Los aficionados y personalidades del toro se manifestaron frente a la Cámara de Diputados de Ciudad de México para reivindicar el valor de la fiesta brava
Guillermo Leal
Aunque de antemano sabía que no le iban a hacer nada, porque los taurinos no se caracterizan por ser violentos, el diputado Jesús Sesma, que goza de la zaca de animales, pero es el principal promotor de los antitaurinos en México, sin importarle que dejaría a miles de mexicanos sin sustento para la vida, cruzó la pacífica asamblea que los taurinos celebraron esta mañana en el centro de la ciudad, frente a la Cámara de Diputados, uno de los edificios más bellos del País, pero que alberga a algunos políticos ‘populistas’ que, sin importarles los derechos de las personas, la tremenda falta de seguridad, alimentos, medicinas para los seres humanos, buscan ‘proteger’ al toro de lidia exterminándolo, en un sin sentido inexplicable.
Toreros, ganaderos, algunos, muy pocos, matadores, empresarios, y, lo más importante, los aficionados se reunieron, de manera pacífica, para hacer valer su derecho a asistir a las corridas de toros, un espectáculo lícito, que da sustento a miles de mexicanos, y es un gusto para millones que asisten año con año a las diferentes plazas de toros del país.
‘Corridas de toros, sustento familiar’, ‘los taurinos también votan’, ‘VALER (valentía, amor, legado, entrega, respeto’, ‘los toros, patrimonio cultural’, ‘no son solo tradiciones y arte taurino, es el empleo de varios humanos, el que está en juego‘, son algunos lemas que se leían en las pancartas a las puertas del recinto legislativo de la Ciudad de México.
El valedor prohibicionista Jesús Sesma intenta provocar a los manifestantes por toreo… pero no lo consigue. Sesma, nervioso, pero con aparente tranquilidad, cruzó la manifestación y no faltaron algunos gritos entre el que destacó el de ‘traidor’, que no es una ofensa, sino una realidad, pues el diputado fue electo por la gente a la que ahora quiere despojar de sus derechos y lo más grave, a dejarlos sin sustento ni manera de poder vivir. Y eso, aquí y en China, es traición.
FOTOGALERÍA: FER TREJO
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