Con el ganadero Chuo Riera en los preparativos en "Los Aranguez" Manolo Vanegas recién bajado del avión.
Jesús Ramírez "El Tato"
La historia del matador de toros venezolano Manolo Vanegas, es digna de recordar porque es claro ejemplo de resiliencia, de amor propio, de férrea disciplina y fé.
Un lamentable percance con un toro de "Hoyo de La Gitana" en Ledesma, Salamanca cuando se preparaba para regresar a Vic Fezensac, lo mandó a los médicos con las peores expectativas de vida. Primero en al Hospital Vírgen Vega de Salamanca y luego al Hospital de Paraplégicos de Toledo, donde solo se oye el ruido de las sillas de ruedas
El toro le destrozó las cervicales y arrojó un diagnóstico tétrico en ese junio de 2018
Tras las operaciones y largas, y tortuosas sesiones de terapia ocupacional, Manolo recobró la movilidad y luego el milagro de caminar y valerse por si nismo finalmente, pero sin poder cumplir el sueño de regresar a la arena con el àureo traje de sus triunfos.
Fernando Vanegas fruto del I Certamen, triunfando en España con los subalternos venezolanos Enrique Herrera y Enzo Antequera en la cuadrilla
Tras seis años de aquel mal recordado momento, Manolo Vanegas con 30 años de edad, libre de pensamientos y acción, vuelca ahora su espíritu valeroso de lucha, en la búsqueda de nuevos valores a través de certámenes de riguroso baremo, que se cumplen en ganaderías venezolanas con alumnos de las escuelas taurinas existentes.
Su objetivo es claro y preciso con serios eventos, que comienzan en la ganadería yaracuyana de Campolargo y que tendrán la gran final de triunfadores en la monumental Hugo Domingo Molina de San Cristóbal.
Diremos que por el percance se perdió un gran torero venezolano de alto perfil, pero se ganó un hombre de bien, con los pies firmes en la tierra, para experimentar con otros soñadores, esa oportunidad de inicio que él no nunca tuvo, abriéndose camino sin nada regalado, optimista y con una nueva visión de vida con corazón de acero y coraje invencible.
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