
El presidente Donald Trump habla durante una rueda de prensa sobre la crisis del coronavirus el 30 de marzo de 2020 en los jardines de la Casa Blanca, en Washington. AFP/Archivos / Mandel Ngan
AFP
¿Cómo será el mundo post-coronavirus? Mientras los gobiernos luchan para frenar la propagación de la epidemia de COVID-19, los analistas formulan un sinfín de preguntas sobre las perspectivas geopolíticas tras el fin de la crisis.
¿Cómo reactivar las economías? ¿Cómo volver a crear empleos? ¿En qué estado estarán los mercados financieros, las democracias, las naciones, las libertades civiles y los acuerdos multilaterales?
"¿Estamos siendo testigos de un evento que remodelará las relaciones internacionales y las relaciones entre los Estados?", se preguntaba la semana pasada Aaron Miller de la Fundación Carnegie Endowment for International Peace en un seminario en internet.
Y, refiriéndose a la fragilidad de los Estados Unidos del presidente Donald Trump, añadió: "¿Esta posición dominante, o la falta de ella, abrirá oportunidades para los diferentes países del mundo?".
Una alusión obvia a China, que sin duda competirá con Estados Unidos por la supremacía mundial en las próximas décadas.
Muchos especialistas vaticinan una recomposición de los grandes equilibrios en una economía mundial cuyo funcionamiento está en pleno cuestionamiento.

- Escasez y dependencias -
En función de la virulencia de los eventuales disturbios, algunos gobiernos podrían tambalearse, insisten varias fuentes.
Además de estos impredecibles destinos nacionales, podrían ponerse en duda una serie de principios. La globalización del comercio dominó los debates de las últimas décadas. Pero doce años después de la crisis financiera de 2008, que ya había sacudido gravemente el sistema, es probable que la forma de hacer negocios cambie.
"Estamos siendo testigos de un cambio enorme", dijo a la AFP Bakary Sambé, director de Timbuktu Institute, con sede en Dakar, que señala una debilidad en las estrategias de salud europeas y americanas.

Ya sea que se trate de mascarillas, petróleo o alimentos, la epidemia crea escasez, provoca dependencias y da lugar a una ayuda más o menos instrumentalizada que hará historia.
"La desglobalización puede potencialmente acelerarse a raíz de la crisis. Sin duda habrá más conflictos relacionados con los sistemas comerciales y la necesidad de asegurar las cadenas de suministro", dice Pratap Bhanu Mehta, investigador de ciencias políticas de la Universidad de Ashoka, cerca de Nueva Delhi, en una columna publicada en el sitio web de The Indian Express.
Donald Trump, el chino Xi Jinping o el indio Narendra Modi no dejarán de lado sus objetivos, asegura. "Los diferentes partidos políticos e ideologías, desde Trump hasta Xi y Modi, no dejarán de utilizar la crisis para servir sus objetivos".
Las líneas de fractura históricas podrían cambiar. África, por ejemplo, podría replantearse décadas de relaciones con los europeos.

Y más allá de las lógicas regionales, es una cierta idea del mundo la que está amenazada. Porque si bien la coordinación internacional, ya debilitada por el unilateralismo de Donald Trump, es esencial para frenar la enfermedad, no se ha impuesto a las decisiones nacionales.
"¿Qué legitimidad tendrán las instituciones internacionales si no tienen la autoridad para gestionar las crisis? (...) El sistema mundial en el que vivimos podría fragilizarse con esta crisis", agrega.
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