martes, 29 de julio de 2025

El dolor de los golpes y el trauma de ser etiquetado como delincuente: un venezolano cuenta las cicatrices que le dejó el Cecot



AlbertoNews

Eso fue alrededor de… no recuerdo muy bien. ¿Mediados de noviembre? Llevaría yo cinco meses detenido apenas. Ya había estado en Otay Mesa, en San Diego, California. Estuve en Mississippi, también estuve en clasificación baja. Y luego llegué allá a Louisiana de igual manera, en clasificación baja. De hecho, en Mississippi hice mi (entrevista de) miedo creíble y me entregaron el positivo. Los agentes de ICE me dijeron que solamente tenía que esperar mi salida, porque ya con el positivo yo tenía una fecha de corte, la cual estaba apuntada para el 2026, abril si no me equivoco. Yo me tenía que presentar en Memphis. Me dijeron: ‘Solamente tienes que esperar tu salida, porque ya hiciste tu miedo creíble, ya tienes tu positivo, ya aquí no puedes seguir detenido’. Y estaba tranquilo. Estaba esperanzado en salir cualquier día. No me desesperé hasta que llegué a Louisiana y le indiqué a los agentes de ICE, les enseñé mi positivo y el oficial de ICE lo agarró, lo vio, lo rompió y me dijo: ‘Esto aquí no te sirve de nada, aquí te vamos a cambiar la corte’. Ahí fue donde me enteré de que me iban a poner a pelear el caso de asilo detenido.

Luego que me cambian la clasificación naranja y todo eso, seguí esperando, tuve la segunda corte, tuve conversaciones con mi abogado, me dijo que todo estaba saliendo bien, que todo iba bien. Para mi tercera corte me cambian el juez (…) Mi abogado me vuelve a llamar y me pone al tanto de que cambiaron la jueza y que posiblemente todo podría salir bien, porque esta jueza era un poquito más flexible que el juez que yo tenía, que era muy racista (…). Ahí me volvió la esperanza nuevamente de volver a ver a mi familia, de poder estar allá con mi esposa, mi hermana. Siete días antes de que nos trajeran a El Salvador, el 8 de marzo, me dicen que voy transferido. Y yo pensé: cómo me van a transferir a mí, si yo no tengo deportación, yo estoy peleando mi caso, cuando había muchos venezolanos que habían firmado deportación y estaban esperando deportación. Yo me extraño, llamo a mi hermana, le empiezo a decir que qué pasaría, que para dónde me van a enviar. Mi hermana me dice que tranquilo, que quizás iba a otra detención donde iba a pelear mi caso y bueno, me fui confiado. Le pregunté igual a los de seguridad que a dónde iba, me indican que iba a Alexandria, a otra detención allí en Louisiana y que de ahí de seguro sería transferido a otro lugar. Me fui con mis compañeros, tranquilo. Cuando llegamos a Alexandria nos montan en los aviones y nos llevan allá, a Texas, a la detención del Valle, se llama. Ahí solamente duré unas semanas y nunca nos enteramos de que íbamos a El Salvador. Empecé yo a llamar a mi abogado y no pude contactarme con él mientras estuve en el Valle. Ellos nos dicen que vamos a ir deportados a Venezuela. Y yo me extraño nuevamente y empiezo a hablar con oficiales de ICE de cómo voy a ir deportado si yo no he firmado ninguna deportación, yo estoy peleando mi caso y tengo corte el 10 de abril, yo tengo mi última corte el 10 de abril, yo no puedo ser deportado. Les empecé a decir que eso que ellos estaban haciendo es ilegal y ellos solo respondían de mala manera y me decían, si lo puedo decir, recuerdo muy claramente que el oficial de ICE me dijo: ‘Allá en tu puto país vas a seguir peleando tu caso’. (…) Allí llamo a mi hermana, le explico lo que está pasando y me dice que no, que cómo va a ser, cómo me van a sacar deportado si yo estoy peleando mi caso. Trata ella de comunicarse con el abogado a ver qué se puede hacer. En mi mente estaba no montarme en ningún avión, pero obviamente el oficial de ICE me dijo que si no lo hacía por las buenas, lo iban a hacer por las malas. (…) Tanto fue que estaba ya también como que cansado de estar detenido, estar pasando por esa situación, ya que nunca en mi vida había estado detenido o alejado de mi familia. Y con la esperanza de venir a Venezuela y estar con mi familia, yo le dije a mi hermana: ‘Tranquila, yo me voy a Venezuela, empiezo de nuevo. Hago las cosas desde cero’. Y ella se puso a llorar, tanto que habíamos peleado, de esperar con la esperanza de poder entrar y no pudimos. Pero igual venía como con alegría porque iba a estar con mi familia. Cuando nos sacan de ahí del Valle, nos llevan al aeropuerto, están tres aviones de la aerolínea Global X, nos empiezan a subir en los aviones y nos dicen que no podemos subir las ventanillas de los aviones cuando despegamos, que las ventanillas tenían que estar abajo. De hecho, un compañero subió la ventanilla, lo vieron. Los oficiales de ICE lo golpearon, le colocaron una especie de franela de fuerza en la que él quedó atado y lo sentaron en los últimos puestos y ahí le iban diciendo cosas, él les decía groserías, los de ICE le respondían con groserías. Los oficiales de ICE también nos maltrataron en el avión.

3 comentarios:

Ana Jasmín Pineda dijo...

Las VENTANILLAS de los aviones DEBEN ESTAR ABAJO para el momento del despegue. O es que nunca se había montado en un avión?

Anónimo dijo...

¿Y qué puedo comentar de algo que desconozco?

Anónimo dijo...

Fui Aeromoza y nunca me enteré lo de las ventanas eso es a gusto del pasajero que gente tan mala Dios.