jueves, 25 de mayo de 2023

De Justo calma la ‘Dana’

Crónica de la 13ª de la Feria de San Isidro de Las Ventas



Por Javier Jiménez

Mundotoro

Llegó Emilio de Justo para poner las cosas en su sitio. Para calmar todas las tormentas y volver a colocarse como torero de Madrid. Aunque nunca ha dejado de serlo. Ni por mucho que no existiera esa ovación después del paseíllo que siempre caracteriza a esta afición cuando regresan los triunfadores. Era el termómetro de un ambiente que no estaba dispuesto a regalar nada. Sin embargo, la muleta de De Justo pudo con todo y cuajó la faena más rotunda de lo que va de feria. Tenía un triunfo mayor en el filo del acero. Pero ahí se quedó. Templar a ‘Dana’ también tiene su mérito. Faena de garra de Roca Rey entre el alboroto de un público por ver quién es el más sabio con el torero al que más y duramente se le ha medido durante la feria. De esas que rozan la intransigencia. Corrida dispar de hechuras propia de la variedad de hierros –La Ventana del Puerto, El Puerto de San Lorenzo, Valdefresno y Vellosino– frente a la que Manzanares volvió a pasar sin mucho lucimiento. 

Con mucho cuerpo, largo, pero armónico, al tener mucho cuello, fue el quinto. Un toro de El Puerto de San Lorenzo que tranqueó desde el inicio y tuvo una embestida muy definida. Lo paró Emilio de Justo con lances con la rodilla semiflexionada que tuvieron un gran poderío. De gran belleza. Como la media abrochada en la cadera. Había hasta ese momento una ambiente ruidoso en la plaza entre aquellos que imponían su criterio, con los que se rebelaban. Se levantaron ciertas protestas durante el tercio de varas al perder en alguna ocasión las manos, pero ‘Cigarro’ -nombre clásico de esta casa- se vino arriba en el tercio de banderillas, al que acudió presto, galopando con un ritmo sostenido a todos los cites. Buenos fueron los pares de banderillas de Morenito de Arles y Pérez Valcarce. Ambos tuvieron que saludar. 

El viento, que se encargó de disipar la probabilidad de lluvia durante la tarde, obligó a Emilio de Justo a utilizar los terrenos del tercio de los tendidos del 5 y el 6. Varios derechazos con la rodilla semiflexionada, apretando la embestida al reducirla en la línea curva, fue el inicio perfecto para una faena que no perdería nunca su tono. Acople entre torero y un toro que tuvo mucha categoría en su embestida, siempre por abajo y con mucha clase. El toreo a diestras fue rotundo, quedándose siempre en el sitio, dejando la muleta puesta en la cara, tirando de la embestida hasta detrás de la cadera, pero sin perder un ápice de largura en los muletazos. Todo con gran empaque y encaje. Y los pases de pecho, de pitón a rabo. No hubo más remedio que calmar el ambiente. Y aquellos que todavía intentaban censurar, eran silenciados por una mayoría que vibró con la faena de Emilio de Justo, que, finalmente, puso a todo el mundo de acuerdo. Tras tres tandas sobre la diestra de mucha intensidad, especialmente, la última, dejando la muleta para encadenar los muletazos cuando el toro ya iba perdiendo el celo a la salida, se echó De Justo la muleta a la mano izquierda. Sin la ayuda, molestó más el viento y la calidad del astado era menor. Precisó de tiempo entre muletazo y muletazo. Que respirara el toro y el torero. Varios tuvieron el empaque de la colocación más pura al citar de frente, con la suerte cargada. Volvió sobre la diestra y el tono subió hasta los mayores niveles de rotundidad. Algunos derechazos -sobre todo, para los adentros- fueron totalmente dormidos, con la embestida muy reducida. La faena más rotunda de la feria. Sin embargo, el acero no viajó certero hasta el segundo intento. El público pidió de manera tímida -y fría- la oreja. Pesó mucho un pinchazo, para una faena que debió ser reconocida, al menos, con una vuelta al ruedo. 

El segundo se convirtió en el primer toro devuelto a los corrales de la feria por su falta de fuerzas y en su lugar salió un sobrero de Vellosino con edad y mucho cuerpo. Toro grande que estuvo vacío de bravura. Siempre marcó su querencia hacia las tablas. Un inicio por doblones y una serie de Emilio de Justo por abajo fue el espejismo del toro que llega a la muleta sin emplearse ni gastarse nunca. Poco tardó en salir de nuevo sin celo, abriéndose hacia los adentros, lo que obligaba siempre al extremeño al tener que ganar un paso. Sin embargo, se estaba más pendiente de la colocación del diestro, que de la condición del astado. Imposible el lucimiento.

Roca Rey levantó pasiones frente al tercero. De aquellos que aprobaron su actuación y de los que se encargaron de censurarla. Fue el tercero un toro de trapío justo, aumentado por la grandiosidad del sobrero que había saltado al ruedo en el turno anterior. Marcó ese toro una buena condición en el capote, empleándose en varas con la cara abajo. Molestó Eolo a Roca Rey a pesar de cuajar un inicio de sumo dominio por alto. Tuvo este astado salmantino una embestida buena, aunque solo durase dos tandas. Se acopló pronto Roca Rey -nada fácil- muy preciso en alturas, toques y trazo. Llevarlo toreado, pero sin exigirle. Tandas con enorme mando e intensidad, con la figura erguida e, incluso, relajada por momentos. Cambió de mano el peruano y el viento le puso las tareas difíciles. Además, por aquel momento, el toro ya había bajado la persiana, quedándose corto. Algunos cantaron victoria, pero una serie por bernadinas puso de nuevo los cañones en posición. Tensión entre los tendidos. Imposible hacerlas más ceñidas. Parte del público se puso en pie antes de montar el estoque. Un pinchazo y una estocada baja impidieron que paseara una oreja. 

El sexto tuvo más hechuras de Lisardo, que de Domecq, por su cortedad de manos, pero su amplitud de sienes. Además, de su intención de humillar en el capote de Roca Rey, pero de manera muy dormida. Tuvo movimiento e inercias el astado, pero siempre con unos viajes por dentro casi imperceptibles que hacían muy difícil la ligazón. Además, como las fuerzas tampoco eran muy sobradas, las embestidas rebrincadas eran las más habituales. A éste, sí que lo mató en corto y por derecho.

El toro de Valdefresno que abrió la tarde puso cara el nivel de clase, pero bajo, el de fuerza. Y aquí, eso, es pecado mortal, por mucha categoría que tenga la embestida. Tuvo limpieza la faena, más acompañando la embestida, aunque faltó en ocasiones más temple y reunión. Había que estar muy preciso. Le recetó una gran estocada, lo mejor de su actuación. Con el cuarto, apenas tuvo opción pues llegó a la muleta con el fondo de casta por los suelos. No pudo darle dos muletazos seguidos. Y un apunte, ni los de La Ventana eran tan ‘domecqs‘, ni los de El Puerto tan ‘atanasios -lisardos’. Para los corrillos de las 12 de la mañana. 

Ficha del Festejo:

Hierro de La Ventana del Puerto - EspañaHierro de El Puerto de San Lorenzo - EspañaHierro de Valdefresno - España

Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Decimocuarto festejo de San Isidro. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de La Ventana del Puerto, El Puerto de San Lorenzo (5º), Valdefresno (1º) y Vellosino (2º bis), muy desiguales de presentación por su disparidad de hechuras. El tercero, con el trapío muy justo. El juego hizo honor a sus hechuras. El quinto fue el mejor, con humillación, clase y fondo. Se empleó mucho en los primeros tercios el tercero, que embistió con ritmo en tres tandas por el pitón derecho, aunque se rajó pronto. Con inercias, aunque viniéndose por dentro y con una embestida a veces con gañafones por su falta de fuerzas, el sexto. El cuarto, sin fondo. Con clase el primero, aunque muy justo de fuerzas. El sobrero fue manso y sin nada adentro. 

• JOSÉ MARÍA MANZANARES, ovación y silencio. 

• EMILIO DE JUSTO, silencio y ovación tras aviso. 

 ROCA REY, palmas tras aviso y silencio. 

Incidencias: Los banderilleros Morenito de Arles y Pérez Valcarce se desmonteraron tras parear al quinto. 

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