Jesús Ramírez "El Tato"
Tres matadores de toros y un rejoneador, todos venezolanos, tienen cita los días 10 y 11 de mayo en San Felipe con motivo de la feria que cumple 67 años de tradición.
Son cuatro representantes de nuestra torería con sueños que tienen hambre de triunfo sonoro, en una feria corta que presenta adicionalmente el atractivo de astados que completan los dos encierros con las divisas de "Los Aranguez", Campolargo y "San Antonio", es decir variada gama de encastes.
El rejoneador José Luis Rodríguez, de destacadas actuaciones recientes en San Cristóbal y Mérida, viene a San Felipe, donde el toreo a caballo tiene especial predilección. El centauro merideño, con renovada cuadra de caballos y además con madurez profesional, no será esquivo al triunfo que sueña abrazar en ambos compromisos.
Eduardo Valenzuela conoció los intrincados caminos del toreo en tierras peruanas, después del autoexilio posterior a los sonados triunfos en nuestras ferias y plazas, donde San Felipe no es la excepción de su paso triunfal. Repetir actuación exitosa en tierras de Yaracuy forjaría su camino para un retorno merecido y esperado a las más importantes ferias.
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| Eduardo Valenzuela: valor y conciencia para triunfar. |
Manolo Muñoz tiene el importante compromiso de validar la explosiva y triunfal actuación reciente de Mérida. Para ello se vale de dos actuaciones, cuatro toros para quitarle el hambre al sueño de triunfo que arrastra en nuestras plazas que parecen abrirse. Cuatro son más que dos, aunque dos pueden ser suficientes y mucho más que cuatro en el complejo mundo taurino.
Antonio Suárez, el artístico torero tachirense, viene de dos tardes de sagrada comunión con la afición de San Cristóbal y Mérida por la pureza de su toreo que llega a lo más profundo del misterio del temple y el torerismo. San Felipe, la tierra de María Lionza, no le es ajena porque allí triunfó cabalmente con corte de tres orejas y trofeos feriales.
La plaza portátil "El Torero" del matador Manuel Medina "El Rubi" ya comenzó a ser instalada en el lugar de costumbre de la capital yaracuyana con el apoyo de las autoridades municipales, leales y respetuosas de las tradiciones e idiosincrasia de su pueblo.
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