*** Será acaso el Santo Patrono San Pentecostés quien le ilumine la luz al final del túnel; ante dos luminarias figuras de turno en lo que va del siglo XXI: Morante de la Puebla y Alejandro Talavante con toros de Garcigrande (Domecq Solís - Salvador Domecq / El Torero).
(ESPECIAL) EDUARDO RAVELL.-
COLUMNISTA TAURINO DEL DIARIO PICO BOLÍVAR DE MÉRIDA, VENEZUELA, Y DEL BLOG NOTIFERIAS PA' TODO EL MUNDO.
Cuando uno oye decir que a las figuras les gusta torear, es cuando sale a relucir ese encaste tan noble que se deja llevar hasta las muñecas de cada figura. Las figuras son, en gran parte figuras, porque seleccionan los toros nobles que dan juego y, obviamente, porque se garantiza un alto porcentaje de tocar pelo siempre y cuando el acero responda y el pulso no tiemble en su momento. Es acá donde veremos hasta dónde puede llegar Marco Pérez y su "tiza" para cortar las orejas o, en su efecto aunque sea una.
LOS GARCIGRANDE... ¡Bien seleccionados y con puro Domecq para solventar el mal momento de Madrid en solitario./ Mundotoro.
Morante y Talavante son un espejo de alto relieve para apadrinar y testimoniar lo que el siglo XXI está señalando con el oriundo de Salamanca, tierra de gracia de su Majestad Santiago Martín EL VITI, el verdadero rey de puertas grandes de Madrid, como matador de toros y también de novillero, con 36 orejas cortadas y 14 puertas de par en par.
Lo de Su Majestad le viene al de Salamanca por sus iniciales: S. M., Santiago Martín. Figura en maestro con rango de inmortal... Menudo reto él que asume, a sus 17 años, el bien llamado Niño Prodigio del toreo, que tiene en su haber un récord nada agradable y para el olvido: debut y despedida de novillero hace pocos días en Las Ventas de Madrid y a quien le seleccionaron para su encerrona unos ejemplares con peso de los 500 kilos y en edad... ni hablar y, como si fuera poco, los del Freixo, hierro duro de hacer hilo.
Marco Pérez salió barato en Madrid, donde la deuda está pendiente y su majestad S. M. El Vito sigue campante en su historial salmantino. Llega el propio bautismo del doctorado ante San Pentecostés del consagrado Coliseo de Nimes, en tierras galas donde lo francés taurino se deja escuchar hasta en Roma y su otrora legendario coliseo de risas y llantos.
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