China es ahora un refugio e impone cuarentena a los viajeros

Una joven posa ante el aeropuerto internacional de Pekín, donde un avión está a punto de aterrizar (ROMAN PILIPEY / EFE)
El problema es que muchos de esos viajeros de última hora ya
están infectados, con el consiguiente riesgo de que se produzca un
rebrote en su lugar de destino. Un efecto bumerán que los gobiernos
asiáticos están dispuestos a atajar como sea.
“En muchos países, el número de casos confirmados puede
describirse como explosivo”, subrayó ayer mismo la jefe del ejecutivo
hongkonés, Carrie Lam. “Si no adoptamos medidas estrictas, me
temo que todos los esfuerzos de precaución hechos en los últimos dos
meses serán un desperdicio”, resumió. En esta región, 50 de los últimos
57 positivos detectados eran personas procedentes de otras naciones, los
llamados casos importados. Por eso, su Gobierno anunció que a partir del jueves pondrá en cuarentena a todos los viajeros que entren en la ciudad, independientemente de su procedencia y nacionalidad.
Guerra periodística
China retiró ayer las credenciales a los periodistas de al menos tres diarios de EE.UU.
Otro caso paradigmático es el de China, que en
cuestión de semanas ha pasado de ser el epicentro de la epidemia a un
refugio seguro contra ella, por lo que miles de ciudadanos chinos en el
extranjero están tratando de regresar a sus hogares. Según un
funcionario de la Administración de inmigración, Liu Haitao, cada día
están llegando a los aeropuertos chinos unas 20.000 personas –un 10% de
ellas extranjeras–, a las que hay que sumar las que entran por vía
marítima o terrestre.
Eso ha provocado que ayer, por cuarto día consecutivo,
hubiera un mayor número de casos importados que de transmisiones
locales: 20 foráneos frente uno en casa, con lo que los de fuera ya
suman 143. “La prevención de casos importados se ha convertido en una
tarea clave de prevención y control de la epidemia en China. Debemos
frenar con decisión su propagación a través de la frontera”, reseñó Wang
Jun, funcionario de la Administración general de aduanas.
Temen otra ola de infección
Hasta 13.000 eurosde multa en Singapur y 30.000 en Taiwánpor violar las normas
Como resultado, desde el lunes es obligatorio que
todos los pasajeros de vuelos internacionales que aterricen en Pekín,
sean nacionales o extranjeros, cumplan una cuarentena de 14 días en
centros designados por el Gobierno y que están sometidos a vigilancia,
una estancia que deben pagar de su propio bolsillo. Pero no serán los
únicos. En Shanghai ya se aplica una medida similar a los viajeros
provenientes de una quincena de países –incluida España–, y otras urbes
como Chongqing, Sanya o Wuhan, epicentro del brote, han tomado la misma
decisión.
Tampoco le va a temblar la mano a las autoridades chinas a
la hora de castigar a los que traten de engañarles. Sirva como ejemplo
el caso de una ciudadana china de 37 años que acudió a una conferencia
en Boston (EE.UU.) en la que se infectaron varias personas. La mujer
tenía fiebre cuando abordó el avión de vuelta e intentó ocultarlo
tomando medicamentos y mintiendo a la tripulación sobre su estado. Pero
no coló, y a la llegada la sometieron al test, que dio positivo, por lo
que la van a investigar por “obstruir la lucha contra la epidemia”.
También hay gobiernos regionales que han optado por fuertes
multas para disuadir a la gente de que cumpla con las normas de
cuarentena. Si en el caso de Singapur las sanciones pueden ser de hasta
13.000 euros, en el de Taiwán oscilan entre los 3.000 y los 30.000
euros. “Nos mantuvimos firmes para bloquear la primera ola de
infecciones, pero se avecina una nueva, por lo que todos deberían
cooperar con los esfuerzos de prevención”, subrayó el ministro de Salud
taiwanés, Chen Shih Chung.
Mientras, arrecia la polémica por el origen del
virus. Pese a que existe un amplio consenso en que el foco se inició en
la ciudad de Wuhan, en el centro del país, oficiales chinos hacen
circular la teoría de que se trata de un virus importado de Estados
Unidos. En paralelo, Donald Trump no ha dejado en los últimos días de
referirse al coronavirus como el “virus chino”, para irritación de las
autoridades de Pekín. En este contexto, China retiró ayer las
acreditaciones a los periodistas de The New York Times , Wall Street Journal y Washington Post .
La medida es una respuesta de las autoridades chinas a las
restricciones que la administración estadounidense ha impuesto a los
periodistas chinos para trabajar en territorio americano.
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