PERSONAJES ILUSTRES I- El prestigioso guionista español era muy aficionado a la tauromaquia
Boni Fernandez
Muchos son los personajes ilustres, fuera de lo que podríamos denominar sector, que han sido apasionados seguidores de la tauromaquia. Uno de ellos es el genial escritor y guionista español: Rafael Azcona.
Es considerado por muchos, el mejor guionista español de todos los tiempos, y su relación con la tauromaquia no podía ni debía pasar desapercibida.
De joven apareció en algún festejo de segundo orden, sobre todo en la región de la Rioja, pues él nació en Logroño (el 24 de octubre de 1926), con el sobrenombre de «Alamares»Fue un escritor y guionista español conocido por películas como El pisito, Plácido, El verdugo, La escopeta nacional, Belle époque o La niña de tus ojos, pero relacionado con la tauromaquia, no hay que olvidar el guión para la película de ‘La Vaquilla’ (1985), co-escrita y dirigida por Luis García Berlanga
** Si quiere leer y hojear el guión original de Rafael Azcona y Luis García Berlanga, pulse aquí **
Contaba Rafael Azcona que del primer torero del que se acordaba era de Domingo Ortega, aquel paleto de Borox (Toledo) que acabó realizando conferencias en el Ateneo de Madrid y que protagonizó una estupenda película taurina: ‘Tarde de toros’, dirigida por el genial húngaro Ladislao Vajda.
Soñaba con ser algún día torero, pero era consciente de su gran dificultad. ‘Aunque me hubiera gustado como a todo el mundo. No era un iluso y nunca me decidí. Entonces se daban en Logroño más de una docena de funciones de todo tipo. A todo se llamaba toros. Todo era toros. Sobresalían personajes como Pepe Zamora, Migueliyo, Currillo, Barguilla…’
Es posible que Rafael recordara muchas de aquellas andanzas infantiles entre toros y sorteos para escribir ‘Plácido’, quizás ‘La gran comilona’ o hasta ‘La Vaquilla’, tres de sus obras más extraordinarias
Heliodoro Díaz, amigo de Azcona: Su estampa como torero: «Era muy pulcro. Cuando iba a torear se preocupaba mucho de su atuendo y de su gorrilla’«Los militares convirtieron a «La Manzanera» (antigual plaza de toros de Logroño), en prisión durante la Guerra Civil y haciendo de monaguillo en los Escolapios, un domingo acompañé a un cura que les cantó una misa a los prisioneros hacinados bajo los tendidos. Lo pasé mal porque aquel lugar yo lo conocía como un espacio maravilloso al que mi padre me llevaba antes del año 36.
Luego, en la posguerra, recuerdo algún festejo en los que las cuadrillas, al final de paseíllo, en lugar de amagar el monterazo, saludaban a la presidencia brazo en alto».
Azcona admiraba a Manolete: ‘Me dejó un recuerdo imborrable. No sé si templaba más o cargaba menos, pero era increíble verlo torear. Me cautivó por su estoica personalidad. Si a esto se añade que murió en la plaza…’. Y también a Antonio Ordóñez ‘al que admiré como a nadie’ y la mítica corrida de Paco Camino a favor de la Beneficencia, con seis toros de Pablo Romero, ‘es uno de los últimos, puede que sea el último recuerdo muy positivo que guardo’ .
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