela en un natural. Continúa con mucha entrega. Se mete luego entre los pitones, le aplauden la sincera colocación. Y traza un redondo invertido. Finaliza por bernadinas y un torero desplante.
Entregadísimo de principio a fin, apostando. Se tira a matar de verdad y le pega una cornada, sangra abundantemente. Otra vez al entrar a matar. Las cuadrillas se lo llevan a la enfermería, de nuevo a las manos de Padrós. Corta una oreja. Susto tremendo del público: su amiga Victoria Federica, en la andanada del 9, baja rápidamente.
TERCER TORO. Con el corazón encogido, sale el tercer toro, con hechuras para embestir.
Dispuestísimo Colombo desde el inicio, encandila a la gente en banderillas, especialmente en el tercer para. Algunos espectadores se ponen en pie. Camina luego hacia la enfermería, deja allí la montera. Brindis al compañero herido. Se mueve con virtudes este Pomposico I, bueno por ambos pitones. El joven matador se muestra con mucha voluntad y ganas de agradar, aunque no llega a surgir el acople necesario. Mientras el animal escarba se planta por manoletinas Estocada. Oreja.
CUARTO TORO. Se llama Comisario, un negro salpicado de poca clase, que suelta mucho la cara.
Mejor el embroque que el final. Tir de técnica el veterano Eugenio de Mora, que entierra otra estocada defectuosa. Silencio.
QUINTO TORO. Por el percance, sale el previsto en sexto lugar, Gañanito II, más alto y feote. Otra vez Colombo levanta pasiones en banderillas, un todoterreno. En el último par, lo coge de horrible manera, lo zarandea y lo pisotea en la arena. Al incorporarse se desmorona, lo sacan al callejón, le echan agua, la paliza ha sido tremenda. Vuelve sin chaquetilla, conmocionado y cojeando ostensiblemente. Brinda al público, el toro no regala nada. Y el torero está mermado de facultades.
Temerarias las bernadinas finales. Al perfilarse para matar, tira la muleta. Pinchazo hondo. Entierra luego una estocada. Piden la oreja, bornca monumental por no concederla. Gritos de ¡fuera, fuera! entre una minoría que aplaude la decisión del palco. Da la vuelta al ruedo y pasa a la enfermería.
SEXTO TORO. Cierra la tarde Eugenio de Mora, muy desacertado con el acero con un toro medio. Suena un aviso. Silencio.
PARTE MÉDICO: Gonzalo Caballero fue operado de una cornada en el tercio proximal de la cara interna del muslo izquierdo, con dos trayectorias, unas de 30 centímetros hacia arriba y hacia fuera, que produce destrozos en músculos sartorio y cuádriceps y contusiona la pala iliaca izquierda y tora de 25 centímetros hacia atrás que secciona vena femoral y ramas colaterale. Pronóstico muy grave.
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