sábado, 28 de mayo de 2022

EL MUSEO TAURINO DE MERIDA

Álvaro Sandia Briceño
Agradezco la amable invitación de mi estimado amigo el Licenciado Alejandro Salcedo, Director del Museo Taurino de Mérida, para participar en este conversatorio con motivo de celebrarse en esta fecha, 18 de mayo, el Día Mundial de los Museos, y también para hablar del Museo Taurino de Mérida, que lleva el nombre “Hermanos Girón”, esa dinastía maracayera que dio tanto lustre a la historia taurina del país. El Museo está ubicado en el Patio de Cuadrillas de la Plaza Monumental de Toros de Mérida Román Eduardo Sandia, con entrada también por el Estacionamiento Oficial.

En este mano a mano programado por el Museo Taurino de Mérida, tendré el placer y el honor de compartir en este ruedo cordial, anécdotas y recuerdos con Víctor Ramírez, “Vitico”, cronista taurino de bien ganada fama.

Aunque en el Cartel de esta corrida no se ha anunciado quién será el sobresaliente de espadas, me imagino que el propio Alejandro Salcedo “El Museista”, podría asumir esta responsabilidad y a lo mejor termina despachando los cinco toros restantes como recientemente le correspondió hacerlo a Álvaro de la Calle ante el percance sufrido al entrar a matar el primer toro de Victoriano del Río el diestro Emilio de Justo, en la corrida del Domingo de Ramos en la Plaza de Toros de las Ventas de Madrid.

Y como ya sonaron clarines y timbales e hicimos el paseíllo montera en mano, toricantanos como somos, solo nos queda pedir a Dios que reparta suerte a nosotros, los ponentes, y a los asistentes a esta corrida de afecto y calor taurino.

Aristóteles escribía, en el siglo IV (a.C) que “la creación artística nace de un impulso formativo y de la necesidad de expresión emocional. El objeto del arte no es el de representar la apariencia exterior de las cosas, sino la esencia misma de ellas, porque esto último y no los manierismos externos y detalles constituyen la verdadera realidad”.

No vamos a entrar en la definición de lo que es el arte, pero si nos dejamos llevar hasta el siglo XIX podemos entresacar algunos enunciados que tratan de explicarlo: “Arte es la naturaleza expresada a través de un temperamento” o “un paisaje es un estado del alma” y sobre el artista o qué es el artista, se ha llegado a decir que “El artista se debe a su comunidad”, “El artista expresa el medio en que vive” o que “El arte debe ser la expresión del momento”.

Más allá o más acá de lo que es el arte o los que son los artistas, el tema que nos atañe es el de los museos y en qué consisten y luego hablaremos de los museos taurinos.

La palabra museo deriva del latín museum y es el edificio o lugar destinado al estudio de las ciencias, letras humanas y artes liberales; es el lugar en que se guardan colecciones de objetos artísticos, científicos o de otro tipo, y en general, de valor cultural, convenientemente colocados para que sean examinados,  y las instituciones, sin fines de lucro y abiertas al público, cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de los objetos que mejor ilustran las actividades del hombre o culturalmente importantes para el desarrollo de los conocimientos humanos y por extensión, el lugar donde se exhiben objetos o curiosidades que pueden atraer el interés del público con fines turísticos.

El museo, tal y como se le concibe hoy en día, surge en el siglo XVIII, y ha sido y sigue siendo, una institución destinada a conservar y exponer en un orden establecido, colecciones de obras de arte o diferentes objetos. Hay algunos precedentes importantes.

Durante el Renacimiento y el Barroco se formaron algunas importantes colecciones de arte, algunas tan grandes que ocupaban edificaciones enteras. Esas colecciones de arte sirvieron posteriormente de base para la creación de los grandes museos europeos, el primero de los cuales fue el Museo Británico de Londres, que fue constituido en el año 1753.
La Revolución Francesa nacionalizó las colecciones de arte reales y eclesiásticas que dieron origen a varios museos públicos, entre ellos el Museo Central de Arte, creado en el Louvre en París en 1793. Esa política, vamos a llamarla museística, llegó a diferentes países de Europa, y así se fundaron el Museo del Prado de Madrid en 1818, la National Gallery de Londres en 1824, el Hermitage en San Petersburgo en 1840, el Museo Arqueológico Nacional de Madrid en 1866, el Museo de la Haya en 1880 y la Tate Gallery de Londres en 1897.

Para los comienzos del siglo XX la principal infraestructura museística ya estaba constituida y se establecieron el Museo de Arte Moderno en 1929, la National Gallery en 1937 y el Museo Guggenheim en 1942, los tres en Nueva York. En Madrid, el Museo Español de Arte Contemporáneo en 1968, sustituido en los años noventa por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y en París, el Centro Nacional del Arte y de la Cultura Georges Pompidou en 1977 y el Museo de Orsay en 1986. 

El Museo de la Acrópolis en Grecia, fue reorganizado después de la Segunda Guerra Mundial y es uno de los más importantes del mundo. Si el arte de Grecia es uno de los que llegaron a la cumbre en el recorrido del arte mundial y si la plástica quizás constituya la más típica manifestación del genio artístico griego, el Museo de la Acrópolis tiene el raro privilegio de contener, casi exclusivamente, obras maestras de los siglos del gran auge del Helenismo antiguo y de su principal centro artístico Atenas, dedicadas al más famoso de sus santuarios el témenos o recinto sagrado de Atenea Poliás.

Hay ciudades-museos y museos-ciudades y para ponerlas de relieve tenemos que mencionar a Atenas en Grecia y a Florencia en Italia.

En Atenas debemos remontarnos a los arquitectos Ictino y Calícrates y al escultor Fidias, quien según Plutarco “todo lo tiene bajo su vigilancia y de todo es el superintendente”.

La Acrópolis es la suprema medida del arte clásico griego y la personalidad de Pericles pieza fundamental como inspirador de los proyectos para lo cual requirió de la colaboración de amigos suyos como Aspasia, el escultor Fidias y el filósofo Anaxagoras.  
 
Florencia en el siglo XV era el centro esplendoroso de la cultura europea con Boticelli, el poeta de la primavera como fue llamado en su tiempo, como figura central, apoyado por Lorenzo de Medicis. Boticelli prodigó en sus obras la belleza de sus figuras humanas alargadas, las caras dulces y puras y la delicadez de esas inconfundibles “manos de Boticelli”. Era un artista capaz de pulsar las más íntimas cuerdas de nuestra alma.
Vivió en la edad de oro de Florencia y de la primavera artística del Renacimiento. Leonardo de Vinci, Miguel Ángel y Rafael, todos más jóvenes le sucedieron en el fervor de sus contemporáneos y en el mecenazgo de los Médicis. 
 
En nuestro país, en una Venezuela más dada a las confrontaciones guerreras que a las obras culturales, podemos historiar que el Museo de Bellas Artes de Caracas fue decretado por el Presidente Encargado de la República Victorino Márquez Bustillos en 1917, con sus secciones de pintura, escultura y arquitectura. Se inició en unos espacios de la Universidad Central de Venezuela. Se abrió oficialmente el 19 de octubre de 1919 con la exhibición de obras pertenecientes a la Academia de Bellas Artes. En la presidencia del General Eleazar López Contreras (1936-1941) se comisionó al reconocido arquitecto Carlos Raúl Villanueva el proyecto del nuevo Museo inaugurado en ese período presidencial. En 1976 se amplía y hoy tiene 18 salas de exposición que reúne colecciones de épocas distintas del arte de toda América y de Europa, y fundamentalmente de artistas venezolanos.

Posteriormente se crearon la Galería de Arte Nacional y el Museo de Arte Contemporáneo bautizado, acertadamente, con el nombre de Sofía Imber, su fundadora y principal propulsora, hoy lamentablemente cerrado y sin que se sepa el estado de conservación de su valiosa colección y el destino de sus miles de piezas, unas en exhibición y otras en resguardo, que podrían ser mostradas con orgullo en cualquiera de los más importantes museos del mundo.

En Mérida hemos de citar el Museo de Arte Moderno, el Museo de Arte Colonial, el Museo Arquidiocesano, el Museo de Arqueología, el Museo de Ciencia y Tecnología y por supuesto nuestro Museo Taurino de Mérida, entre los más importantes y dignos de destacar.

Los Museos Taurinos existen en casi todas las Plazas de Toros del mundo donde se han destinado espacios para que allí funcionen. En España destacan los de Sevilla, Granada y Alicante, pero quizás el más famoso es de la Plaza de Toros de Las Ventas en Madrid.

El Museo Taurino de la Plaza de las Ventas está ubicado dentro del recinto de la Plaza de Toros. Fue creado en 1951 por la Diputación Provincial de Madrid bajo la presidencia de don Mariano Ossorio Arévalo, Marqués de la Valdivia, e inaugurado el 15 de abril de 1951, festividad de San Isidro Labrador, patrono de Madrid. Tiene centenares de retratos, miles de carteles, fotos y revistas, cuadros de los héroes del toreo de los siglos XVIII y XIX como Juan Romero, Joaquín Rodríguez “Costillares”, Pedro Romero, Pepe Illo, Francisco Montes, Manuel Domínguez “Desperdicios”, Francisco Arjona “Cúchares”, Salvador Sánchez “Frascuelo” y Rafael Molina “Lagartijo”. De toreros del siglo XX como Vicente Pastor, José Gómez Ortega “Joselito”, Juan Belmonte, Marcial Lalanda, Ricardo Torres “Bombita”.

Esculturas en bronce, tres dedicadas a Juan Belmonte, bustos de Antonio Bienvenida, César Girón y Gregorio Sánchez y la talla en madera de Domingo Ortega, obra del escultor Sebastián Miranda.

También hay multitud documentos, grabados, vestidos de torear y capotes de paseo.
Como dato adicional, en el Museo de Cera de Madrid, ubicado en el Paseo de Recoletos, al lado de figuras históricas como Cristóbal Colón y los Reyes Católicos Fernando e Isabel, del rey Emérito Juan Carlos y del rey Felipe y de la reina Letizia, futbolistas como Pelé, Di Stefano, Messi, Cristiano Ronaldo e Iker Castillas, artistas de cine como Marilyn Monroe, cantantes como Madona, Lola Flores, Rocío Jurado o Raphael, hay una sección dedicada a toreros famosos como Belmonte, Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordoñez,  y podemos ver, en tamaño natural, el momento en el que el toro Islero propina la cornada fatal a Manolete en la Plaza de Toros de Linares el 28 de agosto de 1947 y la cogida del toro Pocapena del Duque de Veragua al diestro Manuel Granero, en Madrid, una de las más impresionantes que se han visto en los ruedos, el 7 de marzo de 1922, cuando alternaba con Juan Luis de la Rosa y Marcial Lalanda. 

El Museo Taurino Mexicano es propiedad de Don Diego Carmona Ortega y su colección supera la cantidad de 3.000 piezas, entre carteles, cabezas de toros, trajes de luces, fotografías y una interesante colección de carteles de seda y papel del siglo XVIII. Entre las obras de arte, de verdad impresionante, se pueden apreciar cuadros de Roberto Domingo, Carlos Ruano Llopis, José Puentes y Francisco Flores.

En uno de los espacios de la entrada se pueden adquirir naipes, castañuelas, juegos de café, vasos, bandejas, abanicos, todos con motivos taurinos, para que el turista o aficionado taurino adorne el Rincón Taurino de su casa.

El Museo Taurino de Mérida es uno de los más completos del país dedicado a conservar y a mostrar los distintos objetos relacionados con el arte de los toros. Se inició en el año 1992 siendo Presidente de la Comisión Taurina Municipal el Dr. Miguel Rondón Nucete.

Con los años ha ido adicionando piezas obsequiadas por toreros, apoderados, periodistas, aficionados y amigos de la fiesta brava que pronto obligarán a una ampliación de sus espacios. 
Las Comisiones Taurinas del Municipio Libertador y las Juntas Directivas del Complejo Recreacional Albarregas S.A. (COREALSA), ahora COREMER, empresa propietaria de la Plaza de Toros Román Eduardo Sandia, han procurado la continuidad de su actual Director Alejandro Salcedo, lo cual es signo de la confianza que les merece y de que nos esperan muchos años de calidad museística. 

En nuestro Museo Taurino podemos admirar cabezas de toros, trajes de luces como los de Bernardo Valencia, Omer Fresneda “Gitanillo de América”, y Nerio Ramírez “El Tovareño”, una camisa de nuestro coterráneo César Faraco y camisas de otros matadores de toros, arenas de los ruedos de todas las plazas del mundo, entre ellas la de Colonia del Sacramento en Uruguay, plaza inaugurada el 9 de enero de 1910 con un mano a mano entre Ricardo Torres “Bombita Grande” y Manuel Torres “Bombita Chico”, hoy reliquia arquitectónica e histórica, porque no se celebra allí una corrida desde hace más de 100 años, una foto autografiada del matador de toros mexicano Silverio Pérez, el del célebre pasodoble que compusiera Agustín Lara, retratos al óleo de Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro”, de Bernardo Valencia y de “El Tovareño”, todos de Iván Belsky y  de inmenso valor artístico y económico, pinturas de López Canito, plumillas de Julián Varona, serigrafías de Remy J. López Remydenegro; discos, una muy completa biblioteca con libros sobre temas taurinos de autores nacionales y extranjeros entre los cuales destaca la Enciclopedia “Los Toros –Tratado Técnico e Histórico-“ de José María de Cossio; monteras, zapatillas, medias, banderillas, estaquilladores, trajes camperos, trajes de toreros bufos, estoques, un burladero que data de la inauguración de nuestra  Plaza de Toros, fotografías, carteles de corridas en diversas plazas del mundo, un traje de forcados, que según los propios forcados, que han actuado varias veces en nuestra Plaza de Toros, es el único que han visto en exhibición en algún Museo Taurino en el mundo.

En dos espacios separados se exhibe una camisa y en otra las mangas de esa camisa de Morante de la Puebla y esto tiene una explicación: La última vez que toreó Morante de la Puebla en nuestra Plaza de Toros cayó un tremendo aguacero merideño y Morante, para tener más agilidad en sus brazos, decidió cortarle las mangas a la camisa. Después de la corrida se las ofreció a nuestro estimado Director del Museo Alejandro Salcedo, quien una hora después se presentó en la habitación del hotel donde se hospedaba el torero y este, fiel a su promesa, le hizo entrega de ambas piezas de su indumentaria taurina y por eso están en marcos separados. 

Pasear por los espacios de este Museo Taurino, es una verdadera delicia para nuestros ojos y una fuente de conocimientos históricos.

El Museo de Arte Taurino de Mérida, bajo la acuciosa dirección del Licenciado Alejandro Salcedo y de su asistente Alejandro Peña, mantiene una invitación permanente a conocer sobre la historia de nuestra Plaza Monumental de Toros Román Eduardo Sandia y de quienes la hicieron posible, del arte y de los toros, de quienes se juegan la vida en el ruedo y, sobre todo, para manifestar, una vez más, nuestro amor al más bello arte que conocemos: el arte de los toros.

Considero una idea estupenda que para celebrar por todo lo alto el Día Mundial de los Museos, nada mejor que este mano a mano, en este hermoso espacio de nuestra Monumental Plaza de Toros Román Eduardo Sandia, en que un avezado cronista taurino y un aficionado taurino trocado en Miembro de la Comisión Taurina de Mérida, comparten experiencias para resaltar la importancia de este Museo Taurino que debiera figurar como uno de los lugares de visita obligada de los turistas que vienen a disfrutar nuestra ciudad y también de los propios merideños, aficionados o no a los toros, porque la historia no admite calificaciones ni tampoco deslinda los gustos. Es una magnífica contribución a la cultura de toros y toreros. De verdad que vale la pena arrimarse al Museo Taurino de Mérida.
 
BIBLIOGRAFIA 
Miguel G. Arroyo C., “Arte, Educación y Museología”. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Caracas 1989.
Los Museos.  Espasa Calpe. Madrid 2005.
Jeorge Dontas, “La Acrópolis y su Museo”. Ediziones Clio. Atenas 1990.
Ernest Hauser, “Boticelli”. Madrid 1958. 
Museo de Cera de Madrid, History Gallery, sin fecha. 

Fotografías de Alejandro Salcedo, Leo Vielma y Germán D'Jesús Cerrada.
 
 
  
  

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