sábado, 13 de mayo de 2023

Ginés Marín: una faena de torero cuajado (Crónica de la 4ª de la Feria de San Isidro de Madrid)

El extremeño paseó una oreja en Las Ventas, al igual que Diego Ventura en el día de su regreso al coso madrileño


Por Javier Jiménez

Mundotoro

Estaba la tarde ya metida en el abismo cuando Ginés Marín se dispuso a brindar al centro del ruedo la faena del sexto. Incluso, se llegaron a escuchar unos pitos de aquellos que entendían que ante ese toro pocas eran las opciones de hacer faena. No eran minoría las cabezas por las que se pasó la misma idea. En casi todas, menos en la de Ginés Marín, que dejó una faena de torero cuajado. De esas de marcar el sitio y la distancia con el medio toro. Actuación solo para mentes que tienen la capacidad y la clarividencia de aprovechar cualquier resquicio de embestida. Y con la sensación, tras pasear una oreja de peso contra todo pronóstico, de que sólo hace falta que le embista un toro, para volver a acabar con el cuadro en Las Ventas. Regresaba Diego Ventura a Madrid y consiguió un triunfo en campo contrario, pues tuvo que levantar la frialdad del público en su primer toro a base de cuajar una importante faena frente al cuarto. En tarde con un público más propenso al rejoneo, el de La Puebla del Río hubiera salido sin lugar a dudas por la Puerta Grande. Pero anotar fuera de casa también tiene mucho mérito. Gran ambiente en la plaza, que registró un lleno, pero que apenas pudieron ver a Paco Ureña, que se encontró con un lote que no le permitió mucho lucimiento dentro de una corrida de Montalvo que estuvo bien presentada, pero que decepcionó por su juego. 

Muy serio fue el sexto, como toda la corrida, que enfundó respeto por su expresión y una musculatura muy desarrollada. No se empleó en los primeros tercios y llegó a la muleta con más síntomas negativos que positivos. Nada halagüeñas resultaron las embestidas hasta que Ginés Marín con enorme capacidad dejó un inicio de faena en los terrenos del seis con gran facilidad y variedad. Un molinete, un cambio de mano y un pase de pecho de pitón a rabo para dejar al toro más allá del tercio. Apretaba también el viento en una primera parte de la faena de coger distancia y ritmo al toro, que perdía las manos a partir del tercer muletazo. Tuvo el cuatreño de ‘Linejo’ el movimiento propio de un toro bien preparado, pero sin la raza, la clase y la entrega necesaria para embestir de verdad. Y al no tener eso, sí que tuvo fondo en esas inercias.

Siempre en media distancia, sin atosigar al toro, fue poco a poco Ginés Marín bajando la mano en una faena de estructura perfecta para aprovechar cada arrancada. Con el toro costándole mucho, no tuvo más remedio que coger la muleta del extremeño. Siempre asentado y con trazo largo, subió la faena el tono sobre la diestra. En una serie de todo o nada, de la que salió el toro afligido -le costó ya incluso pasar en los dos últimos-. Ese punto de inflexión llamó la atención del público, que había visto con ojos de intervalo hasta el momento el trasteo en prejuicio de una falta de lucimiento, que sólo la madurez de Ginés Marín fue capaz de dar la vuelta.  Con el toro ya con menos inercia, plasmó el extremeño los muletazos de uno en uno, buscando siempre la colocación de frente antes del embroque y la media distancia. Se inventó la faena con medio toro. De los más macizo del serial. La estocada con la que puso rúbrica fue para ponerla en las escuelas: en corto y por derecho, entrando con una enorme despaciosidad y haciendo la cruz. De premio. La oreja fue rotunda. El tercero estuvo tan escaso en su condición que solo duró una tanda y no permitió a Ginés Marín nada. También le mató de una gran estocada.

Una gran faena cuajó Diego Ventura en su regreso a Las Ventas al cuarto, un toro de Guiomar Cortés de Moura que salió sin mucho celo en los primeros tercios. Lo paró el rejoneador de La Puebla del Río a lomos de ‘Campiña’, fijando al astado, para lo que fue clave la decisión de dar dos rejones de castigo. Rompió el toro a embestir a partir de ese momento y Ventura lo cuajó a lomos de ‘Nómada’ en varios galopes de costado paralelos a tablas de enorme temple, con el toro cosido al estribo por toda la circunferencia del ruedo. Hasta el público menos asiduo al toreo a caballo no tuvo más remedio que aplaudir a la exhibición de Ventura. Varias banderillas atacando de frente, dando distancia, batiendo al pitón contrario y clavando al estribo, antes de meterse en los terrenos de cercanías con ‘Bronce’. Resultó ese tramo de faena vibrante, por la flexibilidad del equino, metiendo la grupa y los pechos a milímetros de los pitones del toro. Varias referencias al astado antes de clavar la banderillas aportaron variedad a una faena cumbre, que estuvo rematada con tres banderillas cortas al violín reunidas en una misma «perra gorda» con ‘Guadiana’Madrid en pie. Una nueva Puerta Grande que se esfumó en una pinchazo previo a un rejón de muerte que tumbó al toro sin puntilla.

Un pinchazo también se sintió como el mismo hielo en el primero. Y no porque el público estuviera del lado de Diego Ventura, al revés, pues pesó en el ambiente el abre plaza e incluso un público más dispuesto a ver el toreo a pie. Tuvo cosas buenas el toro de Cortés de Moura, más en el inicio que en los finales a pesar de sólo recibir un rejón de castigo. Destacó el de La Puebla del Río con ‘Fabuloso’, magistral en el toreo a dos pistas y en las banderillas de poder a poder. Una banderilla al quiebro con ‘Lío’, dando muchas ventajas y enorme mérito con el toro sin venir arrancado y viniendo, antes de cerrar con las banderillas cortas. Faena que en otro ambiente, en otra tarde y en otro turno seguramente se hubiera vivido de otra manera. También, de haber dejado el rejón de muerte al primer intento. 

Pocas opciones tuvo Paco Ureña, que dejó su carta de presentación en un arrebatado quite por gaoneras al segundo, como réplica de otro muy ceñido y de buen justo de Ginés Marín por chicuelinas. Apuntó este toro de Montalvo buen embroque en los primeros tercios, pero se movió más sobre las manos que con los cuartos traseros, por lo que las embestidas fueron más en línea recta y sin emplearse. Intentó el murciano coger el sitio en los terrenos paralelos a las tablas, pero la raza y el fondo también fueron escasos. Quiso más que puso. Aún así, la faena de Ureña fue muy seria. El que no quiso ni por asomo fue el quinto, que se puso muy complicado ya en el tercio de banderillas y llegó a la muleta sin ninguna opción a pesar de que Ureña lo intentara por ambos pitones. 

Ficha del Festejo:

Hierro de María Guiomar Cortés de Moura - PortugalHierro de Montalvo - España

Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Cuarto festejo de la Feria de San Isidro. Lleno de entrada. Toros de María Guiomar Cortés de Moura (1º y 4º), bien presentados y de buenas hechuras. Destacó el buen cuarto, con bravura, fondo y ritmo; y Montalvo, bien presentados, serios y de buenas hechuras. De deslucido y decepcionante juego en su conjunto. Segundo y sexto apuntaron cosas, pero no terminaron de entregarse y embestir de verdad. Además, se movieron sobre las manos. Muy venidos a menos el tercero y quinto. 

• DIEGO VENTURA, ovación y oreja.

• PACO UREÑA, palmas y silencio. 

 GINÉS MARÍN, silencio y oreja tras aviso. 

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