miércoles, 31 de mayo de 2023

Santiago Domecq o el sueño de Fernando Adrián


Crónica de la 19ª de la Feria de San Isidro



Por Javier Jiménez

Mundotoro

Estaba la feria buscando esa tarde rotunda que diera el golpe definitivo al serial. Esas que hacen amarrarte a la piedra sin querer abandonarla y que, cuando se produce, te sientes en la necesidad de contar lo que has visto. Llegó Santiago Domecq a Las Ventas con una corrida completa. 6 de 6. Con matices, perfecto. Pero todos con opciones. Un toro de ensueño le permitió cumplir su sueño a Fernando Adrián. Y cambiar su destino a base de un gran toreo. Una Puerta Grande que vino a refrendar una tarde en la que destacó el temple pagado con sangre de Álvaro Lorenzo y el arrojo sin distinción de Arturo Saldívar.


El quinto fue el toro que todo ganadero persigue: con unas grandes hechuras, de una clase exquisita, con bravura, humillación, fondo. Todo por abajo. De los que ponen de acuerdo a toreros y aficionados. Comenzó Fernando Adrián de rodillas en el centro del ruedo con varios pases cambiados por las espaldas, pero, pronto, vio la largura de la embestida y recetó tres naturales de hinojos de mucho trazo y encaje. Agradecía el astado espacio y tiempo entre las tandas, para que el depósito de la bravura volviera a colmarse.

Siguió al natural Fernando Adrián, para dejar otra serie de buen trazo y exquisito temple. Cogió forma y fondo la faena sobre la diestra en una serie que dio tono y dimensión de doble trofeo. Con la figura erguida, dejando siempre la muleta puesta en la cara, quedándose en el sitio, siempre en la línea curva, rematando los muletazos detrás de la cadera. Se cambió la muleta por la espalda como remate a esa rotunda serie el de Torres de la Alameda para fundirse en la embestida en un natural roto. Totalmente entregado a la suerte. Categoría de embestida y de faena, pues no era fácil estar a su altura. Y la sorpresa de un temple natural. El remate por muletazos por bajo fue una auténtica delicia, de enorme mando. Entró la espada al segundo intento tras un metisaca. Se resistió el toro en morir. Solemnidad: la muerte de un toro bravo. La ovación fue rotunda. La emoción perseguida durante una feria. Y dos vidas con el mismo sueño: Fernando Adrián y ‘Contento’, que fue premiado con los honores de la vuelta al ruedo.  


Ya había paseado en ese momento Fernando Adrián otra oreja del segundo, el astado que menos se empleó en varas y llegó a la faena de muleta con una embestida menos entregada, con más disparo. Tuvo el trasteo, tras el comienzo por estatuarios, la virtud del embroque y de enganchar las embestidas con la panza de la muleta, con sumo mimo. Arqueando ligeramente el cuerpo hacia adelante -sin perder la rectitud- para provocar la embestida y ganar el toreo en mayor dimensión. Faena muy seria, medida en tiempo y distancia, que, tras una estocada, fue premiada con una oreja pedida por la mayoría. 



Importante resultó la faena de Álvaro Lorenzo al sexto, un toro que embistió con profundidad, pero al que le costaba repetir y siempre marcó cierta querencia hacia los adentros. Comenzó el toledano en el centro del ruedo al natural, pero uno de esos viajes por dentro -hacia la querencia- le propinó una fortísima voltereta de la que salió herido. Y con la cara llena de sangre. Lo cambió de terrenos, desde los medios al tercio, y allí dio Lorenzo series muy caras de naturales. De uno en uno, de arriba a abajo. Todo con mucho temple. Algunos tuvieron trazo de circular. Muy seria actuación, que, tras la estocada, debió premiarse con una oreja pedida por mayoría. Pero, esta vez, no la concedió el presiente. Vuelta al ruedo.


Todo un tío fue el tercero, de pavorosa cara al enseñar las palas de los pitones. Tuvo el de Santiago Domecq una buena embestida por el pitón izquierdo, aunque con la necesidad de ganar en ocasiones el paso, al abrirle y tener que dejarle la muleta otra vez para el siguiente. Eso cortó el ritmo en ocasiones de las series. 

Arturo Saldívar se la jugó sin distinción dejando una gran imagen con su primero, un toro al que tragó en los momentos de los embroques y dejó muletazos de mucho mando y largura. Con la mano baja. De aquellas faenas que tienen la mala suerte de abrir la tarde. Además, sufrió varias volteretas con enorme violencia. Con el cuarto, otro toro importante, dio siempre distancia e inercias, perdiendo pasos, sin renunciar a la ligazón, ni al trazo largo de los muletazos. Lástima que cuando cogió tono por el derecho, el viento le impidió hacerlo al natural. Pero la tarde era el sueño era de Fernando Adrián y de Santiago Domecq. Y dos apuntes: otra lección con los palos y en la brega de Curro Javier y el pecado de cuartar la pasión de la gente. Las Puertas Grandes soñadas nunca tuvieron caballos para separar al torero del pueblo. Sólo son uno. Dejemos a la gente que se apasione con el toreo. Y con los toros bravos. 

Ficha del Festejo:

Hierro de Santiago Domecq - España

Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Decimonoveno festejo de la Feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada. Toros de Santiago Domecq, encastado y exigente el primero, ovacionado en el arrastre; con movilidad el segundo, ovacionado en el arrastre; bueno el tercero, también ovacionado; con movilidad el cuarto; excelente el enclasado quinto, Nº 14. ‘Contento’, negro, 599 kgs., de 11/18de vuelta al ruedo; bueno pero a menos el sexto. Saludó el mayoral de Santiago Domecq.

• ARTURO SALDÍVAR, ovación y silencio tras aviso;

• FERNANDO ADRIÁN, oreja y oreja; 

• ÁLVARO LORENZO, silencio tras aviso y vuelta al ruedo (herido).

Detalles: Se desmonteraron Curro Javier tras parear al tercero y Raúl Ruiz en el sexto. Saludó también Curro Javier por su buena labor de brega en el sexto. El mayoral de la ganadería de Santiago Domecq fue obligado a saludar por el juego completo del encierro. 

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