martes, 28 de enero de 2020

Salvadores de los toreros



Ha insistido el jurado de ABC en que este premio quiere reconocer la labor de todos los cirujanos, los de las Plazas grandes y las pequeñas, los famosos y los menos populares

Miguel Ángel Perera, junto a Carlos Val-Carreres
Miguel Ángel Perera, junto a Carlos Val-Carreres - Fabián Simón

Andrés Amorós 

Las deliberaciones del jurado del Premio Taurino ABC, siempre interesantes, han sido este año, quizá, más animadas que nunca. Todos sus miembros son grandes aficionados que escuchan con el debido respeto la opinión de los profesionales (el torero Juan Antonio «Espartaco», el ganadero Victorino Martín) pero defienden con libertad y pasión las emociones que la Tauromaquia les suscita. Eso desemboca en una tertulia taurina de muy alto nivel.

No premia ABC al diestro triunfador de la temporada ni al que más trofeos ha obtenido sino un acontecimiento taurino especialmente relevante. Se busca reconocer los méritos de todos los que intervienen en nuestra Fiesta y apoyarla, en un momento en el que tantos ataques injustificados está recibiendo.

Se han comentado, esta vez, las brillantes actuaciones de varios toreros –para los aficionados, no será difícil imaginar sus nombres– que han logrado tardes inolvidables, en las principales Ferias, y nos han llenado de ilusión. Algún miembro del jurado ha defendido la importancia del actual toreo a caballo, que, además de haber logrado una notable perfección, supone un espectáculo muy atractivo, que sirve a muchos de acceso a la Fiesta. También se ha reivindicado la importancia de algunas instituciones, que defienden la trascendencia cultural de la Tauromaquia.

Después de una larga deliberación, el jurado ha acabado decidiéndose por valorar los méritos de los cirujanos taurinos: según el tópico repetido, son verdaderos «ángeles de la guarda», que salvan la vida de los toreros y realizan una labor absolutamente admirable, uniendo la gran categoría profesional a la mayor entrega personal.

Está claro que las enfermerías de las Plazas de Toros han mejorado mucho después de tragedias como la de Paquirri –en parte, por el empeño de los mismos cirujanos– pero no pueden ser las mismas las condiciones en las que trabajan los médicos de una de las principales Plazas y los que atienden a los heridos, en los festejos de cualquier pueblo. En cualquier caso, la pericia de los cirujanos sigue siendo el factor decisivo. En sus manos –y en las de Dios– están todos los toreros heridos: ellos lo saben de sobra.

Ha insistido el jurado de ABC en que este premio quiere reconocer la labor de todos los cirujanos, los de las Plazas grandes y las pequeñas, los famosos y los menos populares. Los representan a todos ellos los dos mencionados en el acta: el doctor Carlos Val-Carreres, de la Plaza de Zaragoza, y el doctor Máximo García Padrós, de la Plaza de Las Ventas. Son dos figuras unánimemente respetadas y admiradas por todos los profesionales taurinos.

La oportunidad de este galardón parece clara. Ésta ha sido una temporada verdaderamente sangrienta, en la que bastantes diestros han sufrido cornadas muy graves. Todos recordamos, por citar algunos ejemplos, los percances de Román, Manuel Escribano, Gonzalo Caballero y Javier Cortés, en la Plaza de Madrid; el de Mariano de la Viña, en la de Zaragoza. Las noticias que han trascendido nos hablan de auténticos milagros, realizados por unos doctores que merecen el reconocimiento de todos. Sin su acierto, el balance de esta temporada taurina hubiera sido mucho más trágico. Don Carlos y don Máximo son también ejemplos de dinastías que todo buen aficionado conoce.

Con este premio, hemos querido destacar también la gran labor que está realizando la Sociedad Española de Cirugía Taurina, que organiza reuniones científicas y cursos de perfeccionamiento; este año, ha logrado el hito de que esta especialidad entrara en una Universidad, la de Valencia.

El toreo es belleza y es emoción, unida al tremendo riesgo. Ésa es la gran verdad de la Fiesta: «La suerte o la muerte», según el título del libro de Gerardo Diego. Unos auténticos héroes realizan lo que ninguno de nosotros se atrevería a hacer. Es bien conocida la respuesta de Cúchares al actor Julián Romea: «Aquí, en el ruedo se muere de verdad, no de mentirijillas, como en el teatro». Si no eso no sucede más a menudo, se lo debemos a los cirujanos taurinos, cuyo mérito ha querido ahora destacar ABC.

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