Los toros y el viento deslucen la confirmación de Pablo Aguado y el regreso de Ponce

APLAUSOS
Precioso el saludo capotero de Enrique Ponce al segundo de
la tarde. En banderillas se desmonteró Fernando García. Brindó a
Mariano de la Viña: “Va por ti grandioso”, dijo a través de los
micrófonos de Unicable. Comenzó bien la faena, relajado y toreando con
cadencia. Hubo una tanda ligada e importante, pero la faena se vino a
menos con un toro que fue recortando su viaje cada vez más y que
desarrolló sentido. Por encima de su oponente el valenciano, que ya no
logró remontar el tono de su labor por la condición del animal y por el
fuerte vendaval, que impidió manejar bien los engaños.

Fabián Barba se mostró con oficio y determinación frente
al tercero de la tarde, un animal que no fue nada fácil, muy exigente.
Tampoco se lo puso fácil el viento. El hidrocálido extrajo algún pasaje
en una labor que no pasó de correcta.
Enrazado y un punto violento resultó el sexto de la tarde.
Toro encastado con opciones. Fabián Barba nadó entre la corrección y
sin atravesar la línea de la discreción y la comodidad.

El séptimo, segundo de lidia de Joselito Adame, a
diferencia de sus hermanos, fue el de mayor clase y calidad. Adame lo
llevó muy largo y cosido a la franela, como imantado al paño rojo. Sacó a
relucir su toreo templado en una faena en la que se vació. Una entrega
que tuvo un enorme eco en los tendidos. Mató de una gran estocada
arriba, entre gritos de ¡torero, torero!, que le valió las dos orejas.
Gran tarde la de Joselito Adame, que defendió con raza su corral. El
toro fue premiado con el arrastre lento.

Enrique Ponce, palmas y silencio; Fabián Barba, silencio y silencio tras aviso; Joselito Adame, oreja y dos orejas; y Pablo Aguado, que confirma alternativa, silencio tras aviso y silencio. Entrada: 28.000 personas, aproximadamente.
Fernando García se desmonteró en el 2º, Víctor Mora en el 4º y Gustavo Campos en el 6º.
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